jueves, 31 de mayo de 2012

El vestíbulo del Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco, Guanajuato,

  Entramos al Santuario y lo primero que encontramos es una especie de vestíbulo que, desde ese momento nos deja ver la expresión incontenible de un barroco indescriptible, en uno de los muros aparece uno de los tantos detalles elaborados por Pocasangre, es "la figura de un indígena, tal vez Moctezuma, con un collar de plumas, una diadema de oro y en la mano derecha otra corona". A un lado de esta composición hay una pila de agua bendita.

  Y desde allí, el acceso al Santuario, vemos esta especie de medallones, pintados también por Pocasangre con poesías del padre Luis Felipe Neri de Alfaro, la combinación entre pintura y texto convierte a este recinto en algo único en nuestro país. "Tu siniestro pie Señor, que atento miro clavado, de todos sea venerado, y a todos cause dolor". Impresiona, al ver, y sobre todo al leer, la constante de los conceptos de sufrimiento, dolor, sangre, sin duda, el padre Alfaro estaba poseído por la sola idea de la pasión y muerte de Jesús.

  "El muro sur, en donde se encuentra el acceso a la capilla de Belén, cuenta con una alegoría pictórica maravillosa. En él se halla pintado el retrato de Carlos III, rey de España, que representa como lo indica Pocasangre al lado de la cara, a Europa. Vestido con gran elegancia y pompa, el rey español sostiene en la mano izquierda la corona y en la derecha el poderoso cetro".

  Hemos caminado apenas un par de metros dentro del Santuario y estamos sorprendidos y, a la vez, comenzamos a sentir ese especial sentimiento que crean las escenas que allí se representan, la idea del padre Alfaro fue perfectamente interpretada por el pintor, (queretano, creo), Pocasangre, eso de transmitir el pasaje final de la vida de Jesús en toda su intensidad. Sorprendente, además, me parece la extraña coincidencia del nombre Pocasangre, con la idea vehemente del padre Alfaro de la punición y, consecuentemente, de la presencia de la sangre, la sangre divina, decía él.

  Se dice que hubo un momento en que los muchos fieles que acudían a los Ejercicios Espirituales conservaban como reliquia, cáscaras que arrancaban de las paredes de la Santa Casa, manchadas de sangre que pensaban era producto de las continuas e intensas mortificaciones corporales que el padre Alfaro se imponía, quizá sea esa la razón de que hasta hace poco el uso de los silicios metálicos era algo común entre los ejercitantes, al grado tal que hubo la necesidad de prohibirlos.

  Vemos como, en esos puestos callejeros dispuestos a un centenar de metros del Santuario, uno los recuerdos que del sitio se venden, son precisamente esos mortificadores, no de los metálicos, los prohibidos; sino una versión hecha en ixtle. El libro de oraciones es el otro objeto más vendido entre los asistentes al Santuario. Pero volvamos al recinto.

  Alternadas van las pinturas que escenifican los pasajes más representativos de la vida de Jesús, especialmente, ya lo anotábamos, los de sus últimos días de vida terrena; alternados, pues, van los versos de Alfaro. Aparecen imagenes de bulto de santos, todos ellos con una fuerte relación al concepto desarrollado dentro del recinto. Vemos, además, esa fuerte interrelación que hay entre la órden de los Oratorianos, a la que pertenecía Alfaro, y la Sociedad de Jesús, la fundada por San Ignacio, creador de los Ejercicios Espirituales.

El baptisterio con la imprescindible escena del buatismo de Jesús por San Juan...

  Todo muro, cúpula, arco, todo, absolutamente todo, va integrado en el concepto pictórico desarrollado por Pocasangre, todo en armonía, ofreciéndonos al final un barroco de tintes únicos. "El estilo barroco se considera como un estilo rebelde, que modifica los órdenes de lo clásico y no se deja encasillar por cánones, "constituye en sí algo dotado de vida y que lleva en su espíritu un germen de complicación, llega un momento en que la esencia clásica, es decir, los órdenes, desaparecen bajo una fantasía cada vez más despierta". Es, por antonomasia, el estilo de la Contrarreforma, la expresión del arte jesuita y filipense como vanguardia del ánimo renacentista de la Iglesia -que en México adquirió un carácter particular- en el Bajío: una personalidad regional y en Atotonilco una importancia microhistórica". (Aquí el autor cita a Manuel Toussant).

  La construcción del Santuario inició el 3 de mayo de 1740, concluyó luego de 8 años de trabajos y el 20 de julio de 1748 se dedicó. Ambas son fechas representativas en el calendario litúrgico Católico, ya que el 3 de mayo es el día de la Santa Cruz, y el 20 de julio se celebra al Profeta Elías, el que "ha de volver a la tierra para predicar la segunda venida de Jescuristo". (Calendario de Galván 2012).

  Esto que ahora vemos a través de la puerta-celosía es la Capilla del Santo Sepulcro, conocida también por El Calvario, una de las seis capillas que conforman el recito. En esta hay una muy particular historia que se entreteje con la leyenda, ya que en la escena del Clavario aparece solo dos de las tres cruces, falta la de Gestas, al lado derecho, esto debido a que, cuentan, hubo un tiempo en que el templo estuvo cerrado, creo 30 años, y en uno de los tantos asaltos que hubo, sacaron esta imagen la cual fue arrastrada por un caballo y, obviamente, destruida. Al parecer eran tiempos Cristeros.




  Otro punto excepcional en este, digamoslo así, vestíbulo, (creo hay un nombre específico para estos espacios dentro de los templos, pero ahora no lo tengo en mente), la puerta también fue usada para más representaciones, aquí, en el marco alto, vemos todas las virtudes...

Y escena de la vida de Jesús en la cara interior de la puerta...

Inscripciones en la cara exterior de la puerta...

  Los demonios que anotan en sus libros los nombres de pecadores que serán llevados a sus dominios en los infiernos... discursos continuos de ideas medievales encontramos en cada rincón del Santuario.

Una obra, insisto, excepcional, y apenas hemos visto el vestíbulo. Las siguientes fotografías son de la cara que da a la que fuera la Calle Real... mañana veremos el interior del Santuario el cual, por una razón muy sencilla le fue dado el título de Patrimonio de la Humanidad: su magnificencia.




  Los textos en cursiva han sido tomados del libro La soledad del silencio. Microhistoria del santuario de Atotonilco. Jorge F. Hernández. FCE-U de Guanajuato. México, 1991.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Las esculturas en el Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco, Guanajuato.

  Este es el altar mayor del Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco, Guanajuato, destaca la imagen, claro está de un Jesús Nazareno coronado con espinas, cargando una cruz y de rostro dolido. Fue colocado por el padre Alfaro el 20 de julio de 1748, se dice que es manufactura de Miguel Antonio Martínez de Pocasangre aunque, él era pintor y fue el encargado de realizar la excepcional pintura mural en el Santuario. Un nombre más debemos agregar a fin de adentrarnos en la abundante historia de Atotonilco, la del padre José Mercadillo Miranda.

  El padre Felipe Neri de Alfaro fue quién construyó el santuario y fue agregando capillas y organizó y levantó la Santa Casa de Ejercicios. Pocasangre fue el artista que plasmó lo que se considera una de las mejores obras del barroco mexicano, en las paredes del Santuario, ellos fueron contemporáneos, de mediados del siglo XVIII. Y el padre Mercadillo fue quien, en buena medida, dio a conocer la existencia del arte contenido en el Santuario en la década de los treinta del siglo XX.

  Fue el 8 de julio de 2008 que la UNESCO le dio el título de Patrimonio de la Humanidad reconociendo con ello la exquisita belleza que este recinto guarda. Para el año de 2010, en parte dentro de los festejos del Bicentenario y con los apoyos que la propia organización mundial otorga a los sitios Patrimonio, el recinto fue restaurado, recuperando en su totalidad el trabajo impresionante realizado por Pocasangre. En las siguientes fotografías veremos algunas de las imagenes de bulto y unas pinturas de santos, que allí existen.

  San Isidro Labrador, cuya festividad es el 15 de mayo y que siempre encontraremos en toda capilla o templo rural. No es de extrañarnos que una buena cantidad de haciendas en México lleven el nombre de este santo; la razón es más que obvia.

  San Luis Rey. (El padre Alfaro nació el 25 de agosto, día de San Luis Rey, de allí que se llame Luis) Educado en la devoción y el misticismo por su madre, Luis IX combinó su tarea de gobierno con un ascetismo que ha sido destacado tanto por la hagiografía católica como por comentaristas laicos (Voltaire llegó a decir que "No es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la virtud"). Por momentos parecía un anacoreta, entregándose a prácticas de mortificación como el hacerse azotar la espalda con cadenillas de hierro los días viernes, o actos de auto humillación como lavar los pies a los mendigos o compartir su mesa con leprosos. (Wikipedia)

El señor de la columna. Otra de las imágenes que muestran la pasión de Nuestro Señor.

San Cristóbal, pieza fundamental de la "Leyenda Dorada".

Nuestra Señora del Refugio. (Refugio Pecatorum)

  La virgen de Guadalupe custodiada por los dos más grandes iniciadores de la Sociedad de Jesús, San Ignacio de Loyola (izquierda) y san Francisco Xavier (derecha). Aquí debemos anotar que San Ignacio, el creador de los Ejercicios Espirituales, cobra especial importancia en este Santuario, debido a que es cosa habitual la realización de esos ejercicios, razón por la cual se construyo la Santa Casa de Ejercicios.

La Dolorosa, advocación de la virgen María, luego de la crucifixión.

El apóstol San Juan, sobrino de la virgen María, primo de Jesús, presente en la crucifixión (el único de los apóstoles testigos, tengo entendido).

El Padre Eterno y el Espíritu Santo.

Nuestra Señora del Rosario, advocación mariana, de las favoritas del padre Alfaro.

Santo Domingo de Guzmán, por quién el padre Alfaro tenía una gran devoción.

  Si se me hiciera la pregunta de cuales son los sitios imperdibles que tenemos que visitar en nuestro país, definitivamente el Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco es uno de ellos.

  Encuentro este artículo de lo más interesante sobre la vida del padre Luis Felipe Neri de Alfaro, te recomiendo lo leas, para fin de entender mejor las razones del por qué se construyó tan magnificamente el Santuario de Jesús Nazareno en Atotonilco.

http://www.preguntasantoral.es/2012/03/venerable-luis-felipe-neri-y-jesus-nazareno-de-atotonilco/

  Si te estás preguntando como llegar allí, es muy fácil. Hay un servicio regular de autobuses (Flecha Amarilla o Coordinados) que pasan cada media hora, si estás en San Miguel lo tomas en dirección Dolores Hidalgo, a unos 14 kilómetros está El Cortijo, esa es la parada que te deja más cercana al Santuario. Caminarás solo un par de kilómetros desde la carretera. A un costado del Santuario están la tienda y café de las monjas que atienden la Santa Casa. Hacen comida muy sencilla y bastante buena, precios accesibles, el café de lo mejor. En la calle hay gorditas y algunas otras fritangas. No te sugiero ir en domingo, en las misas habitualmente hay mucha gente y no son bien vistos los que irrumpen en una oficio para ver el Santuario, en cambio si madrugas entre semana, lo verás en silencio, sin guías dando explicaciones ya que los tours llegan entre once y doce.

martes, 29 de mayo de 2012

Atotonilco, la escala mística en el Camino Real de Tierra Adentro

  A medida que los españoles se iban extendiendo hacia el norte de la ciudad de México, la frontera se ampliaba, se había ya rebasado lo que conocemos como San Juan del Río, Querétaro y estaban ya adentrándose al "Gran Tunal" que no es otra cosa que el final del Bajío y el inicio del Altiplano central, esa parte en la que el semidesierto hace aparición. Por ese rumbo corría (tiempos ya idos) un río que recogía las aguas de abundantes lluvias de verano, de abundantes manantiales y los depositaba en el Madonté, nombre otomí del río que conocemos como Lerma. Consecuentemente la ribera de ese río ahora nombrado La Laja se volvía un remanso para los indómitos chichimecas. Lamentablemente ese río está en vías de desaparecer. Corría entre Dolores pasaba por Atotonilo y antes de entrar en San Miguel doblaba hacia el sur, pasaba por Chamacuero y Celaya y luego doblaba nuevamente, dejando sus aguas en el Lerma poco antes de llegar a Salamanca.



  Es así como, en el tramo que va de Atotonilco a San Miguel encontramos una serie de capillas de indios que, pueblos otomís desplazados del señorío de Xilotepec se asentaron allí, al igual que pueblos tarascos de la región de Ucareo, Michoacán, y pueblos mexicanos, es decir, nahuas, que ya sometidos como esclavos fueron traídos por los conquistadores a medida que se adentraba en el "norte bárbaro". Llegaron también tlaxcaltecas, aliados de los peninsulares.

  Sucedió en el real de minas de Guanajuato y en varios sitios más, en los que, al congregar tres distintas etnias en un sólo lugar, estos no lo aceptaban y se segregaban. Otomís, Tarascos y Mexicanos convivieron forzados por los españoles pero cada uno en su dominio. Hay un dato curioso en el caso de San Miguel el Grande, en donde se dice que hubo también congregaciones de indios traídos de Oaxaca.

De pronto confundimos la carretera actual que va de San Miguel a Dolores, la cual recibió su reencarpetado y ampliación convirtiéndose en la ahora "Carretera del Bicentenario", y pensamos que era ese el trazo del Camino Real de Tierra Adentro, solo que, el camino iba más pegado al Laja, y fue precisamente a lo largo del Laja que estas congregaciones de indios se establecieron dejándonos una marcada presencia de ancestrales tradiciones y, claro es, de una capilla en cada pueblo. Se dice que son varias decenas, pero, según lo informa el sitio electrónico del Ayuntamiento de San Miguel de Allende, fueron 7 las rescatadas y ahora nos ofrece un atractivo más para conocer en la de por si bella ciudad: La Ruta de las Capillas de Indios.

  Por motivos varios, uno de ellos, el más contundente, que es mi ya poca condición física y las consecuencias de mi multicitado accidente, me impiden hacer las caminatas mortales que antes hacía, así que, solo tuve la oportunidad de conocer una de esas capillas, la que está a tan solo un par de kilómetros, tal vez menos, de Atotonilco, se llama (creo) San Miguelito, solo que, aquí, gracias (desgracias) al vandalismo de la región, solo la abren cuando hay oficio... si es que lo hay.

  Justo aquí estamos a la vera del Laja, vemos del lado derecho la capilla original, la del siglo XVII, del lado izquierdo, detrás de los frondosos mesquites está la otra capilla, una de manufactura más reciente pero igual con una notable antiguedad. Esa sería la entrada (creo) a Atotonilco cuando se transitaba caminando el trazo del río.

  Los varios millones de pesos inyectados para la adecuación del pueblo de Atotonilco y para colocarlo al nivel que todo sitio Patrimonio de la Humanidad debe tener dieron por resultado esto, un concepto interesante en donde se mantienen los elementos tradicionales como el empedrado de la calle, y las fachadas que elevaron notoriamente la vista de esta comunidad, la cual antes eran las habituales casas que cada quien va construyendo a medida de sus circunstancias y que ahora fueron uniformadas.

  Solo que, al caminar por allí, encontramos ese otro flagelo que tenemos por desgracia en todo el país, además de la basura por si esto no fuera suficiente. El grafiti es algo que, ojala terminara ya de pasar la actual generación para que los nuevos, con mentalidades más "amistosas con el medio ambiente" eviten hacer estas barbaridades. El día que se enteren lo que cuesta y cuánto cuesta pintar una barda de estas dimensiones, quizá aprendan.

  Como quiera la visión general que tenemos de Atotonilco ya no es la del "rancho donde hay un Santuario", sino la de un pueblo que encierra una interesantísima historia.

  Encontramos por allí, uno de los tantos conos que Conasupo se dedicó a instalar en la década de los sesenta y que luego el presidente Díaz Ordáz denominara como "los conos del pueblo", ahora utilizado como casa habitación, aquí lo vemos por atrás...

Y aquí por el frente de la escenográfica entrada a Atotonilco por el río La Laja.

Simpático quedó el pueblo con este programa de rescate implementado.

Y aquí el objeto de nuestra visita, el Santuario de Jesús Nazareno. Lo que vemos es la que fuera Calle Real, justo por donde pasaba el Camino Real de Tierra Adentro.

Aquí nos espera algo en verdad excepcional, sorprendente, único, magnífico, extraordinario... me entenderás luego de ver las fotografías que pude realizar en el interior del Santuario... aquí estamos en la puerta principal de la Santa Casa de Ejercicios...

Y no puedo dejar de mencionarlo, al ver una de las torres del Santuario desde este punto en done, al parecer, el presupuesto de la remodelación se les agotó y no hubo pintura más para darle una "manita de gato" a la pared que desde el frente no se ve, pero bueno, eso es lo de menos...