Caminos de Michoacán, el Alma de México

La escena es común, por acá, en el Bajío, lo vemos diariamente; el pasar de una, dos, tres personas; una familia, una docena de personas, todos centroamericanos que van rumbo a los Estados Unidos, eso se volvió habitual, ver los que van de “moscas” en los trenes con rumbo norte. Pero las cosas no quedan allí. De un tiempo para acá han proliferado las líneas de autobuses que salen de todas las poblaciones de esta parte de México rumbo a las ciudades de mayor atractivo, no descanso ni de “shopping” en los Estados Unidos, sino para trabajar: Atlanta, Dallas, Houston, Chicago y puntos intermedios. Son docenas, cientos de mexicanos que se van al norte y la escena se vuelve común en las terminales de autobuses por las que tanto paso… vaya para ellos dedicado este artículo.

Guanajuato, Puebla, Zacatecas… Michoacán, todos y cada uno de los estados dicen tener la mayor cantidad en el número de emigrantes. De la nostalgia que todo eso crea me he dado cuenta a lo largo del tiempo que lleva este blog de El Bable, pues muchos de los comentarios, quizá más de la mitad de ellos, me llegan de gente mexicana que decidió irse a trabajar, es decir, que decidió irse a vivir a los Estados Unidos pero su corazón, sobre todo su alma, la sigue teniendo en México. Michoacanos hay muchos por allá, y que mejor que para ellos, comencemos este recorrido por uno de los lugares más bellos que el país tiene: Michoacán. Comencemos pues a recorrer los Caminos de Michoacán.

Si algo tiene Michoacán es belleza, esto lo podemos comprobar en este cruce de caminos que van a todas las direcciones de esta, la llamada “Alma de México” y así se le nombra por ser precisamente eso, el alma, el alma que se refleja en ese lago de Cuitzeo que vemos al fondo del entronque que nos lleva igual a Zinapécuaro y su Señor de Araró que a Maravatío, a Charo ó a la monumental Morelia.

Michoacán tiene su propio estilo, su propio carácter. La comida, por ejemplo, con ese acento tan característico que le da el chile manzano, aunque por allá, en Michoacán le nombran chile perón, sea un nombre o el otro, la comida de Michoacán es una delicia, y en Michoacán se come mejor en los puestos del mercado o en los portales de esas poblaciones que si algo tienen, además de sabor es alma.

Y el alma de Michoacán brota a cada rato, en las fiestas patronales, cuando las calles se engalanan, se decoran, se olvidan de la vida cotidiana y se vuelve todo fiesta, se aumenta el color del que si ya había, ahora tenemos más. Es cuando el alma de Michoacán se desborda aun más, es cuando la fiesta se sale a la calle y todo, todo se vuelve una maravilla.

Ese carácter que solo Michoacán tiene se ve en sus habitantes, los originales, los llamados Purépechas o Tarascos, que con orgullo siguen vistiendo sus atuendos ancestrales y siguen hablando su propia lengua. Ni que decir de sus tradiciones y costumbres, esas nos las enseñan de vez en cuando, especialmente cuando hay fiesta.

Y los caminos de Michoacán se siguen entrecruzando, a donde vayamos será bello, si por eso en Michoacán hay alma, alma que se manifiesta en cada zona, como en la espléndida Pátzcuaro, Pueblo Mágico en donde esos caminos de Michoacán parten igual a Morelia, la que es además Patrimonio de la Humanidad, que a Uruapan o Apatzingán.

Y el color de Michoacán explota una vez más, no solo en la naturaleza sino en su propia gente, la que tiene fe, la que tiene costumbres que mantiene con orgullo vigentes y las manifiesta sin pena alguna a todo aquel que quiera visitar el alma de México.

Cada calle, cada plaza, cada rincón de Michoacán guarda algo especial. Durante los próximos días recorreremos parte de esos que son únicos, hermosos, generosos, explosivos, los Caminos de Michoacán… ¿estás listo? Vámonos para Michoacán.

Y por si no conoces la canción, aquí está:

http://www.youtube.com/watch?v=zL739hnBz0I