Si vieras la facha que tengo en estos momentos que comienzo a contarte el recorrido del día de hoy, seguramente, como San Pedro, me negarás tres veces. Con esto de digo que el polvo lo traigo adherdido de arriba abajo, que no he comido aun (son las 17:30) y que mejor me vine a las computadoras del Centro de las Artes para no perder ese, ese, iba a decir misticismo, pero no viene al caso, mejor le ponemos, ese testimonio de lo que acabo de ver.
Hoy, si es que eres bien Católico y sabes los santos que se veneran, hoy corresponde a San Martín de Tours o San Martín de Poitiers o, en todo caso, San Martín Caballero, los tres -como buena Trinidad Católica- representan al mismo. Un santo que no es francés de nacimiento sino húngaro, pero que fue adoptado en Francia, como san Antonio lo fue de Italia, siendo que su origen es portugués... cosas de la vida.
La representación iconográfica de San Marín Caballero es una de las más conocidas en México, si vas por los centros hitóricos de las ciudades Patrimonio, verás su estampa, asi mismo lo verás en muchos de los transportes públicos, pues San Martín se dice, que es quien ampara a demás de los transportistas a los comerciantes. El era un soldado romano, de allí que en su iconografía aparezca ataviado como tal, montando un gran corcel, blanco, claro está, y con una bondad tal que da la mitad de su capa a un mendigo que, practicamente desnudo, le pide ayuda, esto, según la tradición sucede en pleno invierno, nos podremos imaginar, entonces, el frío que el mendigo sentía... la historia -o leyenda- dice que al día siguiente se le aparece el propio Jesús envuelto en esa media capa, acto que sirve para que Marín, el húngaro, digamos; se convierta al Cristianismo, luego es ascendido a Obispo de Tours y los hechos de la capa suceden en Poitiers, de allí su asociación a Francia, a Poitiers y a Tours.
Pues bien, no muy lejos de Salamanca -donde vivo actualmente- a unos 50 kilómetros al norte, en mitad de la Sierra de las Codornices, que no es otra cosa que la Sierra de Guanajuato, hay un rancho, mejor dicho, un ranchito, el cual se llena de gente durante toda la segunda semana de noviembre, pues allí sucedió, no se sabe cuando, supongo que cuando los españoles supieron de las bondades de las entrañas de Guanajuato, -esta a menos de 20 kilómetros de allí- y sucedió que una familia española pasaba por la zona cuando, calamidades de la vida, una tormenta, le hizo perder sus pertenencias, entre ellas una imágen de San Martin Caballero. Misma que apareció, no muy lejos de allí, una vez que las aguas broncas bajaron. De entonces data -desconozco la fecha- el culto a San Martín.
Al ver la imágen que representa al santo, una escena clásica en donde él, montado en un caballo que no es blanco sin pardo, y ataviado con un traje que no es romano sino del caracerístico que usa San Miguel, segun lo fueron difundiendo los franciscanos en el valle de México, con un mendigo que no es el viejecito de cabello blanco de la estampa tradicional sino un cojo, obvio, sin una pierna, que le está pidiendo caridad. La capa, roja, la tiene San Martín jalando... bueno, ahora con lo del cambio de la ortografía en español diré que halando, con su mano derecha y en la izquierda blande la espada con la que cortará la misma. Como detalle vemos que en la parte superior izquierda hay un par de querubines... en resumen, la escena nos remonta al XVIII.... agregaré que el mendigo tiene la diadema de las tres potencias.
Pues bien, desde entonces, fecha desconocida, se le rinde culto a San Martín Caballero en el pobaldo de San Martín del Terrero, municipio de Dolores Hidalgo, estado de Guanajuato. Si ves el mapa: http://mexico.pueblosamerica.com/i/san-martin-de-terreros-san-martin/ te darás cuenta que está justo al medio de Juventino Rosas, San Miguel de Allende, Dolores Hidalgo y Guanajuato.
De ese Santuario hacía mucho que oía, pero nunca me había dado la oportunidad para ir, de entrada te comento que aun en estos pereginajes religiosos, la crisis está presente, pues la alfuencia de visitantes bajó, practicamente, a la mitad, eso considerando lo que hoy vi y averigué. También averigué, es más viví, que si se le llama del terrero es por algo.... polvo, polvo, mucho polvo... me subí a la rueda de la fortuna, te pondré -cuando pueda- esas fotos y te digo que lo hice con un terror propio del que las alturas causan, pero todo sea en haras de tener una vista espectacular... me temblaron las piernas como veinte minutos luego de bajarme de allí. Pero volvamos a lo que es el lugar.
El templo ha ido creciendo gracias al culto que hay a San Martín Caballero en toda la zona, es decir, en todas las rancherías. Tradicionalmente hay una cabalgata la noche anterior que va de los cuatro puntos cardinales del estado para llegar al Santuario al amanecer, los vestigios -montones de cacas de caballo lo ví- (de humanos ni para que te los cuento). En mitad de la aridéz que en esa parte de la sierra ves aparecen, desde lo lejos docenas y docenas de autobuses que, también, de los cuatro puntos cardinales del estado llegan, pero, a diferencia de lo que pude ver en la Basílica de Guadalupe el 12 de diciembre, o en el segundo viernes de cuaresma en Araró, o en tantas otras peregirnaciones en las que he estado, aquí se nota el acento de pueblo-pueblo.
Son varios centenares de metros de carpas y carpas y carpas en los que se expende de todo, comida, bebida, cobijas, sombreros, ropa, adornos, peltre, barro y todo lo imaginable... al decir centenares de metros, quiero decir que se extienden, también, por los cuatro puntos cardinales en una comunidad que supongo no supera los mil habitantes. Eso lo comprobarás cuando te ponga las fotos. Así que, siguiendo a la muchedumbre, llegamos al atrio del templo para ver por todos lados, una vez más, los cuatro puntos cardinales, carteles que avisan de la presencia de rateros, que tengas cuidado con bolsas y carteras y un nutrido número de uniformados. Eso no es nada, lo soprendente es que, cuando llegué un conjunto norteño, a la entrada del templo tocó una, otra y otra vez las mañanitas, en todos los ritmos imaginables.
Pensé encontrar una multitud como en otras festividades pero no, no fue así, la crisis está presente en cada una de las actividades de nuestra vida en este embemático año del Bicentenario, bueno, del Centenario que tenemos ya más cerca. Recuerdo como las multitudes me han llevado como río humano en San Juan de los Lagos en agosto, o en la Basílica de Guadalupe en diciembre, o aquí en Salamanca, el Martes Santo cuando se le rinde al Señor del Hospital. Aquí transité más bien con calma, pude hacer una buena cantidad de tomas, sin esperar a que la doña se moviera o a que el niño dejara de moverse, en fin, fue más fácil, un par de espectaculares adornos hechos en cera, -ya los verás- estaban en el altar, simismo cientos y cientos de flores, y, al centro la imágen de ese San Martín Caballero que ya te describí, en eso estaba cuando el sonoro rugir de las trompetas entonaron con el más puro mexicanismo del mariachi las mañanitas, luego se siguió, cual concierto, con saludos para los visitantes de otras latitudes, para luego dar paso a la misa, misma a la que ya no me quedé, pues la vendimia era tal, que mejor salí para ver que tantas cosas se ofrecían.
Bueno, y, seguro te preguntarás el por qué me atreví a usar el título del Otro México, te explico: hace ya algunos años, 13, casi 15, cuando visité por primera vez la Baja California Sur, me imapctó de tal forma que busqué y busqué libros que me dijeran más del lugar, fue así como dí con el EXTRAORDINARIO libro de Fernando Jordán El Otro México... lo leí en éxtasis, y estando hoy, hace apenas pocas horas en San Martín del Terrero me hizo ver precisamente lo que es el Otro México, el México del rancho, de las comunidades enclavadas en la sierra, de las comunidades que este tipo de celebraciones son auténticas fiestas, que son ferias, en las cuales la comida, la diversión y el entretenimiento -fugáz- se da por unos momentos tan solo... el ver los rostros de la gente que habita en esa zona que pensamos está deshabitada, el ver sus intereses, el imaginar sus rutinas, el saber que son tan mexicanos como lo soy yo y que sus posibilidades son tan limitadas, -más que las mías- me hizo pensar y pensar.... pensar en 100 años y un Centenario, en 200 años y un Bicentenario... ¿y?
Me pregunto si algun día voltearemos a ver el Otro México, el que está allí, día a día, al que le cae por rebote todo y que, jodiéndose la espalda sigue y sigue.... y que, tú y yo, que estamos en las zonas urbanas nos quejamos... y lo tenemos, practicamente todo.... ¿Qué Mexico queremos? 100, 200... o ¿hasta el tricentenario?
Enlaces:
A esto me refiero con lo del Otro México de Fernando Jordán:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2009/01/de-donde-se-habla-de-fernando-jordn-y.html
Tengo que ir!
ResponderEliminarComo te comenté hace tiempo, después de leerte, se antoja visitar lo que nos muestras. Así pasó con Atotonilco,(también Comonfort, Apaseo, Valtierrilla y voy por más) donde por cierto encontré en la segunda visita, unas estructuras con flores formando las figuras de Jesús Nazareno y a La Virgen del Rosario. Estaban en el atrio, imponentes, hermosas y justo amenizaba una banda de música. Así que mi segunda experiencia Atotonilquense, je je resultó totalmente sensorial, pues dentro del Templo, lleno el altar de ramos de flores, contemplando los techos, muros y escuchando las piezas musicales que hasta adentro se filtraban, pues me parecía estar viviendo una experiencia tan diferente y especial!!
Por eso ahora deseo conocer este "pueblo-pueblo", porque me atraen mucho estas posibilidades, valorando, tal como dices, todo...
Es que además lo cuentas de un modo, que uno no se puede resistir!!
CUAL OTRO MÉXICO... ES EL MISMO MÉXICO... ACASO NO TE DAS CUENTA DE SUS RAÍCES Y COSTUMBRES, POBRES CITADINOS QUE DICEN TENER TODO Y NO TIENEN NADA MAS QUE SU RUTINARIA VIDA ENTRE LOS AJETREOS DE LAS CIUDAD. SALGAN Y DENSE CUENTA DE NUESTRAS COSTUMBRES, DE NUESTRAS TRADICIONES, DE NUESTRAS FIESTAS QUE SE NIEGAN A MORIR GRACIAS A LA FE DE NUESTRA GENTE, GENTE HUMILDE, TRABAJADORA QUE SE PARTE EL LOMO PARA GANAR EL SUSTENTO DIARIO PARA LA FAMILIA;... CUAL OTRO MÉXICO...!
ResponderEliminarPara entender el concepto del "Otro México" es necesario leer lo escrito por Fernando Jordan en su libro titulado, precisamente, "El otro México", si tienes la oportunidad de leerlo entenderás luego la intención por la cual lo incluyo en mi texto. Saludos.
EliminarHoy me he dado la oportunidad de por fin visitar dicho lugar.
ResponderEliminarTenia poco más de tres años queriendo conocer el Santuario y finalmente hoy se pudo hacer el viaje desde el municipio de León.
Valla sorpresa nos llevamos mi familia y yo; pues llegamos a una comunidad en donde se respira ausencia de gente sobre todo en el templo, y como comenta Benjamín: polvosa, carente en lo económico, laboral, atreviéndome a agregar; que también con padres de familia desesperados por conseguir el sustento de sus hijos.
Y digo esto por que estuve platicando con personas de la comunidad, gente que se dedica a la agricultura y que necesita de las lluvias para las buenas cosechas.
Como estos últimos años no ha llovido lo suficiente; hoy se sienten desesperados por emigrar al "Norte los hombres y últimamente las mujeres a las ciudades del estado" (como ellos mencionan) en busca de nuevas oportunidades laborales.
?De qué? -De lo que sea!
Ciertamente es el otro México, aquel del que muy pocos conocen realmente las necesidades de nuestros paisanos.