Quizá todos los de mi generación, y de las anteriores, en México, asocian, de inmediato, las pinturas de Jesús Helguera, o de la Helguera como se ha corregido el nombre, con los calendarios que antes, para esta primera quincena de enero ya estaban repartidos y cada quien tenía uno en su casa por ser la mejor fuente de información. Estos calendarios contenían el santoral, las fases de la luna y las fiestas cívicas, como resumen de aquella añeja tradición venida de España y bien asentada en México de los Almanaques de los que hubo una profusa difusión especialmente a lo largo del siglo XIX. De todos esos almanaques, en libro, se conserva solamente el Calendario del más antiguo Galván, que sigue siendo pieza clave y fundamental para saber lo que sucederá, especialmente en el año litúrgico día a día.
Enero.- En este año que de 2015, en el que apenas llevamos 14 días los lamentos de la gran mayoría de los mexicanos es sobre la situación actual: la política, la social, la educativa... todas, y un breve oasis a un México ideal, a un México utópico, casi perfecto, armónico, hermoso, unido, familiar, y todos los calificativos que quieras agregar, nos lo presenta Jesús Helguera en cada una de las imágenes que decoraban salas, cocinas, consultorios, tiendas y todo lugar que tuviera una pared en la cual colgar un calendario. Tiempos ya idos.... sociedad ya perdida.
Febrero.- Mirar con atención cada imagen que concibió Jesús Helguera es irnos a los espléndidos años cincuenta del siglo XX mexicano, en donde la población mantenía el sano equilibrio de ser mitad rural y mitad urbana. Y es la vida rural la que recrea Helguera con genialidad nunca más vuelta a presentar. Un México cándido, vivo. Un México respetuoso de sus tradiciones. Un México armónico con su entorno natural.
Marzo.- Jesús Helguera debe su fama a la Cigarrera la Moderna, que, entre otras instalaciones, tenía una en Irapuato, Guanajuato, razón por la cual por este rubo del Bajío en donde vivo era cosa común ver cada año la llegada de la nueva imagen que el calendario contenía, una más que nos reflejaba el México utópico que solo Helguera pudo concebir en base a apuntes, recuerdos, quizá vivencias, pero, sobre todo, en base a fotografías que solicitaba para ir armando cada elemento que conformaría uno de sus cuadros.
Abril.- No es de extrañarnos identificar paisajes puramente veracruzanos en la obra de Helguera, esto se debe a que su niñez la pasó en Córdoba, Veracruz, sito que está en el justo medio de la costa del golfo y el altiplano central, así que, la presencia de picos nevados o de cálidas playas fue cosa que seguramente conoció y experimentó.
Mayo.- Valentía, amor, patriotismo, ternura, sencillez... todo eso veo en cada uno de sus cuadros, en cada una de esas imágenes que tengo registradas en la mente como los Calendarios de La Moderna. Y me pregunto: ¿Cómo retrataría en la actualidad Helguera la escenas netamente mexicanas? ¿Llenas de basura por las calles, playas, jardines y bosques? ¿Con descabezados, apuñalados, golpeados, colgados? ¿Con galerías de hermanos, primos y esposos "incómodos? Creo que no. Creo que si Helguera estuviera en este mundo pintaría al mismo México utópico que siempre manifestó en su obra. Ese México que a muchos nos gustaría volver a ver.
Junio.- ¡Gracias Jesús Helguera! Gracias maestro Helguera por haber retratado el México de mi niñez, el México más bello que se ha ilustrado, pleno de valores y de virtudes, quizá algún día esas imágenes se puedan volver realidad o, al menos, una aproximación a ellas.
Julio.-
Agosto.-
Septiembre.-
Octubre.-
Noviembre.-
Diciembre.- Para ver más imágenes de la obra de Helguera, entra aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario