Quizá te parezca un poco extraño el título de este artículo, te lo explico: Al irme introduciendo en los Archivos Parroquiales, específicamente en el primer libro de bautismos de la Villa de Salamanca, que comienzan el 26 de noviembre de 1651, una de las referencias que aparecían continuamente era la de “la otra banda del río”, refiriéndose a los ranchos localizados en la margen sur del río Lerma que entonces era conocido como el Río Grande que viene de Toulca pues la villa se localizaba en la margen norte del mismo.
El río era una especie de frontera, en realidad lo fue, pues dividía el territorio Chichimeca, localizado en la banda norte, y el Purépecha, al sur. Más aun, había otra frontera más, que sería al oriente, quizá marcada por el Arroyo Hondo (léase jondo) territorio Pame al oriente y Guamare al poniente. Se agregaría luego, a esa complicada geografía étnica, el territorio que fue absorbido por el pueblo Ñhäñhú (otomí).
Como bien lo sabes, me movilizo en servicio público de transporte, eso me ha hecho conocer en todos los lugares por donde he andado, que hay dos tipos de terminales de autobuses, una la de que va de ciudad a ciudad, es a donde llegan los estupendos autobuses con asientos reclinables, pantallas de televisión, audífonos y hasta tu tentempié te dan al abordar. Las otras son las que denomino “terminal del mercado” esto porque, invariablemente se localizan próximas al mercado municipal.
Esas terminales son las que dan servicio a las comunidades rurales, es como descubrir la otra parte de México pues por allí es por donde nos internaremos a la zona rural de cada municipio. En el caso de la terminal del mercado en Salamanca, está dividida (no anunciada) por sectores, eso lo vas aprendiendo a medida que te vuelves usuario frecuente, de lo contrario debes preguntar, en la conciencia de que cada quien conoce su rumbo y nada más, así que la persona más confiable para preguntar es el conductor del autobús. Será bueno que, si eres nuevo en el internamiento a los ranchos, hayas navegado una buena cantidad de horas por Google Maps y sepas a dónde vas, que hay antes y después. Más importante aún será averiguar a qué horas hay servicio de transporte.
Algunas comunidades, las más pobladas, tienen servicio continuo, cada 20 o 30 minutos, otras lo tienen cada media hora y algunas más cada hora, es menester organizar muy bien la ruta para optimizar lo mejor posible tu tiempo por la zona rural que lo que te dará es una enorme paz, un silencio envidiable y una serie de olores, la mayoría agradables, que todo eso, en conjunto con las espectaculares vistas y sus coloridos que dependerán de la época del año los tonos que tengan, serán la recompensa al meterte en la zona rural.
Y digo que recompensa porque quienes vivimos en poblaciones medias, o más aun en las grandes, nuestro horizonte se limita a ver la casa de enfrente o el parque de al lado, en cambio, en este portentoso campo, tenemos allá en el horizonte, un cero, un mogote, una loma, y acá en primer plano, nopaleras, maizales, campos de sorgo, como los que vi con profusión y, regularmente, como parte del horizonte campirano aparecerá por allí la torre de una iglesia, de la capilla del rancho ya que es regla inquebrantable que cada rancho tenga su propia capilla y su propio santo, aunque en algo concuerdan todos los ranchos: en ponerse bajo la protección de la virgen de Guadalupe.
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