Chiclayo, Perú. Febrero de 1994.- Entiendo que al tener ya acumuladas 1097 entradas, es decir artículos, en este Bable, de pronto te diga que ya te lo conté y tu nunca te enteraste de ello no me extrañaría. La verdad no sé si habrá alguien que haya leído sí no todo, al menos la mitad, es decir, unas 550 entradas... pero el tema no es ese, el tema es que luego de Trujillo y la visita impactante a Chan Chan pasé otra noche en autobús, esta vez en uno ya de primera que iba largas 10 horas de Trujillo a Lima, no había pasado ni una hora de estar en Lima cuando fui víctima de un secuestro. Esa historia la puedes leer aquí. Así que, con el temor que se te agolpa luego de haber vivido una experiencia de tal tipo, lo que hice fue regresarme por donde había llegado, así que ahora fueron 12 horas rumbo norte para llegar a la mañana siguiente a Chiclayo pues mi interés primordial era salir en ese momento del Perú pero, dado que pasaría cerca de Chiclayo, pues que mejor que hacer escala y conocer al Señor de Sipán.
Cuando uno ve el mapa del Perú no tiene la menor idea de lo que allá existe. Erróneamente pensaba que todo es verde, pues como la imagen primordial que tenemos es la de los Andes, la de Machu Pichu, pensamos que así es todo el país y no, no lo es. Toda la costa es desértica, lo pude ver así todo el camino, que si bien lo recorrí siempre de noche, pero me tocaron noches de luna llena, todo plano y todo seco, desde Túmbes hasta Lima. Tengo entendido que luego de Lima es aun más seco... sería fabuloso conocer Nazca... quizá algún día. Por lo pronto ahora podrás ubicar en el mapa por donde era que andábamos.
En Chiclayo que es una ciudad más bien pequeña, el transporte público se hace en estos triciclos. Ahora era menester ubicar el sitio en donde podría tomar el autobús que me llevara a Saltur y de allí a Sipán. El camino me daba mucho la impresión de estar en Baja California Sur pero sin cactus, todo seco y de pronto aparecían terrenos sembrados, igual como sucede en el Desierto del Vizcaíno o en Todos Santos.
Me pareció muy curioso además de agradable, ver que todos los pueblos de esos rubos, desde Trujillo, hasta Chiclayo, estaban limpios y pintados de color pastel, como que esos colores iban muy de acuerdo con el entorno...
Era un valle, un valle que de pronto florecía en mitad del desierto...No sé qué habrán sembrado allí pero parece ser caña de azúcar, solo que la caña es más bien de clima húmedo, pero igual sería una variedad, pero no estoy seguro que vegetación habrá sido.
Finalmente llegamos al sitio de la Huaca real. "Los soldados imperiales incas marchaban a la guerra formados por escuadrones de acuerdo a su comunidad de origen y por lo tanto (como los romanos) tótems que representaban a su respectiva huaca (el rayo, el cóndor, el cerro, el arco iris (*) etc.), por ello una de las maneras más terribles para castigar a los pueblos muy rebeldes era justamente la destrucción de sus huacas y momias, con lo que se rompían los vínculos que mantenían unida a esa comunidad; por la misma razón, cuando se conquistaba un reino de respeto en el que se reconocía de la misma cultura y cosmovisión andina el rey vencido (o un rey aliado de buena fe) era reconocido y llevado con todos los honores a la ciudad del Cusco, donde a su muerte su momia pasaba a integrar y vivir espiritualmente como un todo con el Ombligo del Mundo, de ahí el estatus de sagrada de la ciudad imperial como mayor centro religioso andino, por que de esta manera la sagrada Huaca Viviente (el sinchi, curaca o Capac —jefe, señor feudal o rey—), descendiente de la primera huaca, solo fijaba un nuevo punto de adoración. Tal es el caso del Chimu Capac ó Rey Chimu (descendiente del Señor de Sipán) y de los reyes Lupaca y Zapana de los dos Reinos Collas (aymaras) del Altiplano, derrotado uno, aliado el otro." (Wikipedia dixit).
La tumba es en realidad antigua, del siglo III de nuestra era. Está considerada como la más rica de todo el continente americano, el hallazgo fue hecho por el arqueólogo peruano Walter Alva en 1983, la manera de cómo fue descubierto es muy interesante, lo puedes leer aquí.
Estas fotografías que ves, las tomé en 1994, diez años después del hallazgo de los entierros, en la actualidad existe un museo que fue inaugurado en 2002, lo puedes ver aquí. Y si quieres leer más sobre el Señor de Sipán, entra en este enlace.
Luego del conocer este entierro regresé a Chiclayo, directo a u restorán de mariscos a deleitarme con un Ceviche (ya había aprendido que se deben pedir sin picante, pues si uno cree que la comida mexicana es la más picante del mundo, no han comido aun la peruana para que sepan lo que realmente es picor. Esa tarde otro autobús me llevó hasta la frontera norte Perú-Ecuador, allí abordaría otro que me dejaría en Guayaquil... de los cinco días que estuve en el Perú, sus cuatro noches, las dormí a bordo de autobuses, pero regresé con estos recuerdos, gratos e ingratos.
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