martes, 1 de abril de 2014

Sabán, un templo excepcional en la selva de Quintana Roo.

    Difusión, difusión es lo que se requiere para que estas verdaderas joyas de la arquitectura colonial sean conocidas por los viajeros que, más allá de una playa o una noche de copas, buscan adentrarse por sitios que nos llevan a las páginas menos conocidas de la Historia de México. Si eres seguidor de El Bable, seguro estarás disfrutando de este viaje virtual por la selva quintanarooense en busca de los vestigios de la evangelización más remota que hubo en México.

   De todo esto apenas me enteré el año pasado, a pesar de haber vivido trece años en Cancún, cuando esta ciudad se encontraba en formación, nunca pensé hubiera tal riqueza patrimonial de la época de la colonia. Siempre se habló de Cancún, y de Quintana Roo en general, como lo más nuevo de México, lo fue en su momento, el estado más joven del país junto con Baja California Sur, pero nunca caí en cuenta de que por acá, por un lado la presencia maya, por el otro las primeras incursiones europeas hubieran dejado tales legados. Y de ello fue que, estando en la biblioteca municipal de Tulúm, di con una estupenda colección de libros, los cuales hojeé en su totalidad y solo leí algunos artículos, pero, al ir pasando las hojas, veía uno y otro templo, otro más, anoté algunos nombres, todos eran de la zona maya. Pude conocer algunos, como los de la Cruz Parlante de Tulúm y Carrillo Puerto, y el estupendo franciscano de Tihosuco, la duda quedó y, ahora que regreso a estas latitudes, a ello me estoy avocando.

   Veíamos apenas Huaymax, localizada a unos 25 o 30 kilómetros al sur-oeste de Tihosuco, en mitad de ese camino hay una terracería que conduce a un pueblo llamado Xkabil, en donde dicen hay vestigios de otro templo, sigue luego Huaymax y, como lo apreciamos en la fotografía satelital, Sabán está a escasos metros de distancia, me sorprende ese "sacbé" tan recto que une las dos comunidades, va justo de plaza a plaza, es decir, de templo a templo. Quizá por acá sucedió lo mismo que en otros sitios, como Sacalaca, en donde se dividieron las poblaciones, una para indios, la otra para españoles.

  "Población fundada por los españoles, quienes con el propósito de establecer una encomienda concentraron en ese lugar a diversos pobladores del oriente peninsular. Se encuentra muy cerca de lo que fue un antiguo poblado prehispánico. El primer encomendero fue el capitán Martín de Montalvo y Figueroa, quien la mantuvo bajo su mando hasta su muerte en 1764. En 1795, era un asentamiento de regular tamaño con una población de 2 259 habitantes. Después de la población de Tihosuco, Sabán fue el sitio más grande y habitado de esta región. En 1805, con un total de 300 familias de mayas y siete de hispanos o criollos, fue integrada al Partido de los Beneficios Altos, órgano administrativo del estado de Yucatán

 "En esta época contaba con escuela. A principios del siglo XIX y como resultado del movimiento de la Independencia de México, grandes extensiones de tierra se dedicaron al cultivo de la caña de azúcar después de la ruptura de las relaciones comerciales con Cuba. La región del Partido de los Beneficios Altos y específicamente la periferia de Sabán, Tihosuco y Tepich fueron convertidas en cañaverales para producir azúcar  morena, panela y aguardiente, para abastecer el mercado interno y aun para exportar a pueblos cercanos y ciudades. Esta actividad, junto con la de comercio de contrabando que entraba por Bacalar y que se distribuía a través de senderos hacia Tihosuco y otros lugares donde existían almacenes secretos para el resguardo de los productos importados ilegalmente, propiciaron que la población gozara de un auge económico. Debido a ello su población aumentó a 3 628 habitantes

   "Fue en ese tiempo que se empezaron a construir en el poblado numerosas casas de mampostería siguiendo los patrones y estilos europeos, particularmente españoles, que conjugaban elementos moriscos, muy al estilo de las casonas de Mérida y Campeche. Todavía hoy es posible admirar algunos vestigios de esas casas que han sobrevivido al paso del tiempo. También fue el periodo en que su iglesia se comenzó a edificar.

   "Consagrada a San Pedro Apóstol, cuya figura aparece en el frontispicio tallado en piedra en una lápida dentro de un nicho, esta iglesia contó con dos torres rematadas con cúpulas coronadas por dos pequeños arcos superpuestos, que servían como campanarios y a las cuales se accedía a través de dos espléndidas escaleras en forma de caracol con detalles tallados en madera de jabín.

    "Su entrada era un pórtico de arco enmarcado entre dos pilastras de piedra labrada unidas por una cornisa y encima un nicho con una escultura, actualmente vacío. El remate de su fachada, a manera de espadaña, presenta un calado corrido en forma de rosetón. En la parte central superior una loza circular presentaba, grabada en piedra caliza, una imagen religiosa y en la cúspide un rosetón de piedra labrada, con adorno, es rematado por una pequeña cornisa. En el diseño de la iglesia, su techo debía estar sostenido por arcos de medio punto, pero solo uno de estos arcos fue construido, de los restantes únicamente pudieron hacerse las pilastras.

    "Las obras quedaron inconclusas debido a la Guerra de Castas. En diciembre de 1848, su población indígena se unió a los indígenas sublevados. El coronel Juan de la Cruz Salazar organizó la defensa convirtiendo la iglesia en un arsenal y polvorín; luego de ocho meses de constantes enfrentamiento perdió la plaza. Los mayas, con excepción del cacique Felipe Cahich que permaneció fiel a las tropas yucatecas, se aliaron a los cruzoob. Después, atacada constantemente por tropas de gobierno, Sabán fue perdiendo poderío hasta que finalmente fue abandonada en 1853. Despojada la iglesia de sus campanas e imágenes religiosas y alentando el culto de la Cruz Parlante, la población se desplazó hacia Santa Cruz. Sabán se repobló aproximadamente en 1933. Con la dotación de tierras ejidales, la población aumentó gradualmente hasta conformar una comunidad de regular tamaño". (1)







Fuente:

1.- Xacur Maiza, Juan Ángel. Enciclopedia de Quintna Roo.Tomo VII. Gobierno del Estado de Quintana Roo. Chetumal, 1998. pp.356-361

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