Para recorrer el Camino Real de Tierra Adentro debidamente, deberíamos comenzar, claro está, por el principio, pero no fue posible, implicaba ir al centro de la Ciudad de México y, esta vez, estando en Tepotzotlán y viendo el tránsito de vehículos, en verdad aterrador, decidí no entrar a la ciudad. Pues el Camino Real inciaba en la Plaza de Santo Domingo, justo en donde hoy se levanta el monumento a Josefa Ortíz de Domínguez, frente al templo Dominico y a la Sede de la Santa Inquisición, luego continuaba a Cuautitlán y Huhuetoca.
Pero como el interés de recorrer el Camino Real de Tierra Adentro es para documentar los sesenta sitios que forman parte del catálogo de Patrimonio de la Humanidad y estos comienzan en Tepotzotlán, fue entonces que corroboré que no era necesario ir más allá de donde me encontraba en ese momento, Tepotzotlán, solo que al entrar caminando a la población y en un auténtico embudo, arriesgando a que me rebanara el trasero alguno de los tantos vehículos que pasban por el puente me di cuenta de la magnífica estructura que es.
De lejos me imaginé era San Cristóbal, pues lo asociaba al llevar cargando un niño, pero San Cristobal lo lleva en el hombro no entre los brazos, y al leer la placa que las sucias manos de algun ser desconsiderado que pintarrajeó la misma, pude comprobar que sí, que ese puente estaba dedicado a San José, razón por la cual deduzco que se llama Puente de San José.
La placa casi la podemos leer, aunque hay una palabra que no me queda muy clara y dice (recuerda que usaban la f como grafía de s): "Señor, rogamofte feamos ayudados por los merecimientos del Esposo de tu Santifsima Madre, para que lo que vueftra pisbilidad no alcaça te __ concedida con tu fanta intervenfsion. Amén".
El puente debio de haber sido de mucha importancia, seguramente formaba parte del Camino Real de Tierra Adentro ya que unos quinientos metros de allí comienza la pared trasera del Colegio Jesuita de San Francisco Xavier. Fue construido en 1750, cuando reinaba en España Fernando VI (1713-1759), de la casa de Borbón y que se le apodaba "El Prudente". En la Nueva España era Juan Francisco Güemez y Horcasitas, primer cónde de Revillagigedo quién gobernaba, ocupando el sitio 41 de los 63 virreyes novohispanos.
Y este medallón, que se ubica en la cara posterior a donde está la de San José, es donde se retrató a Fernando VI. Será bueno recordar que fue Sebastián de Aparicio, el español avecindado en la Nueva España, que poseía una empresa dedicada al transporte, quién construyó el Camino Real. Aparició ya en una edad adulta, entró al convento franciscano de Puebla y allí murió, obtuvo luego la Beatificación y su celebración es el 25 de febrero. A él se le considera el primer charro en México. Su cuerpo está incorrupto y se exhibe en Puebla.
en julio de 2017 sigue empeorando. Que triste.
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