Una cosa es
Santa Catalina de Siena, y otra
Santa Catarina. De ambas tenemos representación en la ciudad de México. Santa Catarina es una de las parroquias más antiguas de la ciudad, y Santa Catalina es un convento de monjas dominicas. Ambos sitios se localizan en el cuadrante nororiente, el primer templo sigue en funciones, con horarios limitados y no me ha sido posible conocerlo por dentro, el segundo dejó de ser templo católico para convertirse en metodista luego de las Leyes de Reforma.
Santa Catalina de Siena es una de las principales santas de la orden de los Predicadores, los Dominicos, y ellos no tuvieron presencia en el actual estado de Guanajuato, razón por la cual he dado el mote de “mítico” a esta idea que he desarrollado en el tiempo en que he estudiado el Camino Real de Tierra Adentro pues, en varios mapas de siglos pasados, he visto que se anota un sito entre San Miguel el Grande, actual de Allende, y el pueblo de Dolores, actual Dolores Hidalgo.
El lugar lo he tratado de encontrar en los mapas actuales y, sobre todo, en el satelital sin que me haya sido posible dar con el sito de Santa Catarina hasta ahora, que, andando por la parte alta de la sierra de Codornices encuentro en el camino una seña que dice justo ese nombre, pero no me fue posible entrar al rancho, ya que está a unos cinco kilómetros de la carretera, pero si lo puede recorrer a través del Street finder… y no hay ningún templo antiguo, ni rastros, todo lo que se ve en la comunidad son construcciones más bien modernas.
Siguiendo por la carretera, en dirección a Dolores, vemos una torre que si algo tiene es antigüedad, son de esas torrecillas que por el rumbo de Atotonilco abundan, en esa serie de capillas que hay entre el mencionado Santuario y San Miguel. Torres más bien pequeñas, ornamentadas con alguna escultura en la parte alta, compuesta de tres cuerpos, igual a las torres de los templos grandes, pero de tamaño reducido, hechas a escala, esbeltas y bellas. La comunidad en donde se erige es el rancho de La Cieneguilla, localizado a un lado de un arroyo.
Siento como si fuera un imán que me atrae y no dudo entrar a ver de cerca esto que promete ser algo y, ¡oh maravilla! Es el día de la fiesta, en ese templo se venera al Divino Salvador, hay feria, la música está ya puesta, habrá baile esta tarde, el templo está bien adornado, ha habido peregrinación de los ranchos cercanos, cada uno llevó su imagen, fue una visita, que será pagada con otra visita. Antigua tradición que afortunadamente sigue vigente, está bien enraizada, sigue dando identidad a cada rancho, a cada pueblo, a cada familia.
Hay imágenes de Cristo, algunas en la advocación del Perdón, otras de los Afligidos, unas en verde, otras en morado, hay advocaciones marianas también y están presentes las tradiciones otomí-chichimecas, se manifiestan en los ornamentos, como las canillas de flores y ramas puestas sobre la cruz dentro de su capilla justo al frente de la entrada del templo. Están las coronas hechas de cucharilla, cactus que en otras regiones se conoce como sotol.
La ornamentación en el altar es de singular belleza, hecho con flores, blancas, amarillas, rojas, realzando la imagen que se venera en el lugar, El Divino Salvador. ¿Será este templo el que se marcaba en la antigüedad como Santa Catarina? Es posible pues, buscando alguna referencia encuentro que hubo un sito que llevó por nombre el de Santa Catarina de la Cieneguilla, y entre el actual rancho de Santa Catarina y el de Cieneguilla los kilómetros que lo separan cabrían dentro de una medida de Ganado Mayor o de Ganado Menor.
No puedo afirmar que La Cieneguilla se Santa Catarina pero la torre que se ve antigua me dice que sí….