Si me sigues a diario te habrá extrañado que me haya callado por varios días, y si pensaste que es debido a que no tengo computadora disponible, acertaste, se volvió a descomponer y ya vamos por la semana, es más, al parecer no la tendré hasta los últimos días de noviembre, asi que las fotografías se irán acumulando y a su debido tiempo te las compartiré, creo son interesantes todas ellas. Por lo pronto te cuento de algo un poco extraño, más bien, muy agradable que ayer me sucedió.
Como los días 31 de octubre y 1 de noviembre fueron en verdad pesados, esto debido a que el montaje del altar de muertos se llevó mucho más tiempo del que imaginé, el día dos lo dediqué a reposar la espalda la cual cada vez me molesta más. El altar quedó bastante intersante, ocupé la parte que hay de jardín en el lugar donde vivo, entre árboles, con paredes añosas, hojas que caen naturalmente y aprovechando el pasillo de acceso, los resultados los verás (cuando tenga una computadora en donde procesar mis fotos), así pues, ayer, día de muertos, el clima se presentó de lo más agradable aquí en Salamanca, salí a caminar un poco y solo por verificar si en los templos Católicos se manifiesta algo relacionado al día de los Fieles Difuntos entré al de San Agustín.
Como normalmente la Sacristía está cerrada, esta vez la vi abierta, pues ese es el acceso a la catacumba, pensé entrar, pero no lo hice, mejor me dedique a ver con calma todas las pinturas que allí se encuentran, algo asi como 30 o 40, todas del siglo XVIII, y un par del XVII.
Atrás de mi entró un joven, más bien un adolescente, supongo de 13 años, me di cuenta de que miraba con mucha atención los cuadros, me dio la impresión de que tenía cientos de dudas en torno a lo que estaba viendo. Me pareció extraño, en extremo, que una persona de su edad tuviera tanto interés al ver los cuadros. Decidí acercarme para hacerle una pregunta: ¿sabes lo que representa ese cuadro? no, me dijo, no lo sé. ¿Y te interesa saberlo? le pregunté. Me miró un poco extrañado, y me dijo que sí, que si quería saber lo que significaba, entonces dí rienda suelta a ese dejo de "profe" que llevo dentro, le hice, digamos, un Bable en vivo y adecuado a su edad, de la visita que pensé sería breve, se convirtió en un auténtico tour de más de una hora en la que fuimos viendo cuadro por cuadro y luego seguimos al templo, para marcarle los puntos más interesantes que hay y, sobre todo, crearle las dudas suficientes para que luego el investigue sea en libros -si es que los tiene- o, mejor aun, en internet.
Le fui dando esos puntos que cuando estas frente a ellos no acabas de entender que es, que representan, que significan, por qué los pusieron... llegó el momento en que me desdoblé y le hice experimentar algo que a mí, en su edad me hubiese gustado me explicaran... le apunté una y otra vez hacia arriba, a las bóvedas, a las cúpulas, a los remates de los retablos, los que están más altos y los que guardan una buena cantidad de simbolismos. Recorrimos todo el templo, vimos sus doce retablos, las explicaciones las hice lo más breves posibles, pues, al final, el tiene frente a sí una vida por recorrer y varias bibiotecas por leer.
Como no he plantado un árbol, como no he escrito un libro, como no he tenido un hijo, bueno, al menos la semilla que ayer dejé en su cabeza, creo que fructificará...
Enlaces
Algo de lo que vimos ayer fueron estas pinturas:
http://elsenordelhospital.blogspot.com/2010/08/dos-pinturas-del-siglo-xviii-sobre-san.html
Benja,
ResponderEliminarPor supuesto tu has escrito por lo menos tres libros. Soy uno de tus lectors :)