Ciudad de México, 1839. Se dice que esta fue una de las primeras fotografías que se tomaron en México. De seguro la primera fue en Veracruz, dado que por allí llegaban de Europa con esa tecnología avanzada para la época conocida como el Daguerrotipo. Lo que vemos seguramente lo conoces pues es uno de los tantos monumentos que hay en la ciudad de México y que conservan una larga y abultada historia. Esta es la estatua ecuestre de Carlos IV, obra del arquitecto y escultor Manuel Tolsá. La estatua fue levantada con el fin de congraciarse el Virrey de la Nueva España, Miguel de la Grúa y Talamanca, marqués de Braciforte, con Su Majestad. El motivo? los actos de corrupción que cometió en España.
El vaciado del monumento se hizo en el Colegio de San Gregorio, por el rumbo del templo de Loreto. Para finales de 1803 se colocó al centro del Zócalo. En 1821, a la entrada del Ejército Trigarante que, en desfile triunfal iban hacia la Catedral, el monumento fue cubierto para que no fuera lastimado. En 1823, la estatua ecuestre fue llevada a la Pontifica y Nacional Universidad de México, luego, en septiembre, cuando los restos de Hidalgo fueron trasladados del panteón de San Sebastián en Guanajuato a la Catedral en México, Carlos María Bustamante buscó la manera de convencer a todos de que quitaran el monumento, no solo eso, sino que lo derribaran, que ofendía a la nueva nación.
Para septiembre de 1852, la estatua ecuestre fue llevada al Paseo de Bucareli, luego se volvería el punto inicial del Paseo de la Emperatriz y más adelante del Paseo de la Reforma. Finalmente es el 28 de agosto de 1979 que, estando como presidente José López Portillo, el monumento fue trasladado a donde lo vemos actualmente, frente al Museo Nacional de Arte.
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