Es más o menos en 1880 cuando aparece otro tipo de libros, muy parecidos a los cuadernos que, a quienes contamos al menos cinco décadas, llegamos a usar en la escuela, libros encuadernados propiamente con hojas rayadas, solo que, en el caso de los Notarios, los libros eran de formato vertical y tamaño "oficio". La gran mayoría estaban hechos en la ciudad de México, eran las imprentas quienes los elaboraban, pero igual los fabricaban en las capitales estatales que en villas y ciudades, como en el caso de Salamanca, que era en la Penitenciaría Estatal la que sacaba al mercado estos libros. A continuación lo que podemos decir es un corto catálogo de fabricantes.
"El notariado es una actividad que forma parte de la historia del país, su antecedente prehispánico es el Tlacuilo, quien pintaba los códices y murales en Mesoamérica dando fe de actividades estatales. La actividad notarial en nuestro país está regulada desde el Virreinato y se considera a Hernán Cortés el primer fedatario de la Nueva España. A través de los documentos notariales se puede conocer la historia de México, ya que en los archivos notariales existen registros de la última voluntad de personajes históricos como Sor Juana Inés de la Cruz, Don Miguel Hidalgo y Costilla, María Ignacia Rodríguez, mejor conocida como “la güera Rodríguez”, Leona Vicario, Benito Juárez, entre otros. También se pueden encontrar otros documentos como un protocolo de traspaso de poder de una mina de plata de Hernán Cortés, un poder otorgado a fray Bartolomé de las Casas y un protocolo de solicitud de préstamo hipotecario de Guadalupe Victoria, entre otros. (Tomado de la página web del Colegio Nacional del Notariado Mexicano)
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