sábado, 22 de mayo de 2010

Tiricia, Alferecía, Espanto. Recetario de curación del siglo XIX

Andando por ranchos y haciendas vemos que en esos lugares aun se siguen usando ciertas recetas ya antiguas para curar algunos males. He visto aun en uso, aunque en menor medida, los “chiquiadores” que se ponen en la sien para curar algún mal, o a los perros con collares de limón, en ambos casos no me ha sido posible fotografiarlos para compartir contigo algo que ya está casi en el olvido.


De los nombres que se le dan a los males, hay algunos que los oía con frecuencia: tiricia, caída de mollera, alferecía, el mal de amor y el peor de todos, el mal de espanto; Parece increíble que la gente se enfermara de espanto pero si, hubo una época en que esto existió. Veamos cada una de ellas:


Para el mal de amores (La Tiricia). Una pócima de yerba de Toronjil, Palo de Brasil serenado en un vaso de agua, jarabe de rosas, baños de hierba de cenizo, nuez moscada y como alimento leche de burra “pa” que no se le “afectuara” el corazón”.


Caída de la mollera. Cuando al niño se le caía la mollera según el diagnóstico de la curandera, ésta ponía a calentar un jabón y lo aplicaba sobre la parte superior de la cabecita del enfermito presionando hasta lograr hacer el vacío y levantarla ayudándose con el dedo índice de la mano izquierda que introducía en la boquita de la criatura haciendo presión en el centro del paladar.


Alferecía. Para la alferecía nada mejor –según la bruja- que una dosis de añil en infusión de borraja y baños de agua muy caliente y luego cobijarse con una frazada de lana para que sudara lo suficiente hasta desalojar el mal.


Malo de ojo. Preventivos: una cuenta de azabache al cuello de la criatura; un ojo seco de venado, ambas enhebradas en una hilaza roja o un corcho.


Mal de Espanto. Medios de curación: 1.- Tres jueves consecutivos a las 7 u 8 de la noche llegaba la curandera, lo observaba y diagnosticaba que: por lo “terroso” del semblante y por estar con “el pico caído” estaba bien espantada. El jueves a la dicha hora, llegaba de nuevo y los familiares ya tenían todos los remedios listos para que los preparara la viejecita o el viejecito: cruces de palma bendita, una anillo de oro, un listón colorado, unas ramitas de toronjil o yerbaniz, un cazo de cobre a la lumbre y un jarrito nuevo, mientras rezaba credos y la magnífica la curandera cocía el toronjil con todos los “ingredientes” dichos, en el jarrito y barría con flores rojas al “espantao” por todo el cuerpo y gritaba con su voz cascada por 3 veces en cada credo: “espíritu de… Juan Pérez. Venteee… no te vayas”. Luego frente al enfermo se colocaba el cazo de cobre dentro de él arrojaba con fuerza, el cocimiento de toronjil. Luego lo servía en una taza y lo daba a beber en el cuerpo del enfermo.


2.- Un “jumazo” dado al paciente con incienso, copal, laurel, romero y otras yerbas de olor mientras se tendía el “asustao” en medio del cuarto sobre una cruz de cal y la “doctora”, o bruja, rezaba algo extraño pasaba un manojo de ramas de mezquite por el cuerpo del paciente haciéndolo en forma de cruz. Este procedimiento se hacía durante tres viernes seguidos.


3.- Acostaba al enfermo sobre una cruz de rama de mezquite en medio de las cuatro esquinas de las calles más lejanas, a las doce de la noche, mientras la bruja mascullando exorcismos en voz casi imperceptible le daba a beber una poción de yerbaniz con yerbas que solo ella conocía, luego, lo envolvían en una frazada de lana y corriendo lo llevaban a acostar. Aquello era un soporífero tremendo. Tres viernes el mismo ritual y el enfermo sanaba como por encanto”. (1)


Fuente:


1.- Neira Barragán, Manuel. El Folklore en el noreste de México durante la Intervención Francesa. Publicaciones especiales del Primer Congreso Nacional de Historia para el estudio de la Guerra de Intervención. México, 1963.



4 comentarios:

  1. de esas veces que busca uno algo interesante, y bravo que bueno que hay quien se interese por nuestras costumbres de antaño las cuales tenian mucha sabiduria , que bello es nuestro mexico. excelente.

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  2. Mi abuela qpd, mi mamà...mi papà aùn nos llegan a curar de espanto, con la variante de que lo hacen barriendo con ramas de pirul y rezando un padre nuestro, para terminar con el grito al oìdo de: espiritu de Alvaro.....vuelve a tu centro! tres veces jeje

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  3. Cuando los niños se espantan, en mi familia, les ponemos a jugar a las 12 de día, una tinaja de preferencia blanca con agua y con flores rojas, el reflejo del sol en el agua le debe de dar en la carita al niño, y gritas dentro de la tinaja 3 veces... "VEN (seguido por el nombre del niño) VEN", así por 3 dias seguidos, luego avientas el agua hacia el caño, pero debe de correr, es decir, no directamente al caño, si no en el suelo que veas como va corriendo el agua y se va al caño, eso lo debe de ver el niño, como se va el agua con las flores al caño, y se curan.

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  4. Para que a los bebés, no les dé alferecia, en mi familia ponían a calentar aceite de oliva con un ajo, ya frito lo dejaban enfriar, una vez tibiecito ese aceite se le embarraba en todas sus articulaciones al bebé. Esto se hacía sobre todo la primera vez que se les van a cortar las uñitas, y tenía que ser con los dientes de la madre, no con cortauñas, porque los bebes se enfrían, así que una vez cortadas sus uñitas, se les embarra el aceitito en las articulaciones y en las uñitas, y así se les deja, y se cubre bien al bebé, hasta las manitas, y si se chupa los deditos no le pasa nada.

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