La cuelga no son otra cosa que los regalos que se reciben el día del cumpleaños, aquí presento lo que recibí ayer. El amor no se retrata, de lo contrario llenaría la foto.
La cuelga, era una palabra que me causaba alegría escuchar, debido a que estaba asociada al cumpleaños y equivalía a un pequeño sobre que contenía un billete, de los llamados en ese entonces “ojo de gringa”, ese billete de 50 pesos era una fortuna en 1960, considerando que el tipo de cambio era de 12.50, equivalía a 4 dólares, solo que, recordemos que en el México de los sesenta, un sueldo normal, no llegaba a rebasar los 22 pesos y en las manos de un niño era una verdadera fortuna. Esa cantidad me serviría para satisfacer mis más arraigados gustos, comprar revistas y fascículos que se convertían con el paso del tiempo en libros. La cuelga eran mis regalos de cumpleaños.
La cuelga, era una palabra que me causaba alegría escuchar, debido a que estaba asociada al cumpleaños y equivalía a un pequeño sobre que contenía un billete, de los llamados en ese entonces “ojo de gringa”, ese billete de 50 pesos era una fortuna en 1960, considerando que el tipo de cambio era de 12.50, equivalía a 4 dólares, solo que, recordemos que en el México de los sesenta, un sueldo normal, no llegaba a rebasar los 22 pesos y en las manos de un niño era una verdadera fortuna. Esa cantidad me serviría para satisfacer mis más arraigados gustos, comprar revistas y fascículos que se convertían con el paso del tiempo en libros. La cuelga eran mis regalos de cumpleaños.
El recorrido de cuelgas comenzaba en la casa de Doña Trini, mi abuela, a la que le decía mamá, pues me tocó vivir la época en que había mamás grandes, yo tuve dos de ellas. Doña Trini me recibía con alegría, no recuerdo si me ofrecía alguno de sus manjares, se que era excelente cocinera, de esas, que ya no hay, pero comer una de sus capirotadas era, prácticamente, llegar al paroxismo con lo más exquisito de la culinaria mexicana, me recibía, como siempre, arregladísima, "encopetada", como se decía en la época, olorosa al Chanel No. 5 que nos sé como lo hacía, pero ella lo conseguía, y en las presentaciones mas grades. Me daba ese sobrecito que harían mis delicias dominicales.
Doña Trini, toda una dama de las del Bajío, gustaba de la buena vida, de la buena mesa, de la plática un poco excesiva y daba su cariño a cuentagotas, pero lo daba. Foto de 1949.
El recorrido seguía “a casa de Carmelita”, mi madrina, pues soy de la generación en que el compadrazgo era un verdadero compromiso, en que el que lo acepta es para velar por el crecimiento del ahijado, no solo por decir que sí, sino como compromiso de toda la vida. A la fecha tengo la dicha de poder convivir con mi madrina, Carmelita, de rancio abolengo de la ciudad de Querétaro, persona que día a día me demuestra el cariño que en la actualidad pocas personas tienen acceso. Llegar a su casa significaban abrazos, besos, regalos y, claro está, un “sobrecito”. La cuelga terminaba en casa, en donde mi mamá, como concesión única en todo el año, preguntaba lo que me apetecía comer. ¡Empanadas! No lo dudaba, eran hechas en casa, desde cernir la harina, hacer bolitas de masa en la enharinada mesa, pasarles el rodillo y luego con tenedor en mano darles forma.
El recorrido seguía “a casa de Carmelita”, mi madrina, pues soy de la generación en que el compadrazgo era un verdadero compromiso, en que el que lo acepta es para velar por el crecimiento del ahijado, no solo por decir que sí, sino como compromiso de toda la vida. A la fecha tengo la dicha de poder convivir con mi madrina, Carmelita, de rancio abolengo de la ciudad de Querétaro, persona que día a día me demuestra el cariño que en la actualidad pocas personas tienen acceso. Llegar a su casa significaban abrazos, besos, regalos y, claro está, un “sobrecito”. La cuelga terminaba en casa, en donde mi mamá, como concesión única en todo el año, preguntaba lo que me apetecía comer. ¡Empanadas! No lo dudaba, eran hechas en casa, desde cernir la harina, hacer bolitas de masa en la enharinada mesa, pasarles el rodillo y luego con tenedor en mano darles forma.
Carmelita, mi madrina, el día que fuimos al Cubilete a ver a Cristo Rey. Ese es el cerro que nombra José Alfredo Jiménez en el “Caminos de Guanajuato” en donde dice: “ el Cristo con su montaña, el cerro del Cubilete…”
Las cuelgas es algo que han desaparecido de la tradición mexicana, las generaciones actuales desconocen la palabra, la cual tiene un antecedente que, al igual que muchas de las que estuvieron más arraigadas en el Bajío, han ido perdiendo su valor. La cuelga nos viene del siglo X con San Froilán (833-905), para ello tomo lo comentado en el periódico Norte de Castilla, de León, España, a propósito de la fiesta del santo: “El obispo de León, Julián López, presidió la Eucaristía en honor a San Froilán, acto principal del día. Durante el culto, el alcalde de León, Francisco Fernández, realizó la tradicional ofrenda de una especie de collar con viandas y flores denominadas 'cuelga' y que es costumbre ofrecer al santo con el fin de pedir sus favores para la ciudad”. La cuelga es una tradición de la región castellana de León, que consiste en un collar hecho de una cuerda de la cual se prenden distintas golosinas. Chocolates, dulces, galletas, todo con el fin de agasajar al niño que cumple años ese día. Nos llegó a México y aquí perduró durante una buena cantidad de años. Yo todavía, tuve ayer la fortuna de recibir mi cuelga.
Las cuelgas es algo que han desaparecido de la tradición mexicana, las generaciones actuales desconocen la palabra, la cual tiene un antecedente que, al igual que muchas de las que estuvieron más arraigadas en el Bajío, han ido perdiendo su valor. La cuelga nos viene del siglo X con San Froilán (833-905), para ello tomo lo comentado en el periódico Norte de Castilla, de León, España, a propósito de la fiesta del santo: “El obispo de León, Julián López, presidió la Eucaristía en honor a San Froilán, acto principal del día. Durante el culto, el alcalde de León, Francisco Fernández, realizó la tradicional ofrenda de una especie de collar con viandas y flores denominadas 'cuelga' y que es costumbre ofrecer al santo con el fin de pedir sus favores para la ciudad”. La cuelga es una tradición de la región castellana de León, que consiste en un collar hecho de una cuerda de la cual se prenden distintas golosinas. Chocolates, dulces, galletas, todo con el fin de agasajar al niño que cumple años ese día. Nos llegó a México y aquí perduró durante una buena cantidad de años. Yo todavía, tuve ayer la fortuna de recibir mi cuelga.
Encontré su blog por medio de mi amigo Alfredo de "Diario de Alfredo". Usted es un escritor muy bueno y su blog es muy interesante. Voy a seguirlo con mucho interés. Gracias
ResponderEliminarUn inciso: el diario Norte de Castilla es de la provincia castellanoleonesa de Valladolid, no de León.
ResponderEliminarLa cuelga leonesa no se refiere a los regalos de cumpleaños. Es una cinta en la que se atan todo tipo de bombones, caramelos y golosinas... y que en la víspera del cumpleaños, en un momento de descuido, se introduce por la cabeza del homenajeado, deseándole muchas felicidades.
ResponderEliminarLeón NO ES UNA REGION CASTELLANA! por favor informanse antes de escribir. Gracias.
ResponderEliminarHola, León es una provincia española que actualmente pertenece administrativamente a la Comunidad llamada de Castilla-León, y el Diario Norte de Castilla, se distribuye en la ciudad de Valladolid, capital de la Comunidad, y por eso publica temas relacionados sobre las 9 provincias que componen dicha Comunidad. Así que el comentario que usted ha encontrado en este diario, se refiere a una tradición leonesa, y como muy bien decía alguien por ahí, es realmente una cuerda sobre la que se atan dulces, que se cierra anudándola y que el día del cumpleaños del ahijado, se le pone a modo de collar. Lo sé por experiencia porque tengo un ahijado fantástico de 4 años al que lo que más le ilusiona (al menos por ahora) no son los regalos, sino la cuelga...
ResponderEliminarDe todas formas, al "Anónimo" que ha escrito "León NO ES UNA REGION CASTELLANA!", le pediría q no fuera tan agresivo, porque aunque yo soy de León y a mí tampoco me gusta que León pertenezca administrativamente a Castilla-León, no me queda más que asumirlo, y desde luego, no reprochárselo a alguien que vive tan lejos como Méjico, y que aún así, recuerda con tanto cariño una tradición tan leonesa, y por tanto, tan mía.
Muchas gracias a tí por ello, y por supuesto a tu madrina, Carmelita.
Un beso desde León-España para ambos.
Beatriz Nistal González
La comunidad autónoma se llama Castilla Y León y esta comunidad no establece en su estatuto ninguna capital
EliminarMi amigo Pancho cumple años el 14 de agosto,
ResponderEliminaryo el 16. Ayer, Graciela, esposa de Pancho y amiga mía,
organizó un desayuno de cumpleaños para 4 ex-compañeros de estudios. Nos preparó enchiladas verdes, huevos a la mexicana, frijoles de la olla, café y pan "de dulce".
¿Y mi cuelga? -preguntó Pancho-; bueno, yo tampoco les traigo cuelga. Y por cierto -continuó- de dónde viene la palabra "cuelga".
Este artículo de Benjamín Arredondo, más los comentarios anónimos y los de Bob y Beatriz será "mi cuelga" para Pancho. el año entrante le llevaré una cuerda con dulces y se la anidaré en el cuello. Gracias Benjamín, gracias a todos. Saludos, Maruxa
Muy interesante el artículo pero tiene razón El compañero de arriba. León no es una Ciudad castellana es una de las tres ciudades de la parte leonesa de la comunidad de Castilla y León. Con y copulativa ya que es una comunidad birregional, El- entre León y Castilla no està admitido y los habitantes de la Comunidad son bien leoneses o Bien castellanos.Castellanoleoneses no exist e y menos la Ciudad castellana de León. Gracias
ResponderEliminarTiene facebook? Me gustaría seguirle.
ResponderEliminarSaludos!
Se llama en Facebook: El Bable de Benjamín Arredondo.
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