991.- Conozcamos ahora en El Bajío, la zona que, su mismo nombre lo dice, es más baja que su entorno. En promedio estamos sobre los 1700 metros sobre el nivel del mar. Hay dos elevaciones que destacan, una al nor-poniente, el llamado Cerro del Cubilete, el cual seguramente reconocerás con facilidad ya que allí se ubica el Cristo Rey; hacia el sur-oriente está el que Humboldt denominó "cono perfecto" del Cerro del Culiacán. Y lo que vemos en la foto es el mero Bajío, por el rumbo de La Labor, donde comienza el valle de Santiago.
Hacia el norte el Bajío inicia en las faldas de la Sierra de Guanajuato, que es una suave extensión de la Sierra Madre Oriental, ya en los límites de Guanajuato con Querétaro esa cadena montañosa se convierte en la Sierra Gorda, majestuoso lugar, por cierto.
En la parte central del Bajío corre el río Lerma, alimentado por los que fueron ríos que contenían las aguas que bajaban de la sierra: el Laja, el Temascatío, el Guanajuato, el Irapuato y el Turbio. Un poco más al sur del Lerma se localiza la zona volcánica, las llamadas Luminarias y después de ellas, el Bajío termina, siendo su límite la llamada Sierra de los Agustinos. Más al sur comienza la zona de lagos en Michoacán.
Cuando vienes de México hacia Guanajuato el primer desnivel, por así decirlo, que se nota claramente es cuando desciendes del Valle de Anáhuac por el rumbo de San Juan del Río. Allí comienza el Bajío. Sentirás otro desnivel más, cuando estas llegando a Querétaro, justo donde se levanta la estatua al indio Conín. Ahora sí ya estás en el Bajío.
Y continuarás en el Bajío hasta León pues en cuanto termina la ciudad la elevación inicia y entras a los Altos ya en el estado de Jalisco, así pues, digamos que Celaya, Villagrán, Cortazar, Salamanca, Irapuato, Pueblo Nuevo, Valle de Santiago, Jaral del Progreso, Tarimoro y Salvatierra forman el mero Bajío y el centro del Bajío es justo lo que estamos viendo una zona conocida como los Mogotes.
Eso que ves al fondo son uno de los tantos mogotes, a la derecha, pues a la izquierda es la falda de uno de los volcanes extintos: el de Rincón de Parangueo, una de las Siete Luminarias. Para verlas desde el aire, entra aquí.
Muchos de esos cráteres de las Siete Luminarias tuvieron agua en algún tiempo. A raíz del sismo del 85, quizá por las interconexiones subterráneas, los niveles del agua comenzaron a bajar hasta desaparecer, como quiera, gracias al Lerma y sus afluentes, que si bien contaminados, llevan agua a toda la zona que es de alta productividad. Como quiera en este 2011 ya se ve la perdida de un millón de toneladas de grano debido a las escasas lluvias.
Pero la tierra es noble, es generosa y con los cuidados necesarios sigue aun produciendo, como esta parcela que vemos a punto de "jilotear". Ahora veamos un poco más de lo que es esta parte del Bajío:
Estamos en una zona volcánica, todos ellos extintos y cuando hubo aquellas magnas explosiones seguramente el paisaje era otro, ahora de pronto encontramos los vestigios de las explosiones.
Pero lo que más encontramos en El Bajío es belleza...y una apacible tranquilidad.
Este cactos es el que produce los garambullos.
Esta zona fue llamada durante algún tiempo "el granero de México" debido a la elevada producción que tenía. En esta zona se fueron tejiendo impresionantes historias que rebasan a la realidad, como la del señor aquél que se le rompió su cántaro con agua. Aquí, dada la fertilidad del suelo se construyeron una cantidad tal de haciendas, que llegaron a ser casi mil.
Y por estos rumbos hay pueblos, ranchos y templos escondidos que una semana apenas te bastaría para conocer la mitad de lo mucho que hay que ver. Por lo tanto, mañana seguiremos conociendo el Bajío a profundidad.
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