sábado, 15 de mayo de 2010

El Ferrocarril Central Mexicano (esta NO es su historia)

Esta vez, estimados lectores, amigos; abuso del título del artículo pues, la verdad no escribiré sobre la historia del tramo ferrocarrilero que en el último cuarto del siglo XX se construyó. Eencontré, aunque no me lo creas, tirado en la basura, la mitad del libro que publicó hace mucho Gustavo Baz, sobre la historia del ferrocarril en México, solo que esta vez, siendo el artículo 499 que publico en El Bable, creo se me está permitido evitar la parte histórica e irnos, como dijo el hermano menor de Mafalda, “a lo coloquial”.


Te lo he comentado varias veces, creo muchas, sobre el lugar donde viví, y (casi) sigo viviendo, que está a tan solo una cuadra de la estación del ferrocarril. Te conté, también, sobre la historia de La Burra, el tramo que iba de Salamanca a Valle de Santiago y de allí al Jaral. Creo te conté que en aquellos años en que el aire era puro y el agua se bebía de la llave, es decir, hace mucho; que con la inocencia requerida, iba caminando hasta la estación a dejar las cartas que mi mamá escribía a su madre en la Ciudad de México y a su hermana en la Florida y cada vez que metía el sobre al buzón tenía la obligación de gritar el destino de las mismas, así que, como tiempo era el que sobraba en ese entonces, iba la primera, luego el grito de ¡A México!... todo con parsimonia, luego la segunda: ¡A Pensacola!, “porque si no, no llegan”, decía ella. La que me dio la vida. Caminar ese tramo de mi casa a la estación, es decir, menos de quinientos metros, me reconfortaba.


Una vez, cosa extraña, el amo del Bable entró casi corriendo a la casa a llevarnos a todos a ver los burros despedazados, los que La Burra había hecho trizas en su paso. Recuerdo, como si fuera ayer, que el corazón de uno de ellos, tirado a mita de la calle brincaba… y cuando poníamos veintes o de otras monedas sobre las vías para que cuando pasara el tren nos dejara pedazos de metal para jugar con ellos. Y cuando, decía mi mamá, se iba temprano a la estación para encargarle al fogonero que le comprara pan Bimbo en México, pues en ese entonces aquí no llegaba. En fin, recuerdo tantas cosas que se me agolpan en la cabeza… mejor nos vamos a las fotos, a ver lo que con tanto ahínco don Porfirio Díaz construyó para poner a México a la altura de las economías dominantes en ese entonces y que, ahora, el Ferrocarril Central Mexicano no es otra cosa más que una sucursal del KCSM, lo cual no dista mucho de ser un KFC… letras más, letras menos.


Señores… vaaaaámonos!





























Corralejo, Pénjamo, Guanajuato.

Slao, Guanajuato.

Lagos de Moreno, Jalisco.

Maravatío, Michoacán.

Villagrán, Guanajuato.

Valle de Santiago, Guanajuato.

Apaseo, Guanajuato.

San Luis de la Paz, Guanajuato.

Celaya, Guanajuato.

Comonfort, Guanajuato.

Cortazar, Guanajuato.
Pátzcuaro, Michoacán.

Escobedo, Guanajuato.

Salamanca, Guanajuato.

1 comentario:

  1. Gracias por los recuerdos yo vivi ahí en maravatio algunos años recuerdo que ibamos a la estación a los raspados con mil de tamarindo y con realmente sabor los de limón guayaba etc gracias nuevamente por el recuerdo

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