miércoles, 30 de septiembre de 2009

En el Picacho de la Sierra de la Laguna, Xipe-Tótec se manifesta

Como te habrás dado cuenta, estoy de vuelta en Baja California Sur, en estos días hace un calor fenomenalmente alto, sobre todo hay humedad pues las lluvias escasas que hemos tenido y el sol intenso que hay regularmente están provocando una humedad que de pronto te producen un desquiciamiento total. El comentario obligado es: que calor hace ¿verdad?

Ahora que volví, me instalé muy cerca del Aeropuerto, en un barrio llamado San Bernabé, a un lado de la carretera Transpeninsular, esa que corre desde Cabo San Lucas hasta Tijuana con sus 1970 kilómetros. Tengo una vista a la parte última de la Sierra de la Laguna, la que comienza unos kilómetros al sur de La Paz y termina aquí, casi sumergiéndose en el Mar de Cortés en San José del Cabo. Y es, si le pones atención algo maravilloso.

Si llegas en avión te llamará mucho la atención ese cerro que se vuelve punto focal, está muy cerca de la pista de aterrizaje. De pronto se parece al Cerro de la Silla de Monterrey, se llama El Picacho, es el punto más alto de la región, cercano a los 800 metros, toma en cuenta que estamos a tan solo 20 kilómetros del mar, por lo tanto es una elevación grande y lo mas peculiar es que si logras subirlo, verás de un lado el Mar de Cortés y del otro el Océano Pacífico.

Cuando llegué de vuelta por acá, hace dos meses, el calor era fuerte, no había llovido aun y todo el entorno estaba seco, tan seco que se antojaban como plantas muertas, pero en realidad estaban en ese letargo que la naturaleza les ha dado como medio de sobrevivencia en un lugar en donde el agua es poca. Es extraño ver como el Picacho forma una frontera natural, pues en el verano las lluvias solo suceden del Picacho hacia el norte, hacia el sur hasta que no es el mes de Septiembre y sus huracanes, no se verá una sola gota de lluvia.

Y cuando eso sucede, cuando luego de tan solo diez o quince minutos de una lluvia a los dos días el milagro de la naturaleza se deja ver en todo su esplendor, es impresionante ver como un poco de lluvia cambia de forma tajante el entorno en el que vivimos, todo se vuelve verde. Esos palos, troncos y ramas que se mantuvieron con estoicismo erguidos durante los largos meses del agobiante calor del verano, reverdecen, se llenan de hojas, de flores y lo que fuera un desierto se vuelve un jardín salpicado de muchas flores amarillas algunas y de un intenso rosa otras. Es la Madre Naturaleza que con amor nos sigue ofreciendo su mejor cara, nos sigue dando una oportunidad más, quizá la ultima para que le pongamos atención y, sobre todo, la respetemos.

Dentro de las particularidades que encontramos en la parte sur de la península de Baja California está que eso que se ve en todo el país durante la Primavera, cuando florecen los campos, aquí es como si estuviéramos en el cono sur pues es a la entrada del otoño que los campos reverdecen. Esto me lleva a reflexionar sobre una de las celebraciones más bestiales que existían en la antigua Gran Tenochtitlán, se celebraban en los días cercanos al equinoccio de Primavera, era le segundo mes Azteca y su nombre, un poco complicado: Tlacaxipehualitzli, lo cual quiere decir el desollamiento de los hombres. En efecto, desollamiento quiere decir quitarle la piel a un ser humano.

Recurro una vez más al libro del maestro Jesús Álvarez Constantino, El pensamiento mítico de los Aztecas, Morelia 1977. “Para esta festividad, que se celebraba en el patio del templo de Xipe Tótec, en la misma plaza mayor, sacrificaban cuatro cautivos de guerra, los cuales vestían como al dios de la primavera y les ponían insignias especiales para denotar las cuatro partes del mundo. Luego desollaban la piel de los cautivos y se las ponían junto con las vestiduras de los dioses, los cuatro sacerdotes de mayor jerarquía del templo, los cuales empezaban una danza de gran solemnidad. Y el quinto prisionero de guerra, que representaba la quinta región del mundo, o sea el centro, era el cautivo de más alta graduación militar que se hubieses tomado, con cuya piel e insignias era vestido el cuerpo del propio emperador azteca, el cual pasaba a encabezar la danza sagrada con mucha gravedad”.

“Y para comprender todo el sentido de esta práctica ritual, debemos saber que Xipe Tótec, nuestro señor el desollado, es el esposo de la diosa madre Tlaltéotl, aquella de cuyo cuerpo los primeros dioses creadores hicieron la tierra y cuya piel se convirtió en la hierba menuda y florecillas que cubren como un manto vegetal el suelo labrantío. Por lo tanto, el significado de este rito, que se hacía en la época de las siembras, era un ruego al dios de la primavera para que extendiese nuevamente sobre la tierra su piel vegetal, promisoria de ricos frutos y abundantes mantenimientos para el hombre”.

Creo que aquí, en la Baja California Sur, aunque distante de la Gran Tenochtitlán, Xipe Tótec se manifiesta al inicio del otoño.

martes, 29 de septiembre de 2009

El culto a San Miguel Arcángel, uno de las tradiciones católicas mas antiguas en México

El día de hoy estamos celebrando a San Miguel Arcángel y, a consecuencia del Concilio Vaticano II, desde 1977 a los demás Arcángeles también, específicamente a Rafael y Gabriel, los tres juntos conforman la base de todo ese complejo ejército divino que custodia y defiende los cielos. Esos tres Arcángeles gozan de un culto muy bien establecido pues son los únicos que se mencionan en la Biblia por su nombre y atribuciones.

El primer lugar lo tiene, indiscutiblemente, Miguel, Quién como Dios; al cual se le considera como el Príncipe de los Espíritus y Jefe de la Milicia Celestial por haber sido él quién venció al ángel caído y lo envió al infierno, razón por la cual se le representa con una espada, dentro de su iconografía se incluye la balanza de la justicia, en este caso, la divina y, regularmente está pisando la cabeza de un dragón, representación del demonio. Es el triunfo del bien sobre del mal.

Si hiciéramos una jerarquización de los Arcángeles el segundo lugar le correspondería a Gabriel, Siervo de Dios; que era el encargado de los avisos divinos, el Mensajero de Dios y así lo hizo al anunciar la llegada de Juan el Bautista y Jesús, es por eso que se le representa con una vara de perfumada azucena blanca, la que obsequió a la Virgen María, representando la pureza.

Le sigue Rafael, Resplandor de Dios; el cual lleva uno o varios pescados en la mano ya que de él se obtuvo la hiel para curar al padre de Tobías. El cuarto de la lista de siete, el cual se celebra el 1 de octubre es Uriel, Luz de Dios; que fue quién expulsó a Adán y Eva del paraíso, a el se le representa con una antorcha encendida, en ocasiones aparece mostrando su pecho en el cual hay un corazón ardiente de Caridad.

Baraquiel, Bendición de Dios; Jehudiel, Alabanza de Dios y Saelitiel, Plegaria de Dios; todos ellos juntos conforman ese comando del ejército divino. Hubo una época en que fueron cinco más los Arcángeles, para formar un total de doce, número por demás representativo en lo cósmico, por ende, en lo religioso: doce Discípulos, doce signos zodiacales, doce meses del año. Pero centrémonos ahora solo en entender a la Corte Celestial.

La Corte Celestial se divide en tres jerarquías: Suprema, Media e Inferior. Cada una de ellas incluye a tres tipos de seres celestiales, Serafines, Querubines y Tronos corresponden a la primera, la Suprema. Dominaciones, Virtudes y Potestades a la segunda y Principados, Arcángeles y Ángeles conforman la Jerarquía Inferior, es decir, los Arcángeles están relativamente cercanos a lo que es una simple vida humana como la tuya y la mía, los Serafines, Querubines y Tronos son los más distantes pues son los que acompañan a la Santísima Trinidad.

Serafines: Son los alabadores de Dios. Serafín significa amor ardiente. Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad. (Isaías 6, 17)

Querubines: Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines". (Génesis, Éxodo, en la visión de Ezequiel, 1, 4 y Carta a los Hebreos, 9,5).

San Gregorio definió las peculiaridades de algunos de los que conforman la Corte Celestial:

Tronos: Atentos a las razones del obrar divino. Dominaciones: Participan en el gobierno de las sociedades. Virtudes: Hacen los milagros. Potestades: Luchan contra las fuerzas adversas.

A los Ángeles Custodios, conocidos por todos nosotros como “el Angelito de la Guarda”, San Jerónimo lo definió así: “Grande es la dignidad de las almas, cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia”.

El culto a San Miguel comienza en los primeros siglos del Cristianismo, llegó a ser tan importante como para ocupar el lugar mas alto, solo superado por la Santísima Trinidad, es por eso que en muchos de los templos de los primeros años de la evangelización en México lo tenemos presente y bien arriba. Son los Franciscanos quienes crean un gran culto hacia la imagen de San Miguel ya que es él quien conduce las almas de los muertos al paraíso, para San Francisco llegó a ser tan importante que constituyó una cuaresma en su honor. Si consideramos que los introductores de la religión Católica a México fueron los Franciscanos no es de extrañarnos que tengamos en toda la zona periférica a la antigua Tenochtitlán una enorme devoción a San Miguel.

Bien sabemos que los pueblos que habitaban el Valle de México tenían una enorme religiosidad y que todo giraba en torno a los llamados señores de los mantenimientos, es decir a las cosechas, a la caza y a la pesca, además de estar intrínsecamente relacionados al entorno, con el cual mantenían una perfecta armonía. Cielo, tierra, aire, agua, los cuatro elementos esenciales para la vida estaban presentes en las tradiciones nahuas, una de ellas eran las ofrendas, las cuales, independientemente del sacrificio humano, el resto eran siempre ofrecidas en flores y frutos, no es de extrañarnos que en la actualidad las fiestas patronales se encuentren siempre rebosando de flores.

El campo en el altiplano mexicano, el primero en ser evangelizado mantenía paralelo al tiempo de la siembra y cosecha del maíz una yerba que era fundamental en los cultos desarrollados durante nuestro actual mes de septiembre, la flor amarilla del Yautli crece en abundancia razón por la cual se usaba como ofrenda para la protección de las buenas y abundantes cosechas. Esto lo notaron los Franciscanos y, claro es, fueron creando poco a poco eso que en México floreció tanto, un sincretismo entre la idea del Yautli como ofrenda pagana que se cristianizó en las Cruces de Pericón que asociaron la idea de la protección a las cosechas con la protección de Miguel Arcángel contra el demonio.

Así fue como se gestó la idea de que el comenzando el día de San Miguel a la media noche, el demonio andaba suelto, pues San Miguel se encontraba celebrándose a si mismo en el día de su Santo, usando como antídoto protector a la maldad del demonio las Cruces de Pericón que se ponían en los cuatro puntos de la siembra del maíz, así como a la entrada de la casa, todo con el fin de protegerse del demonio que andaba suelto ese día.

Esta hermosísima tradición trata de sobrevivir cada día como hoy, 29 de Septiembre en los estados de México y Morelos en donde al pasear por sus pueblos esta noche veremos como todas las puertas y ventanas ostentan una Cruz de Pericón, incluso los autos al frente, llevan su Cruz de Pericón, todo esto con el fin de evitar que el demonio haga sus estragos. Seguiré insistiendo en algo, el día que dejemos de ponerle atención a las series de televisión que nos relatan la vida norteamericana, que muchos asumen como parámetro a imitar, y nos pongamos a ver nuestra riqueza ancestral, entenderemos mejor todo lo que quiere decir México.

Las fotografías han de este artículo fueron tomadas en:

1.- Templo de San Agustín en Salamanca, Gto.
2.- Misión San Miguel Arcángel, Concá, Qro.
3.- San Gabriel en El Señor del Hospital, Salamanca, Gto.
4.- San Rafael en El Señor del Hospital, Salamanca, Gto.
5.- Ángeles en la Parroquia Antigua de Salamanca, Gto.
6.- Altar de San José en San Agustín de Salamanca, Gto.
7.- Querubines en El Señor del Hospital, Salamanca, Gto.
8.- Ángeles en El Señor del Hospital, Salamanca, Gto.
9.- Un ángel vivo en La Paz, BCS.
10.- Misión de San Miguel Arcángel, Concá, Qro.
11.- Adorno en Toluca, Edomex
12.- Campo de Maíz en San Felipe Torresmochas, Gto.
13.- Planta del Yautli, Dubbee Colectivo Textil, Oaxaca, Oax.
14.- Cruz de Pericón, Colectivo Tollan, Toluca, Edomex.
15.- Mercado en Cuautla Morelos, El Sol de Cuautla.
16.- Catedral de Toluca, Edomex.


lunes, 28 de septiembre de 2009

El tránsito de Venus en 1769 visto en San José del Cabo, BCS.

Así fue, se antoja extraño, un avistamiento estelar en el siglo XVIII en la región menos poblada de México y así lo fue. El protagonista de esta historia fue un francés, Jean Baptiste Chappe d’Auteroche, nacido en Auvergne, en la zona centro de Francia, llamada en español la Auvernia. Fue el 2 de marzo de 1728 su advenimiento. Su educación fue en la Universidad Jesuita de Mauriac, “donde demostró gran habilidad para las matemáticas y el dibujo. Se matriculó en el Collége Louis-le Grand en París, protegido por Germain Chartreux, quien lo encaminó a la astronomía”. Chappe se consagró, al igual que mucha gente talentosa de la época, como sacerdote, en este caso franciscano, con el interés de continuar sus estudios y tener acceso a los libros.

Su pasión por la astronomía y habilidad en el dibujo, le llevó a ser incluido en el equipo de astrónomos del Observatorio de París y luego fue seleccionado para representarlo y “participar activamente en los planes globales para la observación del tránsito de Venus en 1761”. Para el estudio de este fenómeno que sucede dos veces cada siglo Chappe es asignado para establecer el avistamiento en Siberia, empresa por demás complicada de realizar dadas las pocas facilidades de transporte en la época, aunada a las condiciones climatológicas. El primer problema que tuvo fueron las inundaciones cosa que le impide llegar a tiempo al puerto de donde saldría el barco que lo aproximaría a Rusia para entrar luego a Siberia, cosa que hizo en un recorrido por demás complejo, finalmente llega a Tobolsk a instalar su observatorio ante la sorpresa de un pueblo ignorante y aislado que lo acusó de hechicería y lo acusaron de causar inundaciones fuera de lo habitual durante los deshielos del invierno.

La razón de la importancia de la observación del tránsito de Venus se debía a que representaba la oportunidad de medir, a través de complicados cálculos la distancia entre el sol y la tierra y tener mediciones más precisas de las dimensiones del planeta Tierra. No está por demás recordar que en el siglo XVIII la idea del heliocentrismo no había sido aceptada aun por todo el mundo, de allí la gran oportunidad que se presentaba. Los resultados del la observación del tránsito de Venus sentaron bases para cálculos más precisos. Como suele suceder en estos casos, había también un toque de magia y misticismo… “muchos de ellos estaban desconcertados por el curioso fenómeno visual de la “lágrima negra”, efecto que se produce en el disco solar en el momento que Venus cruza la frontera del Sol, parece alargarse como aferrándose viscosamente al margen del sol, como una gota de miel”.

“Todos los tránsitos de Venus han ocurrido alrededor del 7 de junio o el 8 de diciembre, las dos fechas cuando la órbita de Venus cruza la elíptica”.La sorprendente precisión de los movimientos del cosmos nos lleva a ver como en periodos de 105-4-122 años es cuando se presenta el fenómeno, si quieres realizar el ejercicio los años han sido así: 1518, 1526, 1631, 1639, 1761, 1769, 1874, 1882, 2004, 2012, 2117, 2125 ad infinitum. Es interesante anotar que en 1518 el emperador Moctezuma avistó el fenómeno, calificándolo como un mal augurio, cosa más que acertada, el 18 de Noviembre de ese año Hernán Cortés partía de Cuba en su expedición que le llevó a descubrir México. Chappe había estudiado en colegios Jesuitas, religiosos que fueron los más avanzados en su época en lo que al estudio de las ciencias se refiere y dado el éxito de sus observaciones es asignado para encabezar la siguiente observación del tránsito de Venus en 1769 y, luego de un largo trámite burocrático, el gobierno francés logra tener la autorización para que esta observación sea realizada en la Nueva España y, dada su ubicación es San José del Cabo en el extremo sur de la Península de California el lugar seleccionado.

En el siglo XVIII franceses, ingleses y españoles se disputaban la posesión del mundo, unos con otros tenían ciertas reservas de informar lo que en sus territorios había, razón por la cual a los ingleses les fue negada, por parte de la corona española, el acceso a México, eligiendo, para su beneficio Tahití, isla descubierta dos año antes por Samuel Wallis. “Llegaron a Tahití seis semanas antes del tránsito, después de siete meses de travesía. El barco de Thomas Cook era apenas el tercer barco europeo que llegaba a la isla. La observación sería hecha por Charles Green. Los científicos de la expedición, ayudados por los marinos, instalaron su observatorio en el punto mas alto posible sobre el terreno en la bahía, que hasta hoy sigue llamándose “Venus Ponit” Mientras esperaban el tránsito no quedó mas que divertirse con las tahitianas que eran muy amigables y dispuestas a intercambiar clavos por sexo; marinos aburridos con bastantes clavos en el barco sucumbieron a los encantos de las nativas, hasta que Cook puso orden”. Después del tránsito Cook continúa su viaje en busca un continente y descubre Australia.

El viaje de Chappe inicia el 21 de diciembre de 1768, sale del puerto español de Cádiz atravesando el Atlántico durante largos 77 días llegando a Veracruz el 6 de marzo de 1769. Allí reciben los carruajes que el Virrey de la Croix envía para ser transportados a la Ciudad de México a donde llegan y son recibidos con distintos actos sociales, cosa que Chapee declina diciendo que los de Cádiz habían sido suficientes, continúan el viaje hacia San Blas para embarcarse de allí a la Península de Baja California. En su diario anotan su paso por el Bajío: “De San Francisco, on gagne le Rameau de Assieda a Royo Arcos, qui n’en est qu’á Quatre lieus. Cinq lieues plus loinse trouve encuite la ferme de Cuervo. Passe Cuervo, on descend perp’euellement jusqu’á la petite ville de San Juan del Reyo, quin’en est qu’á 4 lieues de lá une autre ville Nome Queretaro, oú se remarque un fort bel aqueduc. Dix lieus encore. Dix lieus encore plus loin est la ville de Zelaya, On quitte Zelaya pour se render au Rameau de Molino qui en est a 6 lieues. De Molino á la petit ville de Ira Poito, l’on compte environ Quatre lieues, & cinq de la au Rameau de la Nouragrande.” Es evidente que el grupo de científicos pasaron por Salamanca en su largo recorrido.

Y como suele suceder, en nuestra pródiga tierra, Chappe tiene un encuentro por demás perfecto en San Blas: “Antes de su salida encontró a un francés que hablaba bien el idioma español y mexicano, estaba enterado perfectamente del país, habiendo vivido en él muchos años; el francés fue empleado por Chappe como su intérprete”. Veintiocho días le llevó cruzar el país del Golfo al Pacífico y otros veintiocho para llegar a la península, su entrada fue por Cabo San Lucas. “Por la mañana llegaron las mulas enviadas de la Misión San José del Cabo para ayudar a transportar el equipaje. Antes de la llegada de la expedición a San José del Cabo, una enfermedad tenía a raya la misión: había cobrado ya las vidas de un tercio de la población, Chappe y su partida pudieron escapar a la epidemia si se hubieran movido a Cabo San Lucas”.

La observación fue un éxito: “El tiempo fue ideal, el 3 de junio el tránsito fue observado meticulosamente y registrado en el programa escrito diseñado a bordo de a nave en el trayecto de Cádiz a Veracruz. Entretanto, el número de muertos se incrementaba diariamente, mostrando realmente lo peligroso que la plaga era. La alegría que sintió Chappe cuando cumplió su objetivo, se vio apagada por los cortejos fúnebres de los que era testigo. Dos días después de haber observado el tránsito de Venus Doz, Medina y todos los españoles del grupo de los astrónomos, once en total, enfermaron enseguida. Esto ocasionó una consternación general, gemidos de hombres agonizantes, terror en los sanos que esperaban un destino común; todo colaboraba para hacer del pueblo de San José un escenario de horror”.

Hace poco, visitando el panteón de San José del Cabo, una persona que trabaja allí me comentó que hace poco vinieron unos europeos buscando la tumba de un astrónomo al que le querían rendir homenaje, precisamente ahora, en el 2009 que celebramos el año de la Astronomía, pero no dieron con la tumba. Chappe murió el 1 de agosto de 1769, apenas un año antes los Jesuitas habían sido expulsados de sus Misiones Sudcalifornianas, estaban ya en manos de los Franciscanos, encabezados todos por Fray Junípero Serra y en ese año fue cuando fundó la primera de sus misiones en California, la de San Diego de Alcalá. La tumba de Chappe no está en el panteón local, el cual contiene las tumbas de la segunda mitad del siglo XIX en adelante.

“Tres días antes de su muerte, Chappe comentó: “es tiempo de completar cosas, yo tengo un tiempo muy corto para vivir, pero he logrado mi propósito y me moriré escribiendo este volumen”. Palabras que ilustran su amor a la ciencia astronómica y su fidelidad al deber. Para pagar deudas científicas a este personaje, debemos pedir que alguna expedición interplanetaria lleve su nombre o el primer robot explorador enviado a Venus, que tendrá que soportar las mas altas temperaturas, lleve su nombre; como el alto calor que Chappe vivió en San José del Cabo, que debió parecerle insoportable, particularmente en los últimos días de su vida”.

¿De qué murió Jean Baptiste Chappe? Murió de tifus, enfermedad que transmiten los piojos, pulgas, ácaros y garrapatas que al picar a una rata que es el emisor de la enfermedad, y luego pica a un humano. La fiebre del tifus es una enfermedad que ocurre donde la gente y las ratas ocupan los mismos edificios y donde vive gran cantidad de ratones.

En el libro original, Chappe termina el relato de su recorrido diciendo que “L’Abbaye de San-Bernabé se trouve 15 lieues au dessus de San-Joseph, en remontant Dans le Golfe. C’est un des endroits oú l’on aborde le plus aisément. Enfin,40 lieues au nord de San-Joseph, en suivantla côte, on trouve le village de San-Anna, position qui n’étoit point rapportée sur les cartes”.

En el panteón de San José del Cabo encontré esta tumba en la que un obelisco está coronado con una esfera hecha del tronco de una palmera. No es la tumba de Jean Baptiste, de él no queda mucho recuerdo, será bueno aprender más sobre la vida de una persona tan importante que asentó datos fundamentales para el desarrollo de la Astronomía y que murió aquí, en San José del Cabo, Baja California Sur.

Todos los textos en letra cursiva han sido tomados del Prólogo escrito por José Gaxiola López en el libro Voyage en Califrornie pur l’observation du pasaje de Vénus sur le disque du Soleil. Publicado por el Gobierno del Estado de Baja California Sur y El Colegio de Sinaloa. Culiacán, Sin. 2004

Las fotografías 1, 4, 7, 9, 10, 11 y 12 fueron tomadas en San José del Cabo, la 3 es la lágrima negra durante su tránsito en el 2004, cortesía de Tomas Meson.

Pon atención al cielo, durante el atardecer del 6 de junio, 2012 será visible una vez más, el tránsito de Venus.

Un interesante artículo sobre otra epidemia que hubo pocos años antes en México lo encuentras aquí:
http://www.arts-history.mx/blogs/index.php?option=com_idoblog&task=viewpost&id=246&Itemid=57

domingo, 27 de septiembre de 2009

El eclipse total de sol de 1991

Hace casi dos décadas hubo un acontecimiento que llamó la atención de todo el país, fue el eclipse total de sol, sucedió el 11 de julio de 1991. Lo pude ver en Morelia, justo a un lado del Planetario, fue un espectáculo espeluznante en verdad el ver como, siendo la una de la tarde, de pronto la luz del sol comenzó a bajar de intensidad, las aves comenzaron a volar desquiciadas a buscar sus nidos pues contrario a lo que marcaban sus relojes biológicos, ese día fue muy corto, de hecho hubo algo así como dos amaneceres y dos atardeceres. Mucha gente gritó, otros ni siquiera se atrevieron a salir de sus casas, se corrieron varias historias, muchas de ellas ancestrales, de maleficios y fuerzas negativas, en algunos ranchos hubo quien tapó la cara a los niños pensando que podrían ser afectados si miraban al sol ese día.

Claro es que hubo quién aprovechó el momento para vender recuerdos de todo tipo, libros, postales, pósters y las infaltables camisetas. En la radio y televisión se anunció una y otra vez las medias de protección que se debían tomar ese día al ver al sol, se dieron consejos de cómo elaborar los visores para evitar que la retina se fuera a dañar al mirar sin protección, incluso se vendieron ya hechos, a manera de souvenir, como ese que aparece en la foto.

Esta vez la concentración de científicos fue en Baja California Sur, en la parte del Pacífico, muy cerca al poblado de Todos Santos, en la comunidad de Pescadero; ese fue declarado como el punto ideal para la observación. Los pocos hoteles que había en Los Cabos estuvieron llenos durante toda la semana, antenas parabólicas cambiaron el habitual paisaje desértico de cactus y arena. En el libro que publicó la UNAM a propóstio del evento y cuya portada aparece en la primera foto, anota que “En la ciudad de La Paz, BCS, aproximadamente a las 11:47 horas repentinamente se hará de noche. Una noche extraña ya que una especie de crepúsculo bañará todo el horizonte, en todas direcciones, norte, sur, este y oeste y no como en las salidas o puestas comunes del Sol. Aparecerán estrellas, y los planetas Mercurio, Júpiter, Venus y Marte, así como lo mas sorprendente de todo, lo que tanto astrónomos como cualquier ser humano habremos estado esperando: la luna cubrirá completamente el disco del sol y aparecerá su cromosfera y corona. Los gallos comenzarán a cantar, las aves a buscar refugio en los árboles y los animales nocturnos saldrán a sus guardias.”

Veintiún años antes, en marzo de 1970 hubo otro eclipse total de sol, este fue visible especialmente en Oaxaca. Miahuatlán fue el centro de concentración de periodistas y científicos, fue transmitido por la televisión y fue cuando Pedro Ferriz, apasionado de los fenómenos meteorológicos y precursor del fenómeno Ovni en México, dijo aquella frase que se volvió un verdadero cliché al comentar algo sorprendente: “no se si ponerme a reír, a llorar o a rezar”. Tomando lo escrito por Guillermo Hesselbach, en el libro mencionado, encontramos que “Una de las curiosidades que más llamaron la atención a los visitantes extranjeros que fueron a ver el eclipse de marzo de 1970 a Miahuatlán fue que dos o tres días previos al fenómeno las mujeres embarazadas empezaron a lucir un listón colorado amarrado a la cintura, del que pendía un objeto de hierro, tal como una gran llave antigua, una herradura vieja, etc.”

Eso que llamó tanto la atención a los periodistas extranjeros no es otra cosa mas que la remembranza de lo que sucedía en el Imperio Azteca, Fray Bernardino de Sahagún lo describió de esta forma: “También decían que si la mujer preñada veía al sol o a la luna cuando se eclipsaban, la criatura que tenía en el vientre nacería mellado los bezos. Y por esto las preñadas no osaban mirar el eclipse y para que esto no aconteciese, si mirase el eclipse, poníanle una navajuela de piedra negra en el seno que tocase la carne” Por bezos mellados entendemos ahora al labio leporino.

Caminando por San José del Cabo encontré uno de esos pósters conmemorativos que recuerda el paso del eclipse solar en 1991, me hizo recordar aquellos momentos en que, quienes lo vivimos, tuvimos la fortuna de ver como en mitad del día se hizo de noche durante seis o siete minutos, fue un espectáculo extraordinario… Y tú, ¿te acuerdas de todo lo que sucedió ese día?





sábado, 26 de septiembre de 2009

Los Santos escudos de los estados de México

Así es, los Santos los tenemos por todos lados, solo que, no les hemos prestado la debida atención. Esta vez los veremos presentes en algo así como la mitad de los escudos que cada estado de la República Mexicana tiene. Para iniciar recodemos que antes de la llegada de los españoles el pueblo Azteca, el que dominaba el centro del país, era altamente religioso, con tradiciones muy ligadas a la muerte y con ritos que incluían un sacrificio humano al final de cada una de las celebraciones en los meses que conformaban su calendario.

Luego de la evangelización y la suplantación de una religión por otra, las cosas no cambiaron en mucho, fuera de que se evitaron los sacrificios humanos así como estaban establecidos, aunque, seamos sinceros, se implementó la Inquisición, que era además Santa, y que se encargó de ejecutar una buena cantidad de individuos por crímenes tales como la hechicería, el adulterio, la idolatría, la herejía y, por si todo lo anterior no fuera suficiente, la sodomía; solo por mencionar algunos, si fue esto bueno o malo, no lo se, cada quién sacará sus conclusiones.

Lo que si anotaré es que esa Iglesia tan impuesta y que llevó a la hoguera a muchos nos dejó un legado tan rico y que lo tenemos tan presente que, en ocasiones, al igual que docenas de detalles más, no los notamos. En este caso nos referimos a los Santos en los escudos que representan a cada uno de los estados que conforman nuestro gran país: México.

Ponerle atención a la heráldica nos lleva a conocer una gran cantidad de hechos históricos que acontecieron en el país, nos llevan a conocer sobre la propia heráldica y sus leones rampantes o sus coronas reales, de duques, príncipes o marqueses, según sea el caso. Aprender un poco de fauna, de flora, de antiguas tradiciones, mexicanas o españolas y de cosas sorprendentes, como darnos cuenta de que el mito ancestral de las Columnas de Hércules las tenemos presentes en tres de los escudos: Veracruz, Tabasco y Coahuila. O saber que fue Carlos V el que otorgó cuatro de los escudos que se siguen utilizando en nuestros días, los de Chiapas, Guanajuato, Veracruz, Distrito Federal y Tlaxcala.

Y siguiendo con la realeza, la de España, es Felpe II el que aparece dos veces, una en el de Zacatecas, el otro en el de Tlaxcala, además de haber sido quién otorgó el escudo al estado de Tabasco. Carlos III, el que expulsó a los Jesuitas, fue quien otorgó el escudo a Campeche y algo de llamar la atención es la presencia del pincel magnífico de Diego Rivera, primero en el diseño del escudo del estado de Hidalgo, el cual es totalmente de su autoría cosa que hizo en 1922 y, segundo, el rediseño del escudo de Quintana Roo en 1937. La remembranza al antiguo reino de Castilla y León se hace presente en algunos de los escudos: Campeche, Nuevo León y el anterior que hubo en Yucatán.

Y las referencias que hace tiempo se daban, la de señalar los lugares por los cerros que las hacen características también aparecen en los escudos, el de la Bufa en Zacatecas, el de las Navajas en Hidalgo, el de las Cruces en Estado de México, la Sierra Madre en Nayarit, el de San Pedro en San Luis Potosí y el cerro de Bernal en Tamaulipas. Pero lo que más me llama la atención es la presencia de los Santos en los escudos estatales.

Nuestra Señora de la Asunción, advocación de la Virgen María (15 de Agosto) aparece al centro del escudo de Aguascalientes. En el de Baja California, aparece al centro un fraile, en su descripción no indica más, pero, dado el color y los pasajes históricos de ese lugar, se refiere directamente a los Franciscanos. En el de Baja California Sur, que se dice es una chocha, de esas que abundan por sus litorales, no es solo una concha, sino una venera, que es la concha de la vieira, símbolo del peregrino, por ende, del Camino de Santiago, el que llega a Compostela en el norte de España. En el de Campeche se presenta el cordón de San Francisco, uno de los símbolos de la orden. En el de Chihuahua originalmente contenía el nombre original de la zona, haciendo referencia a San Felipe, actualmente fue sustituido solo por el nombre del estado. En el de Guanajuato, uno de los escudos más bellos que hay en México, se representa a la Santa Fe de Granada. En el de Hidalgo tenemos ni mas ni menos que a la Virgen de Guadalupe y en el de Jalisco, sobre el yelmo, es decir, sobre el casco que corona su escudo está la Cruz de Jerusalén, otro de los símbolos franciscanos.

En el del Estado de México aparecen dos cruces, simbolizando al cerro de las cruces, lugar donde se sostuvo una de las primeras derrotas del ejército insurgente al inicio de la guerra de Independencia. El escudo de Oaxaca tiene en uno de los campos que lo conforma la Cruz Flordelisada, la que es símbolo de los Dominicos. El de Querétaro nos muestra a Santiago Apóstol en su advocación de Santiago Matamoros al estar montado en un caballo, el de Sinaloa incluye un rosario con una leyenda por demás interesante: “Según esta narración, un arriero iba en el camino cuando perdió una de las mulas de su recua. Como cayó la noche no pudo buscarla y decidió pernoctar cerca del lugar donde la perdió. Prendió fuego pero se quedó dormido. Al día siguiente, cuando quiso hacer sus oraciones, cayó en cuenta de que había perdido el rosario que llevaba al cuello. Lo buscó, y cuando removió la yesca de la fogata, vio que su rosario se había fundido. Señaló el lugar donde quedó el tejo de metal fundido con un machetazo. A la postre, este fue el sitio donde se descubrió una veta de plata que permitió el establecimiento de Rosario”.

En el escudo del estado de San Luis Potosí, evidentemente que no puede aparecer otra cosa que no sea San Luis Rey de Francia y domine por completo todo el escudo, en el de Tabasco tenemos como figura al centro a la Virgen María, en el caso de Tamaulipas aparece una cruz, esta forma parte del escudo de armas del conde de la Sierra Gorda, José de Escandón y Helguera. Por último, en el de Zacatecas tenemos la presencia de Nuestra Señora de Guadalupe. No cabe duda de que a donde volteemos está la presencia de 300 años de tradición ibérica, que aunada a dos siglos de sincretismo nos ha dado por resultado eso que tenemos frente a nosotros y que es, ni mas ni menos que nuestro país con su enorme cultura, la cual, en ocasiones, no nos atrevemos a entender.