domingo, 12 de septiembre de 2010

El Bicentenario y su comida, la de todos los días...

Benditas, benditas sean no solo en el Bicentenario sino en todos y cada uno de los días de México las doñitas que salen a la calle con su comal, su fogón, su aventador y su creatividad para ofrecernos la comida que, con esa carga mestiza de ingredientes europeos aclimatados en México y de esos ingredientes tan mexicanos y que se ofrecieron al mundo.


Eulalio Ferrer, un español que llegó a México lo notó y lo supo aprovechar. Vio la explosión de color que en nuestro país hay, incluso en los alimentos… dime si tú no te regocijas al ver cualquiera de los platillos que tanto nos gustan y que son tan mexicanos y que están tan llenos de color, como hasta las mismas botanas.


Comenzamos este recorrido que nos lleva a ver la comida del Bicentenario que no es otra cosa que la comida que tenemos al alcance de las manos todos y cada uno de los días… veo los menús que se ofrecerán en los festejos a lo largo y ancho del país… la comida nuestra de todos los días. Las frutas, explosión, además de color, de sabor… abundante en nuestro país.


Será que me atraen más los lugares para comer donde abundan los colores o que lo hago sin darme cuenta y este atractivo se da en automático, el caso es que lugar a donde entro a comer, lugar en donde hay, evidentemente sabor pero también mucho color. (Con esta foto demuestro que no tengo patrocinio del grupo Modelo).


Soy de Salamanca, soy de Guanajuato, soy del Bajío, las carnitas me encantan y cada vez que me siento a la mesa, antes de comerlas, viene la consabida explosión de color en las salsas, en las botanas… la comida nuestra de todos los días, y también del Bicentenario.


Frijol y maíz, esenciales en nuestra dieta, inevitables, entrañables… aquí una sopa de frijol con requesón, epazote, cebolla y jitomate. No es un restaurante, es la casa de mi hermana.


Danos hoy las enchiladas de cada día… bien podríamos hacer esta adecuación a la frase religiosa. En un portal de un pueblo michoacano encontré que siguen haciendo las enchiladas “como Dios manda”, es decir, con manteca, nada de aceite, manteca de cerdo.

Y en otro portal encontramos esta muestra de mestizaje que tenemos ya tan asimilada, el arroz y los frijoles, claro está que se llama “arroz a la mexicana”. Desde hace mucho oí y lo aprendí muy bien: “en el lugar que sea, cuando el arroz y los frijoles son buenos, todo lo que te sirvan será bueno”. Esta más que frase es una ley.

Rajas con crema… tortillas y hambre, eso es todo lo que necesitas para gozar de esta tradicional comida, la que encuentras normalmente en los puestos del mercado, cuando estás desarrollando “el arte de pueblear ©”


Seguramente lo has reflexionado más de una vez. Según el lugar en el que estés en México, será el taco y la hora en que te comerás el taco… y un taco también es una comida “chiquita”… Ya me eché un taco… esa es una frase que entendemos muy bien todos y algo que nos encanta oír es: ándale, échate un taco… ¿o a ti no?


Hace poco me llegó un comentario de lo más cuerdo, me decía que si esperamos a que nos hagan una fiesta en torno al Bicentenario nos quedaremos con las ganas, más bien que cada quién se haga su fiesta… ándale, échate un taco! Festejemos el Bicentenario.


Portales, benditos portales de los pueblos de nuestro país. Remansos de paz. Restoranes improvisados. Regocijo de los sabores, descanso de los viajeros que andamos por todos lados que nos es posible… con y sin Bicentenario, la comida es única en esos portales.


Dios mío! Yo bien podría alimentarme de enchiladas, estas servidas en Cuerámaro, Guanajuato. Enchiladas verdes, rojas, placeras, mineras, suizas, con pollo, con queso, con carne molida… todas, todas son exquisitas. Benditas enchiladas!


Y el color lo tenemos aún antes de que se preparen los alimentos, como en este almacén de granos. Maíz, frijol, lenteja, arroz, garbanzo, habas…


Y que te puedo decir de los lugares donde están ya listos los condimentos para que tu pozole le agregues los sabores de tu preferencia y lo hagas tan picoso como tu gastritis te lo tolere… bendito pozole nuestro de todos los días!


La mesa está lista. Si tu me lees en el extranjero te digo que cuando, caminando por algún pueblo de México veas una mesa limpia, una doñita amable, y un fogón listo para calentar la tortilla que en ese momento se está preparando, no lo dudes, llegaste al lugar adecuado.


Te presento los “platillos voladores”, el nombre original es “cazuelas”. Estos los encuentras solamente en La Barca, Jalisco, a menos de doscientos metros del río Lerma, el que divide a Jalisco de Michoacán. Media toronja, media naranja agria, media lima, medio limón. Mucho hielo, Ron Madero Blanco y Cocacola… difícilmente llegarás al segundo. No te lo puedes perder.


Y estando en ese lugar de las cazuelas o platillos voladores, el complemento ideal son las tostadas de hueva de pescado… antes eran de carpa, no se si las sigan usando, en todo caso serán de lisa.


Y por esos rumbos de Jalisco está Ixtlahuacán de los Membrillos y.. ¿Qué crees que encontrarás allí? Exacto! Membrillos, crudos, en ate, en licor, en tequila.


Y ya se hizo tarde y nos agarra el hambre. Un atole de cáscara de cacao y un tamal de pollo en hoja de plátano para cerrar el día es muestra de que las ancestrales comidas mexicanas del atolli y tamalli siguen vivas en este Bicentenario.


Y para cerrar un buñuelo, de esos que las monjas venidas del otro lado del Atlántico vinieron a enseñar, solo que se toparon con que aquí se les agrega panocha y su sabor se vuelve increíblemente dulce… como dulce puede ser el Bicentenario y te mentalizas a que cada quien se hace su fiesta y festeja en medida de sus posibilidades y sus entendimientos.

Si quieres ver más sobre Eulalio Ferrer y los colores, entra aquí:

http://cabezasdeaguila.blogspot.com/2010/04/mexico-la-tlapaleria-del-mundo.html

3 comentarios:

  1. mmm io piiensO ke deberian pOner cOsas tiipiicas de akeios dias, nO de ahOra

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  2. Pamela:

    El titulo de la entrada dice claramente del BICENTENARIO, no la comida de 1810...

    Saludos

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