lunes, 30 de junio de 2014

El paradisíaco norte del Municipio de Salamanca, Guanajuato.

    Reza el dicho que "no hay plazo que no se cumpla", más verdad no puede existir. Todos llegaremos con la puntualidad requerida a esa cita con el final de la vida, solo que, sin ser dramáticos y no refiriéndonos a la muerte, sino, todo lo contrario, a la vida, ese plazo ansiado, esa idea que tengo acariciada desde hace varios años, finalmente se vuelve realidad: llegar hasta Dos Ríos, en el norte del Municipio de Salamanca. El impacto fue grande, estar en un sitio que difícilmente podemos concebir en nuestras vidas actuales, en donde lo que reina es la paz, la armonía, el aire fresco, el agua limpia y una avasalladora tranquilidad.

    La idea la tenía tan acariciada que hasta un viaje virtual había ya hecho por ese rumbo, ayudado de la tecnología que tenemos a la mano, enfrente de nosotros: una computadora y el sitio web de Google Maps con la aplicación de Street Finder. El resultado del viaje virtual, por un lado, fue el de averiguar cabalmente el tan ansiado recorrido, medir distancias y condiciones del camino, lo puedes ver aquí.

    La suerte fue grande, pues, contrario a otros años, éste final de primavera, principio de verano, las lluvias por la región han sido intensas, consecuentemente la abundancia de verde está por todos lados. Enfilamos por la prolongación de la calle Cazadora, que fuera en su momento el camino real, digamos que, la vía corta para Guanajuato. Pasamos por lo que era la Congregación de Cárdenas, actualmente tiene la categoría de comunidad, con ese nombre genérico que refiere a todos los asentamientos rurales, al parecer ya no existe ni rancho, ni ejido, ni congregación, simplemente hay comunidades. Pasamos por lo que fuera la Hacienda de Cruces y su desprendimiento la del Fuerte.

    Llegamos a la primera bifurcación del camino: a la izquierda sigue el camino para Temascatío, a la derecha a la ex Hacienda de Mendoza, para allá continuamos. Vimos los vestigios de la Hacienda, su arcada que fuera, según me contaron alguna vez, usada como escuela, pues aun podemos ver rastros de las anotaciones que el profesor hacía directamente en la pared. Vimos la ya muy deteriorada y dividida "casa grande", continuamos el camino rumbo norte para una excepcional escala: en la Presa de Mendoza, la cual resplandece en verdes y azules.

    La carretera está en buenas condiciones, no hace mucho que fue reencarpetada, el tránsito de vehículos es más bien poco y el panorama espectacular. Me sirvió de mucho haber leído la parte hidrográfica de la Geografía de Pedro González.

    "... en los lugares ya nombrados de la sierra de Codornices, en Cañada de Ortega, confluye el río de Dos Ríos en el de Temascatío, aquél nace en las Mesas de Acosta y éste en Potrerillos, San José de los Allendes, Manantiales y presa del Mesteño. En Temascatío está la toma para la presa de esa finca y en ella se junta el arroyo de las presas de Mendoza y de El Zapote..." Don Pedro González, conocedor al detalle de la región afirma que "Salamanca e Irapuato tendrían abundante agua potable para el uso de ambas poblaciones si se le llevara entubada desde Temascatío, pues sobre la buena calidad del líquido y su abundancia, la altura es sin disputa dominante". (1) Claro es que eso ocurría en 1900, en la actualidad el Temascatío es uno de los tributarios del Lerma más contaminados que existen.

   Retomamos el camino, siempre en dirección norte, a pocos kilómetros de la Presa de Mendoza vemos otra más, la del Zapote, la zona más norteña del emporio de haciendas que fueran propiedad de don Jesús Covarrubias al finalizar el siglo XIX y comenzar el XX, allí la comunidad ya tiene otro nombre, y se conoce como El Huaricho. Me comentan que un huaricho es un insecto una especie de hormiga, pero un poco más grande, es comestible. "El huaricho es un insecto volador, una especie de avispa, que produce una miel de un sabor muy agradable. Se consumen principalmente las larvas y su mejor temporada es en los meses de marzo y abril". (Rutas Gastronómicas).

     En el Huaricho hay una capilla, creo está dedicada a la virgen de Guadalupe, alguien me dijo que hay una más en El Estanco, que se ubica unos kilómetros más adelante, y que esa está dedicada al Divino Niño, pero el dato no pude corroborarlo.

    El nombre de Estanco es bastante emblemático, me da la impresión de que era una referencia que hubo durante los varios siglos del Virreinato pues en ese entonces los Estancos eran considerados como los productos controlados por la Corona española, en los que se incluían, entre otros, los Naipes, el Tabaco y el Pulque. Ni que decir del Azoge, la Plata, el Pólvora. En consecuencia me da la idea de que por ahí, siendo el camino corto para Guanajuato, había un punto de control, sea que de la plata que venía de Guanajuato que del Pulque que se enviaba para el real de minas. El caso está que ese nombre persiste. Y justo un par de kilómetros más al norte es cuando llegamos a otro sitio espectacular: Cañada de Ortega.


 La presa del Zapote en El Huaricho, antes llamado Zapote de Covarrubias.

  Observa con atención la cortina de la presa. Creo necesario hacer un estudio más a fondo sobre la arquitectura hidráulica que se desarrolló en el Bajío, específicamente en Salamanca, de ello he avanzado ya un poco, lo puedes ver aquí.


 Esta es la capilla en Zapote de Covarrubias, ahora llamado El Huaricho.









    El Santuario en Cañada de Ortega. Sitio importantísimo en el cual, al comenzar el siglo XX, era vicaría, la más norteña del municipio que concentraba a todas las comunidades de la región, además, dice don Pedro González: "al Juzgado del Registro Civil pertenecen las agencias de Pueblonuevo y Cañada de Ortega, las tres subordinadas a la Inspección de Guanajuato". La tercera se refería a la de Salamanca. (2)




   Continuamos rumbo norte, cruzamos el rancho del Caracol, sitio en el que termina en pavimento, allí llegamos justo a donde está la Telesecundaria y doblamos a la izquierda, ese es el camino que conduce a Dos Ríos, un poco más adelante vemos esta sorprendente construcción. Observa con atención los dos pilares de la derecha, de, al menos una docena de metros de altura ¿qué habrá sido allí? Definitivamente tendré que volver para averiguar cuál fue su función.

    A medida que avanzamos más al norte, vamos encontrando más y más líquenes....




    El camino de terracería para Dos Ríos...

    Allí está, esa cañada es la de Dos Ríos...















Nota: este es el artículo (post) número 2000 en El Bable.

Fuentes:

1.- González, Pedro. Geografía local del Estado de Guanajuato. Editorial La Rana. Guanajuato, 2000. p.280.

2.- Ibid. p.284

domingo, 29 de junio de 2014

Petlacalco, el concepto de la troje entre los mexicas.

   Hacía tiempo no abordábamos en este Bable el tema de los silos y las trojes, quizá sea porque el rumbo por el que andaba en este primer semestre del 2014 era el Sureste del País y, dadas sus condiciones climáticas, regularmente húmedas y lluviosas, el asunto del almacenaje es cosa complicada. Eso lo recuerdo bien haber leído, cuando, allá por los sesentas, cuando se construyeron los "Silos del pueblo", es decir, los Conos de Conasupo, en lugares como Veracruz, en donde la humedad es cosa habitual, esos silos cónicos más que una ayuda, fueron perjudiciales pues los granos aceleraban su descomposición debido, precisamente, a esa abundante humedad.

   En un artículo que publiqué aquí, comentaba que lo más seguro es que el Cuexcomate era el antecedente de los silos cónicos, incluso encontré algunas interesantes fotografías que compartí para hacer más claro el concepto y por que, dada su forma, planteaba ese antecedente. Ahora, leyendo al gran Francisco Javier Clavijero, encuentro que en su Historia Antigua de México hace referencia a otro concepto que nos aclara que, así como entendemos claramente que una cosa es un silo y otra una troje, una cosa es el Cuexcomate y otra el Petlacalco.

   "Tenían eras para desgranar las mazorcas y para limpiar las semillas, y trojes para guardar el grano. Sus trojes eran cuadradas y por la mayor parte de madera. Servíanse para esto principalmente del oyametl, que es un árbol altísimo y muy derecho, de tronco redondo, de corteza sutil y lisa, de pocas ramas y muy delgadas y de una madera correosa y difícil de romperse y de apolillarse. Formaban estas trojes sobre un envigado de pino disponiendo en cuadro los troncos de oyametl hasta la altura que querían, sin más labor que unas muescas o hendiduras que les hacían cerca de las extremidades para encajar un tronco en el otro y unirlos tan estrechamente que no permitiesen el paso de la luz. En llegando el cuadro a la altura que habían determinado darle, lo cubrían con otro envigado de pino y sobre él formaban el techo para defender el grano de la lluvia.


   "Tenían estas trojes las puerta en la parte superior y en la inferior una ventanilla. Eran tan grandes que contenían 5 o 6000 y aun más fanegas de maíz. Vense hasta hoy de estas trojas en muchos lugares distantes de la capital y entre ellas algunas que, a lo que parece, fueron construidas antes de la Conquista, y según me ha dicho un agricultor inteligente, en ellas se conserva mucho mejor el grano que en las que se acostumbran en Europa. Para cuidar de las mieses tenían miradores en la orilla de las sementera. Fijaban cuatro palos altos en la tierra y en lo más elevado de ellos formaban una chozuela de ramas o de esteras desde donde podía un hombre, sin ser ofendido del sol o de la lluvia, observar todo el sembrado y ahuyentar con la honda las aves y animales perjudiciales. Son hasta hoy muy comunes en aquel reino estos miradores". (1)

   Interesante saber que, eso que nos sorprende tanto al caminar por México, especialmente por el centro del País, en sus antiguas haciendas, ya desmoronándose, surgen esas trojes, de piedra por el Bajío, de adobe por otros rumbos, cuyo antecedente está tanto en las trojes europeas, como en el petlacalco mexicano. Por cierto, la esa palabra, Petlacalco, quiere decir "lugar de la casa de petate", hay un pueblo, al sur de la ciudad de México, en Tlalpan que lleva ese nombre, quizá allí existió una troje mexica.

   "Fray Bernardino de Sahagún se ocupó también del tema y nos habló de las "trojes o alhóndigas". "Otra sala del palacio se llamaba petlacalco. En ese lugar posaba un mayordomo del señor, que tenía como cargo cuenta de todas las trojes de los mantenimientos de maíz que se guardaban para proveimiento de la ciudad y república, que cabían a cada dos mil fanegas de maíz, en las cuales había maíz de veinte años sin dañarse, también había otras trojes en que se guardaban la sal gruesa por moler, que la traían por tributo de tierra caliente; también había otras trojes en que se guardaban fardos de chile y pepitas de calabaza de dos géneros, unas medianas y otras mayores (Sahagún 1938, II:311). (2)

Fuente:

1.- Clavijero, Francisco Javier. Historia Antigua de México. Editorial  Porrúa. México, 1974. p.231

2.- Rojas de, José Luis. El control del granero del Imperio y la consolidación del estado mexica. En: Almacentamiento de productos agropecuarios en México. Coord: Gail Mummert. El Colegio de Michoacán, Zamora, 1987. p.30

sábado, 28 de junio de 2014

Cañada de Ortega, uno de los sitios más bellos del municipio de Salamanca, Guanajuato.

   Quizá sea la zona norte del municipio de Salamanca, Guanajuato, la menos conocida, la menos explorada, la menos difundida y es la más bella sin lugar a dudas. En el "otro" blog mucho hemos escrito sobre la historia de Salamanca, sobre la antigua nomenclatura que había, la cual incluye el Valle de Salamanca y la Charca que eran, por un lado, el nombre que recibía esta parte central del Bajío guanajuatense, y por el otro un punto referencial para esa laguna que se formaba, en el mismo valle, cada temporada de lluvias.

   Al norte de Salamanca se ubicaba una buena docena de prósperas haciendas, otro tanto hacia el sur, solo que el sur se conocía como el valle de Santiago, en la conciencia de que una cosa es el valle, con minúscula, y otra, el Valle, con mayúscula, pues la primera se refiere propiamente al valle o llanura que hacia el sur se forma, siendo el punto divisorio entre el valle de Salamanca y el valle de Santiago el río Lerma. Ahora bien, cuando hablamos del Valle de Santiago (con mayúscula) nos referimos a la población que lleva ese nombre.

   Son muchas las haciendas que se asentaron en el valle de Salamanca, quizá la más cocida sea la de Cerro Gordo, eso debido a que por ahí pasa el camino que va a Santa Cruz de Juventino Rosas, pero había más, como la Hacienda de Dolores, la Hacienda de Tena y Tenita, la Hacienda de San José de las Sardinas, la Hacienda de Loma de Granados, la Hacienda de Guadalupe, la Hacienda de San Nicolás de Ancón, la Hacienda de Doña Rosa, la Hacienda de Cruces y la Hacienda de Mendoza. Más al norte estaban la Hacienda de Marigómez y la Hacienda de Dos Ríos.

   Y ocurrió que en esa vastedad fue creada una Hacienda más, que pasó a la historia no como hacienda, sino como Congregación, esto debido a que era el punto más norteño de la municipalidad de Salamanca en donde había una capilla que llegó a ser el recinto Católico más importante luego de la Parroquia de Salamanca, eso en el siglo XVIII.

   En el documento más antiguo que encontramos en la obra de Alberto Carrillo Cázares (1), que es el Padrón de la Villa de Salamanca de 1683, no aparece referencia alguna de los asentamientos norteños de Salamanca, fuera de San Nicolás de Ancón y San Nicolás de Mendoza. Esto nos dice que ni Dos Ríos, ni Cañada de Ortega habían sido fundados (o poblados) aun.

   Isabel González Sánchez de Investigaciones Históricas del Gobierno de Michoacán, publica (2) una relación del Partido y sus distancias, de lo que era la jurisdicción de la Villa de Salamanca en 1754. Allí tampoco encontramos el nombre de Cañada de Ortega, pero sí aparece el "Puesto de los Dos Ríos con el de la Joya de Sandobal que se compone de varios ranchos de interesados y arrendatarios siete leguas al norte de ésta cabecera, con 167 personas". Uno de esos ranchos era el de Cañada de Ortega.

   Y ocurrió algo en esa segunda mitad del siglo XVIII, algo que quizá no fue del conocimiento de un personaje que, al ostentar el 15% de las barras, es decir, de las "acciones" de la Mina de la Valenciana en Guanajuato, llegó con una cuantiosa fortuna a Salamanca, tan grande era que se compra todas las Haciendas que le fue posible tanto al norte, en el valle de Salamanca, como al sur, en el valle de Santiago. Hablamos del capitán Juan Antonio Santana que para 1793 era ya Alcalde Ordinario de la Villa de Salamanca, y todo indica que, o no sabía de la existencia de toda esta región de Dos Ríos y Cañada de Ortega o, en todo caso, no estaba a la venta, de lo contrario, seguramente la habría comprado.

   Vendría luego el movimiento social que conocemos como Guerra de Independencia, el valle de Salamanca y el de Santiago, se vuelven escenarios permanentes de los enfrentamientos entre insurgentes y realistas. Unos les quemaban a los otros sus haciendas dependiendo de la inclinación que tuvieran hacia o en contra del movimiento, el caso fue que ninguna de las Haciendas de estos valles pudo evitar el saqueo o la destrucción. Para febrero de 1818 se hace un reconocimiento de la Jurisdicción de Salamanca y el resultado fue que "Los Dos Ríos, Cañada de Ortegas, Mesas de Acosta (y) D. Lucas son de varios dueños, están en giro (y) bajo el dominio de Ydem". (3) Con esto lo que entendemos es que la Cañada de Ortega no padeció de incendios, seguía produciendo y era punto a favor de la insurrección.

    México enfilaba hacia una aparente estabilidad, ya se había dado una intervención extranjera, la de los Estados Unidos en 1845, de ella solo tenemos conocimiento que los invasores llegaron hasta la Valenciana y allí fueron enfrentados por el padre Jarauta. En 1862 el canónigo José Guadalupe Romero, encomendado por el Obispado de Michoacán, hace un recorrido por toda la Diócesis y genera un reporte contenido en sus Noticias (4) en él anota que "este curato tiene una vicaría fija en la hacienda de los Dos Ríos", con lo cual, luego de no encontrar capilla alguna en Dos Ríos, me atrevo a afirmar que la vicaría estaba en Cañada de Ortega y que esta Cañada políticamente era parte de la Hacienda de Dos Ríos.

   Terminada la intervención francesa, reinstaurada la República, México enfila por mejores rumbos. Vendría luego el Profiriato, y, casi como entrada a éste período, Antonio Peñafiel publica su Estadística General (5) en donde aparece ya Cañada de Ortega como un centro de población importante con un total de 421 habitantes. Para 1895 se levanta oficialmente el Primer Censo general de población en México, (6) para entonces la baja en población es notoria, pues solo se anotan 156 habitantes, pero hay que tener en cuenta que los ranchos en rededor eran ya censados en forma individual, en Dos Ríos se registran 198 habitantes, habrá que ver si ya aparece El Estanco, El Caracol y El Salitre con números propios.

   Para 1899 sucede algo curioso en Salamanca y en general en todo México, por órdenes del Señor Presidente, Porfirio Díaz, se levanta una concienzuda estadística, específicamente de Haciendas y Ranchos, con el fin de enviarlas a la Exposición Universal de París que se realizó en 1900, allí se quería mostrar la realidad numérica de México y las oportunidades que ofrecía a los inversionistas. El resultado de ella, para Salamanca es que Cañada de Ortega en es fin del siglo XIX, estaba valuada en 3,285.72 pesos. (7)

   Y en el Censo de 1900, que fue el Segundo Censo General que se levantaba en México, vemos que Cañada de Ortega ya tenía la categoría política de Congregación, con una población de 453 habitantes, las otras dos Congregaciones que había en Salamanca eran las de Cárdenas con 678 habitantes y la de Mexicanos con 624. (8)
   Muchas son las cosas interesantes que encontramos en Cañada de Ortega, como este detalle, en donde vemos la armonía que se mantenía entre lo construido por el hombre y la naturaleza, al respetar esta bajada de un pequeño arroyo que va a desembocar al arroyo de Ortega, a pocos metros de distancia.

   No hay una fecha documentada que nos diga cuando se construyó esta capilla, dedicada a Jesús Nazareno, fue aquí la sede de la vicaría a mediados del siglo XIX. La fiesta se celebra el 6 de Enero, dicen que acude mucha gente. También dicen que aquí era una Casa de Ejercicios, este dato me da la idea de lo que sucedía  en Atotonilco, lugar dedicado también a Jesús Nazareno, quizá sea solo una asociación de ideas.

   Esta es la parte de la estadística de Alfonso Peñafiel publicada en 1887 en donde aparece la Cañada de Ortega en su calidad de Rancho. 

   "El Río Temascatio es un afluente derecho del Río Lerma y su origen tiene lugar en el accidente orográfico conocido como Misterio del Chorro a 2,608 msnm. En su flanco sur, descienden los arroyos El Capulín Carboneras y Potrerillos los que se unen a la altura del paralelo 20° 40' de latitud norte, a la corriente colectora se le denomina en esta parte Arroyo Potrerillos el que escurre con rumbo sur a través de terrenos caracterizados por lo accidentado de la topografía. En este tramo recibe un tributario izquierdo de nombre Arroyo El Bordo y a partir de esta confluencia cambia su dirección al oeste para penetrar en la Cañada de Ortega, que corresponde a las estribaciones del Cerro Temascatio al que bordea paulatinamente". (Tomado de Guanajuato Protección Civil.)

   Según el Censo General de Población y Vivienda de 2010, en Cañada de Ortega había 36 habitantes. Sin lugar a dudas este sitio es uno de los más bellos que existen en el Municipio de Salamanca, en el Estado de Guanajuato, si te interesa llegar allí, toma en Salamanca la salida a la comunidad de Cárdenas, por la calle de Cazadora, rumbo norte; pasarás por la ex Hacienda de Mendoza, luego la ex Hacienda de Zapote de Covarrubias, el Estanco, un par de kilómetros más adelante verás la desviación a Cañada de Ortega. El sitio es intersantísimo, los domingos a las 3 de la tarde es cuando la capilla está abierta.































Fuentes:

1.- Carrillo Cázares, Alberto. Partidos y padrones del Obispado de Michoacán. 1680-1685. El Colegio de Michoacán. Zamora, 1996. pp.415-427

2.- González Sánchez, Isabel. El obispado de Michoacán en 1765. Comité Editorial del Gobierno de Michoacán. Morelia, 1985. pp.302-305

3.- Archivo Histórico Municipal de Salamanca. Gobierno. Censo y Padrones. Caja 84. 1818-1895.

4.- Noticias par formar la historia, y la estadística del Obispado de Michoacán, presentadas por su socio de número, el Sr. D. José Guadalupe Romero, Canónigo doctor de la santa Iglesia Catedral de Michoacán. Imprenta de Vicente García Torres. México, 1862. pp.182-184.

5.- Peñafiel, Antonio. Estadística general de la República, Ministerio de Fomento. México, 1887. pp.141-154.

6.- Primer Censo de Población en México.

7.- Archivo Histórico Municipal de Salamanca. Estadísticas. Caja 272. 

8.- Segundo Censo de Población en México, anotado por Pedro González en Geografía local del Estado de Guanajuato. Ediciones La Rana. Guanajuato, 2000. p.276.