Al introducirnos a ciertas páginas de la historia de las villas novohispanas, esas que, como asentamientos de españoles se fueron fundando al final del XVI y comienzos del XVII los pudientes, es decir, los de abolengo, que habían acaparado tierras, por ende, habían hecho fortuna, en segunda o tercera generación comienzan a aparecer ya como Capitanes. El título lo habían comprado pues a escuela alguna de milicia no habían asistido era meramente el prestigio que les daba el ostentarlo. Y, buscando sobre el tema, encuentro algo que de seguro te será tan interesante como lo fue para mi:
"La otra vía para alcanzar un ascenso era la compra de grados. Esta fue la forma corriente de adjudicar los puestos de oficiales milicianos, pero también en el ejército regular fue una práctica muy extendida. Ya el regimiento de dragones de México se creó en 1767 mediante la venta de comisiones, y cuando en los años 1787-89 se formaron los regimientos de infantería de Nueva España, México y Puebla, una buena parte de los grados de las compañías se pusieron a la venta.
El precio inicial que el ministro de Indias Valdés marcó fue 6,500 pesos para el grado de capitán, 3,000 para el de teniente y 2,000 el de subteniente. Pero aunque se presentaron suficientes candidatos para las capitanías, no ocurrió lo mismo con las tenencias y subtenencias. Para solucionar el problema, el virrey Flórez aumentó el precio del grado de capitán a 9,000 pesos, pero incluyendo también el de subteniente en el lote. Así el que adquiere el grado de capitán podía entregar el de subteniente a quien desease o ponerlo a la venta. El sistema parece que dio resultados, pues con fecha de 24 de mayo de 1788 el virrey Flórez daba cuenta del ventajoso estado en que se hallaba la formación de los Regimientos de Infantería de Nueva España y de México: "...tengo también la satisfacción de haber acreditado mis conceptos sobre los empleos de beneficio, pues para los de todas las clases sobraron pretendientes, y ya se hallan en Cajas Reales los 189,000 pesos de su importe, habiéndose beneficiado las compañías y subsistencias en 9,000 pesos y las Tenencias en 3,000, de que ha resultado el aumento de 8,000, con respecto a las cuotas señaladas por la Real Orden de 24 de septiembre último..."
Pero esta vía para lograr el ascenso, mucho más rápida que la de la antigüedad, estaba vedada para la mayor parte de los militares profesionales, ya que sus costosos [sic] sueldos no les permitían pagar tales cantidades; los que con más frecuencia compraron los "empleos de beneficio" fueron los hijos de los oficiales de alta graduación, que seguían de esta forma la carrera de sus padres sin tener que empezar como soldados o cadetes. Según Archer, muy pocos mexicanos aprovecharon la ocasión de poder incorporarse al ejército mediante la compra de un grado del ejército regular; la mayoría de los candidatos fueron peninsulares o hijos de la primera generación de oficiales del ejército y de administradores civiles. Parece que los criollos reservaron sus caudales para comprar los grados de oficiales milicianos, ya que ésta era una buena forma y eludir lo más posible sus inconvenientes". (1)
"El 18 de julio de 1787 desembarcó en Veracruz el teniente general de la real armada don Manuel Antonio Flórez, nombrado virrey de la Nueva España, y llegó a la capital y tomó posesión del gobierno el 17 de agosto del mismo año. La rápida sucesión de gobernantes había impedido a todos ellos alcanzar el éxito de sus proyectos en administración pública, al grado que las instrucciones que dio el conde de Galvez para el arreglo de las provincias internas llegaban apenas a su destino cuando ya el conde había muerto, y todo volvió a quedar como sí esas instrucciones no se hubieran dado, de manera que las ordenes de los virreyes puedan considerarse como simples iniciativas. El virrey Flores describe aquella época perfectamente en pocos renglones, en la instrucción que dejó a su sucesor: "los gobiernos subsecuentes, dice, de los señores don Matías de Gálvez y conde de Gálvez, se desaparecieron por momentos, como las interinidades de esta real audiencia y del señor Arzobispo don Alonso Nuñez de Haro; de suerte que en el discurso de cerca de nueve años todo fue con precisión trastorno y confusiones".
Como todos los virreyes, Flórez comenzó por dedicarse al arreglo de la Real Hacienda; las rentas habían aumentado notablemente, pero al mismo tiempo los gastos crecían hasta producir un deficiente. Desde entonces el desequilibrio en el presupuesto se originaba principalmente de los gastos de guerra, y la corte de España enviaba frecuentemente nuevas disposiciones para el arreglo de ese ejército, que solo producían dificultades y gastos. El virrey Florez, con arreglo a uno de sus proyectos, levantó tres regimientos nuevos de infantería, el de la Nueva España, el de México y el de Puebla, en los que, como oficiales, tomaron servicio los jóvenes de las familias principales de la colonia. Los empleos de Capitán se beneficiaban, es decir, se vendían por 6500 pesos; los de Teniente por 3000 y por 2000 los de Subteniente. La autoridad de los virreyes no era tan absoluta ya como en los primeros años de la dominación; en materia de hacienda y guerra dividíase el poder, interviniendo o más bien disponiendo en esos ramos el intendente general del ejército y real armada, que lo era en aquella época don Fernando Mangino. Florez no tuvo grandes dificultades con el intendente; tranquilamente partió con el la autoridad, aunque tuvo por delegación la superintendencia general. [Nota: Don Fernando Joseph Mngino era el Superintendente Subdelegado de la Real Hacienda de Nueva España.]
El virrey Flórez tampoco ocupó el gobierno por mucho tiempo; cundo obtuvo el nombramiento tenía ya muy quebrantada su salud; resintiose seguramente por le cambio de clima y por la gran altitud de la ciudad de México y a pesar de que tenía vastos proyectos en la reforma de la administración y grande empeño en llevarlos a cabo, se vio en la necesidad de pedir al Rey su relevo por causa de salud y el monarca español satisfecho de la honradez y del acertado comportamiento de Flórez, así como de la verdad del motivo que alegaba para separarse del virreinato, no solo le admitió la renuncia, sino que le dispensó la residencia y se le abonaron seis meses del sueldo de virrey para que pudiese hacer su viaje a España. Flórez, por lo que puede juzgarse de él en dos años que dirigió el gobierno de la colonia, era un hombre que poseía las dotes necesarias para haber llevado a cabo los grandes proyectos iniciados por el visitador Gálvez, pero que desgraciadamente quedaron siempre en embrión, pues la muerte impidió al ministro de Indias desarrollar sus planes, que no había podido poner en práctica por las grandes dificultades que le presentaron las guerras europeas". (2)
Fuentes:
1.- Vega Juanino, Josefa. La institución militar en Michoacán en el último cuarto del siglo XVIII. El Colegio de Michoacán. Zamora, 1986. pp. 85-86
2.- Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos. Tomo VII. Editorial Cumbre. México, 1986. pp.196-197
2.- Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos. Tomo VII. Editorial Cumbre. México, 1986. pp.196-197