Quiero pensar que, si visitas
El Bable con frecuencia, eso del refranero mexicano te lo sabrás bien o, en todo caso, conocerás los dichos o refranes básicos, como este que hoy uso a manera de título e introducción al tema que nos ocupa: "También en San Juan hace aire", refiriéndonos a que las cosas suceden por todos lados incluso en la ciudad capital. Aunque en la
Academia la definición es de este modo: "
Frase gnómica que funciona como grito de júbilo por el éxito obtenido por algún paisano o coterráneo. La expresión que cumple con esa función está conformada por las palabras "también en san Juan hace aire"; lo demás funciona sólo como complemento expresivo".
Y esto más que júbilo o alegría nos causa molestia y un poco de enojo. Se trata de las zonas arqueológicas olvidadas por INAH. Los pretextos son muchos para no intervenir en ellas. Uno de ellos, el más pesado (en términos de pesos y centavos) es que cuando una zona arqueológica no produce dividendos, como es el caso de Chichén Itzá o Teotihuacán, mejor ni se le invierte. Los ejemplos de las zonas desatendidas son muchos, uno de ellos, aquí lo tenemos en Salamanca, Guanajuato, se llama
Los Edificios, uno más está en Teocaltiche, se llama
El cerro de los antiguos; otro lo tenemos en Apaseo el Alto, Guanajuato, se llama
Tzche, la lista podría seguir, lamentablemente es larga.
Cuando me lo contaron pensé serían unos vestigios arqueológicos bien tratados, que además se exhiben con el orgullo suficiente y ese orgullo que caracteriza a la zona oriente de la ciudad e México, en el mero Iztapalapa, así que para allá me dirigí. Usé el servicio colectivo de transporte tan cacaerado que se llama Linea Dorada, que no es otra cosa que la número 12 del Metro de la ciudad de México, me bajé en la estación Mexicaltzingo. A las primeras personas que vi por ahí, en un puesto de quesadillas, al preguntarles no me supieron decir. Entonces pregunté sobre un templo antiguo. Debe ser el que está allá y señalaron hacia el oriente.
Caminé dos cuadras y llegué. Las puertas de acceso al atrio estaban cerradas, tanto la que está en la Calzada Ermita-Iztapalapa como la que hay en un callejón y que ve al frente del templo. Como quiera, desde la distancia se veía un templo recién remozado, pintado en rosa y cuya base sobresalía un par de metros del nivel del atrio. Alguien me había dicho que allí habían aprovechado la plataforma inicial de un templo prehispánico para construir el templo católico.
Pregunté a todo cristiano y a todo viandante que pasaba por ahí, nadie me supo decir ni de que templo se trataba ni a que horas lo abrían. Luego me enteré (en Internet, claro está) que se trata del templo de San Marcos y que fue de los primeros en construirse en Nueva España, en 1530, pocos años después de la llegada de los Franciscanos a México y tres antes del inicio del mito de la aparición de Guadalupe en Tepeyac, por consecuencia estamos hablando de un lugar antiguo en realidad.
Una de las referencias que llevaba era que los vestigios arqueológicos del centro ceremonial del pueblo de Mexicaltzingo estaban ahora dentro de las instalaciones de un centro educativo, la Universidad Tecnológica de México. Caminé todo en rededor, por cuadras enormes, más del doble de tamaño que las habituales y pregunté por un lado y por otro sobre estos vestigios y nadie me supo decir nada. Fui a todas las entradas (tres) de la mencionada Institución y los agentes de seguridad me dijeron no saber nada al respecto y que mejor hablara a un número telefónico tal y que seguramente allí me darían más información. Andando por ahí y al cruzar por un puente peatonal vi a lo lejos el Cerro de la Estrella, me di cuenta de lo próximo que estaba al centro de Iztapalapa.
De pronto una marabunta salió por una de las puertas del Teconoógico, cientos y cientos de jóvenes estudiantes, uno de ellos me dijo que si la foto era para mi "Face", no le dije, solo quiero saber si hay unos vestigios arqueológicos por aquí. Solo levantó los hombros en señal de que no sabía, yo continué preguntando al respecto y nadie me dio razón.
Y ahora que esto te cuento, me vuelvo al punto original de dónde comenzó esta historia. Unos amigos que viven por esos rumbos me dijeron que en el templo de Mexicaltzingo había vestigios arqueológicos y que el templo había sido levantado, como en tantos otros lugares de México, con piedras de los recintos originales y que, además, habían usado el mismo basamento del templo original para levantar allí el templo católico.
Entré a Internet a buscar algún dato sobre estos vestigios, encontré un sitio llamado
Escuadrón 201 y cercanías, fue el único que mencionaba sobre estos vestigios y hasta incluía las fotos que ahora me permito copiar y compartir, esperando que a quién las subió no le moleste, no digo su nombre porque no lo veo en el sitio, el cual puedes ver
aquí.
"La antigua Iztapalapa tuvo alianzas y discordias con sus vecinos chinampanecas del sur (Xochimilco, Chalco Cuitláhuac y Mizquic). Durante el periodo del gran señorío mexica mantuvo con esta población estrechos vínculos políticos, familiares, tributarios y militares, al constituir una especie de confederación o nauhtecutzin con Huitzilopochco (Churubusco), Mexicaltzingo y Culhuacán que colaboraron en tareas comunales como ir a la guerra, tributar con trabajo o en especie y realizar distintas ceremonias y rituales. Este vínculo continuó incluso durante un periodo de la Colonia, al conformar el corregimiento de Mexicaltzingo, que estaba encomendado a la Ciudad de México". (Sitio electrónico de la Delegación Iztapalapa).
"Desde la época prehispánica Iztapalapa y los cuatro señoríos referidos más recurrentemente mencionados en las fuentes mexicas sobrevivientes hasta nuestros días, han tenido una profunda repercusión política, económica, religiosa, militar e histórica con la metrópoli, entonces llamada México Tenochtitlan, ciudad hegemónica que configuró mediante conquistas militares la vida política y religiosa de buena parte de los pueblos mesoamericanos. De acuerdo con Ixtlixóchitl estos cuatro pueblos son mencionados entre un total de 63 veces como pertenecientes a la corte del gran señor Techotlallatzin de Tetzcoco, quién gobernó durante 90 años y fue padre del rey tetzcocano Ixtlixóchitl
Mucho hemos oído de lo malo de Iztapalapa, pero tiene muchas cosas buenas e interesantes, especialmente en el rubro histórico, como el ceremonial, por ejemplo. Del rumbo una vez fuimos al convento agustino de
Culhuacán.
"Culhuacán, Iztapalapa, Mexicaltzingo y Hitzilopochco (Churubusco), (que albergaría el templo dedicado a una de las deidades más importantes del panteón religioso mexica: Huitzilopochtli, numen de la guerra). (Carrasco, 1996: 254-256) estaban asentados en la región próxima al cerro Huixachtécatl, (durante la Colonia nombrado Cerro de la Estrella, ya que formaba parte de un rancho del mismo nombre) lugar que cobró gran importancia mística para el pueblo mexica, porque fue lugar de la importante celebración de la cuenta del tiempo.
Esta es una de las imágenes más antiguas que hay del templo de Mexicaltzingo.
Bueno, hemos caminado mucho, hemos preguntado mucho, hace hambre, que mejor sitio que unos chilaquiles verdes al mero modo de los rumbos de Iztapalapa para recuperar fuerzas y continuar ahora... rumbo al Cerro de la Estrella.
Así eran los rumbos de Iztapalapa y el
cerro de la Estrella, por los años cuarenta del siglo XX. Fue allí que en 1507 se celebró la última ceremonia del
fuego nuevo.
"Iztapalapa tuvo notables influencias militares y religiosas ya que ahí se encontraba el Huixachtécatl (Cerro de la Estrella), lugar que cobró gran significado mítico para el pueblo mexica, ya que fue la sede de la importante celebración de la cuenta del tiempo calendárico y ritual del siglo mexica o xiuhmolpilli que se celebraba cada 52 años, y que hasta la conquista hispana, se había celebrado nueve veces, siendo la última en el año 1507, o según el cómputo indígena en el año 2 acatl. Para dar mayor realce a esta celebración, Moctezuma mando a construir en la cumbre del Huixachtécatl un oratorio o templo de mucha veneración que fue llamado Ayauhcalli o “casa de la bruma”. Posteriormente los evangelizadores se referían a este como “la iglesia del Fuego Nuevo”.
Y es allí donde (supongo) sucede eso que ha hecho tan famoso a Iztapalapa, justo en el Cerro de la Estrella: la reproducción del monte Calvario.
Si así se ve hoy día desde apenas la loma del cerro de la Estrella, bien podremos imaginar lo que aquello era cada 52 años cuando sucedía "la atadura de los años".
Moraleja: Uso eso del que "también en San Juan hace aire" para quitarme la idea de que INAH solo pone atención a edificios y vestigios de la ciudad de México y los principales sitios Arqueológicos del país pues, con esto que sucede en Mexicaltzingo, comprobamos que, efectivamente, "también en San Juan hace aire".
Fuente:
Todo lo entrecomillado fue escrito por Mariam Salazar Hernández, del Archivo Histórico de Iztapalapa 2008 y publicado en el sito electrónico arriba mencionado.
Y aprovechando el tema de INAH, me pregunto la razón por la cual suspendieron la obra en el edificio en donde estaba aquel famosísimo bar, el Bar León, la Catedral de la Salsa, pero más bien me pregunto ¿Por qué cerró este bar? era una de las mejores cosas que había en el Centro Histórico de la ciudad de México.