viernes, 17 de octubre de 2014

Templo del Ex convento de la Asunción en Tecamachalco, Puebla.

    Actualmente, con la implementación del Facebook, de pronto nos dimos cuenta de que nuestro nombre no es único, que hay, en el mejor de los casos, media docena de personas que se llaman exactamente igual que nosotros y que, en ocasiones, hasta los dos apellidos son los mismos. Eso sucede no solo con la gente, sino con las poblaciones, al menos eso me pareció al llegar a Tecamachalco, nombre que pensaba existía solamente en la periferia norponiente de la ciudad de México, luego de pasar Ciudad Satélite. Igual me ocurrió cuando llegué a Cuauhtinchan, nombre que lo asociaba con el pueblo en el Estado de México en donde fue localizado el monolito de Tláloc. Así que, en ese orden de ideas, llegamos a Tecamachalco, Puebla.

    "El señorío prehispánico de Tecamachalco estaba ligado a los de Acatizingo y Tepeyacac (Tepeaca). Dominaba una amplia región agrícola y se situaba sobre una cordillera cuya cabecera era el cerro Cuauhtepec. El señorío se formó a principios del siglo XV por gente de filiación tolteca-chichimeca, quienes abandonaron Huizcolotla para incursionar en territorio de la etnia llamada popoloca o tenime

    "El nombre del señorío proviene de la apariencia que la cordillera tiene desde lejos, es decir, como si fuera una enorme quijada humana, con lo que se llamó Tecamachalco, palabra de la lengua náhuatl que significa "en la quijada de piedra". Los popolocas o tenime en su propia lengua le denominaron Ritjó-rua y también Ritjó-ninum, con el mismo significado".

   "El padre fray Andrés de Olmos en 1530, organizó el traslado de la población, desde las cimas de la cordillera, hasta el actual lugar, para no dejar asentamientos situados estratégicamente. El "nuevo" Tecamachalco quedó sujeto al convento de Tepeaca en calidad de "doctrina", al rededor del cual se trazó la población. En 1541 llegaron los primeros religiosos franciscanos: fray Nicolás y fray Domingo, traídos por fray Jacobo de Testera, iniciándose la construcción del actual convento y templo, dedicado a la Asunción de María. Fue el primer guardián el célebre Diego de Estremera. El segundo guardián fue fray Andrés de Olmos, quien aquí escribió su libro "Doctrina Christiana en lengua popoloca", muy provechoso para la evangelización".

   "Para entonces el centro de la población era el convento y a su alrededor se desarrolló la traza urbana siguiendo un patrón reticular. Como era gusto y costumbre para los naturales, los muros del templo se decoraron con pintura la fresco que dan la impresión de un "xochimilli" (jardín florido), del cual quedan algunos fragmentos. En la parte alta interior, se desarrolló un lema bíblico, hoy imposible de interpretar. La apariencia de una fortaleza fue deliberada, dado que en el territorio hubo diversas insurrecciones de los popolocas, sirviendo el edificio de refugio para los españoles".

   "El atrio es una gran explanada de ocho mil metros cuadrados construidos en sustitución del espacio abierto donde los popolocas celebraban sus actividades dedicadas al dios Tláloc. El templo está considerado como uno de los escasos ejemplos de construcción completamente abovedado del siglo XVI; la integración de la puerta de madera robusta con remaches y la ventana del coro en una composición homogénea, es única en México. La puerta Porcíuncula e la fachada norte despliega molduras enriquecidas por el tezontle y por bandas foliadas en el borde del arco con una gran elegancia y precisión a tal grado que no se conocen más ejemplos en México durante el siglo XVI. El sotocoro presenta un sistema de aligeramiento con casetones y ollas de barro; en él se encuentran 28 medallones que representan escenas del Antiguo Testamento y del Apocalipsis". (1)



 Fecha: 5 Calli, seguramente de cuando fue consagrada la iglesia.


 Un escudo, indudable su mexicano origen, al final de esta serie de fotografías verás la ampliación del mismo.






   En la parte de arriba e la puerta de acceso al portal de peregrinos del convento vemos los vestigios de lo que fuera la capilla abierta.

   De acuerdo a aquello declarado por el Papa Inocencio III, al dar simultáneamente la autorización para la fundación de la Orden Franciscana y la Orden Dominica, estipuló que en los templos de unos debe haber el símbolo de los otros. Lo que vemos aquí es el escudo Dominico en un convento franciscano, es decir, se está cumpliendo con lo estipulado.




   Esta es la Capilla del Tercer Orden, actualmente utilizada como Museo de Sitio.














Fuente:

1.- Todo lo entrecomillado viene de distintas fichas informativas en el sitio.

1 comentario:

  1. NUESTRO PATRIMONIO ES MAJESTUOSO Y ÚNICO, ES DEPRIMENTE QUE SEA POCO VALORADO.

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