lunes, 27 de abril de 2015

Los cines: las ilusiones desaparecidas.

   Las fotografías que acompañan a este "post" o nota, como gustes llamarlo, ("entrada" creo se dice en el argot bloggero), las tomé en la ciudad de México, pero la idea que expongo igual aplica para los cines que hubo en ciudades grades, como Guadalajara, que en ciudades medianas, como Salamanca, que en ciudades pequeñas, estas últimas en el caso de que hayan habido allí cines.

   Fui gran aficionado al cine, me tocó aquella época en la que, por un lado había función doble, lo que significaba que por un solo precio y con un solo boleto se podían ver dos películas. Me tocó aquella época en la que el vendedor de muéganos, pistaches, gomitas y pepsis, entre otras cosas, circulaba entre las butacas; me tocó ver familias enteras que llegaban con enormes bolsas de las que sacaban tortas, refrescos, golosinas y volvían el cine un auténtico pic-nic. Me tocó ver películas de pie, no por reverencia alguna al director, sino por estar saturado el local.

  Los cines eran enormes, había gayola y luneta. Los miércoles, en ocasiones, hasta tres películas pasaban y se podían ver con el mismo boleto. El jueves, claro está, era el día de estreno por aquello de que en esa época el jueves no se trabajaba por las tardes, aunque, ahora que lo recuerdo esa fue moda que llegó después, ya que el día de estreno en la hermosa provincia mexicana era en domingo.

   Casi siempre la música ambiental antes de comenzar la película era con Ray Coniff, luego, poco a poco, la cortina que cubría la pantalla se abría, en algunos sitios era cosa espectacular pues una cortina gruesa, de terciopelo regularmente rojo, corría del centro hacia los lados, y una más, de abajo hacia arriba. Comenzaban los anuncios, en una placa fija, luego la modernidad nos trajo anuncios en video. Seguía luego el Noticiero Continental y, finalmente daba inicio la película.

   Ocurrió luego, varias décadas después, que, ante la introducción de los sistemas VHS, luego el Beta, y que las videocaseteras se hicieron más accesible y, cual hongos en temporada de lluvias, aparecieron los video-centros que el cine colapsó. Los monumentales edificios se volvieron tiendas de electrodomésticos en abonos algunos, otros en estacionamientos o fueron demolidos y unos más transformados en cines en los que todo es tecnología y ya no hay necesidad de tener un “cácaro”.

   Todo avanza, todo progresa, ahora contamos con estupendos sistemas, novedosísimas técnicas de proyección, pero difícilmente volveremos a sentir aquella emoción que sentíamos cuando ya sentados la sala comenzaba a oscurecerse y la ilusión que la película generaba daba inicio…

  En Bucareli está el cine Ciudadela, en la actualidad es estacionamiento.

El cine Tersa, transformado en Plaza de la Teconología.

El cine Lindavista, transformado en Santuario de San Juan Diego.

El cine Metropolitan, ahora sala de conciertos y espectáculos.

El cine Latino, ahora es estacionamiento.

El cinema Río, ahora cine porno de muy mala calidad.

  Creo que es la calle Venustiano Carranza en donde se localizaba un cine, el Savoy, en la actualidad es la plaza de los Sex Shops.


Era el Cine Variedades.

   Este, si bien no es un cine, creo que aplica en esta nostálgica remembranza, se trata del Centro de Espectáculos "El Patio", sitio donde triunfaran Raphael. Julio Iglesias, José José, todos ellos cuando recién iniciaban. El sitio está en el abandono.

   Y este otro no creo entre dentro del concepto desarrollado pero igual incluyo la foto. Se trata de la muy famosa Arena Coliseo, en la calle de República de Cuba, sitio de espectaculares luchas libres. Tengo por ahí otra foto, que no encuentro ahora, se trata de aquel emblemático lugar de la vida nocturna de la ciudad de México, El Quid, el cual está, también, abandonado.

  Esta es una escena de la película El rebozo de Soledad, estupenda historia, por cierto. Vemos al actor principal, Arturo de Córdova caminando por la avenida Juárez, al fondo vemos el Cine Prado, que se localizaba en el desaparecido Hotel del Prado.

 Sumamente curioso me parece ver un Cine con nombre de Santo, el San Hipólito, deduzco que estaba por Puente de Alvarado. Luego fue construido allí otro cine, el Monumental, para leer más al respecto, entra aquí.

Una lista de los cines de la CDMX la encuentras aquí.

  Este era el Cinema Auditorio 70, en Salamanca, en el área de servicios de la Refinería Ing. Antonio M. Amor y la Sección 24 del Sindicato de Trabajadores Petroleros. Por razones de contrato con la compañía que lo operaba, creo la del señor Alatriste, el cine está abandonado y seguirá pues faltan varias décadas para que el contrato concluya.

No soy el único nostálgico de aquellos cines, aquí una amena crónica de Héctor de Mauleón.

3 comentarios:

  1. Magnifico aporte amigo, me remonté a las noches de cine , con su aroma a palomitas y las grandes paredes empapeladas con bellisimas fotos de los galanes y actrices del momento, como un Pedro Arméndariz o Dolores del Rio, sin embargo siempre hay qye darle paso a la modernidad y al progreso...Te felicito, siempre me gusta leer tus publicaciones.!!

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    1. Gracias por tu comentario, Aida, te cuento que la última vez que me paré en un cine fue a ver El Violín. Y la razón que tuve para dejar de ser asiduo espectador es porque me peleaba con el público, pues esa mala costumbre que hay de algunas personas de ir a platicar o a explicar la película, peor aun, a hablar por celular, no la tolero.

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  2. Impresionante el cine Opera, las grandes multisalas han acabado con los pequeños cines en todas partes. En España también pasa. Saludos

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