sábado, 9 de junio de 2018

El célebre entredicho de 1624... o los cotos del poder

  De los largos tres siglos que duró el virreinato fueron una infinidad de personajes y acontecimientos que por motivos que actualmente nos resultan absurdos pero que en su momento tenían enorme relevancia, claro es que el aumento de precios y escasez de alimentos, además de cotos de poder siguen estando vigentes, veamos:

(Te recomiendo acceder a los enlaces para que tengas mayor información de los hechos)

   Grande agitación reinaba en esta noble ciudad de México el día 3 de Enero de 1624. El Arzobispo, que lo era á la sazón el Illmo. Sr. D. Juan Pérez de la Serna, fulminó entredicho contra el virrey marqués de Gelves con motivo de la conducta observada por éste en el ruidoso asunto del alcalde de Ametepec, Melchor Pérez de Yaraiz, caballero de la Orden de Santiago, y comenzóse á tocar en este día el entredicho; es decir, á anunciar por medio de las campanas de la Catedral que el virrey había incurrido en la censura eclesiástica y que, por lo mismo, le estaba ya prohibido el uso de algunas cosas espirituales que son comunes á todos los fieles.

  Si nos trasladamos á la época del acontecimiento á que nos referimos, y reflexionamos en la poderosa influencia que en los ánimos ejercía la Iglesia, fácil nos será graduar que el acompasado toque del entredicho causaba mayor sensación entonces que la que en no lejanos días causaban los disparos de la artillería al estallar una revolución. 

  Sin embargo, el marqués de Gelves y los ejecutores de sus mandatos, no se arredraron, y mayor alarma, escándalos mayores tuvieron lugar en los subsecuentes días.

  Resumiremos en breves palabras el origen de los sucesos que recordamos, con el fin de que el lector conozca el carácter de aquella época, y vea hasta qué punto llegaban las desavenencias entre el poder eclesiástico y el civil, únicos disturbios capaces de interrumpir la monotonía y la calma de los pueblos durante la dominación española.

  El virrey y el arzobispo, aunque poseían dotes excelentes para ejercer sus respectivas funciones, carecían de la prudencia, de la moderación y del tacto que eran indispensables para no suscitar conflictos entre sí, estando, como estaban revestidos de fueros y preeminencias que los orillaban fácilmente á disputar la supremacía de su poder. Desde que el marqués de Gelves llegó en 1621, hubo de desavenirse con el arzobispo de la Serna; pero hasta el día que conmemoramos estalló el temido rompimiento. 

  Pérez de Varaiz, sin intentarlo, brindó la oportunidad. Habiendo venido á México á resolver ciertos cargos que se le hacían por su manejo, encontróse á punto de ser reducido á prisión, y se retrajo al convento de Santo Domingo.

  Sus jueces no se conformaron con embargar los bienes y papeles de Varaiz, sino que pusieron guardias en la puerta de la celda y le tapiaron las ventanas. De aquí que el arzobispo reclamase la inmunidad del asilo sagrado, la excomunión de los jueces y una serie de contestaciones entre el Gobierno civil y eclesiástico.

  Largas páginas llenaríamos con la relación de los sucesos que tuvieron lugar en México de Enero á Junio de 1624, y como nos apartaríamos así del plan que seguimos, debemos limitarnos á decir, que el arzobispo salió desterrado de la capital y fué víctima de las mayores violencias.
En cambio, nunca se había visto demostración más extraordinaria de gozo, que al regresar el prelado y perder el mando el virrey.

  La relación in extenso del tumulto ocasionado por el destierro del arzobispo, y otros muchos curiosos pormenores, pueden leerse en la obra intitulada El Episcopado Mexicano, escrita y publicada por el mismo autor de estas efemérides.—F. SOSA.

Para leer más del tema, entra aquí.

Fuente:

García Cubas, Antonio. Diccionario geográfico, histórico y biográfico de los Estados Unidos Mexicanos. Oficina Tipogáfica de la Secretaría de Fomento. Tomo III, México. 1889, pp. 64-65


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