sábado, 8 de junio de 2019

De cuando Veracruz se llamó Santa María de las Nieves

   Siguiendo con el tema de lo ocurrido hace 500 años, cuando los primeros europeos llegaron a lo que luego se llamaría México, (aclaro que será bueno quitarnos de la cabeza que fueron solo españoles los que llegaron junto a Cortés, pues eran de varias nacionalidades, de ello hablaremos en su momento); esta vez asociamos la cosa orográfica con la devoción a santos y a advocaciones marianas, lo que vemos en la imagen es el Citlaltépetl, "cerro de la estrella", el 'otro' que lleva el mismo nombre pues, el que estaba en la ribera del lago de Texcoco, en Iztapalapa, era el sitio donde se desarrollaba la ceremonia del "amarre", algo que ahora entendemos como Año Nuevo, pero, ojo, una cosa era aquella celebración, creo en Marzo, a lo que hoy es el 31 de diciembre. El Citlaltépetl al que me refiero es el Pico de Orizaba, 5,636 msnm, volcán extinto que tiene, además, el nombre de Iztactépetl, "cerro blanco". Este último nombre es el que más se asocia a la idea que Cortés y sus huestes seguramente tuvieron.

  Hemos visto, ahora que recordamos (y analizamos) lo ocurrido hace justo 500 años, que Cortés se estableció en San Juan de Ulúa, o, en todo caso fue su primera escala en la zona, luego se movería un poco más al norte y vendría después aquello de la Antigua, para luego regresar al punto original, si bien no en Ulúa, si frente (o cercano) a ella. Para entender mejor la idea, habrá que recalcar que una cosa es el mundo actual, y otra muy diferente el mundo de entonces, no en ideas, sino en visiones, en observación, en claridad de cielos... en no contaminación. Hace 500 años la claridad que teníamos era la doble, quizá un poco más, de lo que actualmente tenemos pues no había eso que se llama "combustión interna", consecuentemente no había humos, (ni refinerías de Petróleo) ni nada que impidiera la claridad, la transparencia de los cielos. Por lo tanto, desde cualquiera de las Veracruces, el Citlaltépetl, mejor dicho, el Iztctépetl se podía ver. Lo que vemos en la imagen es el monte Esquilno en Roma.

  Lo que tiene de similitud, leve ella, el monte romano y el volcán veracruzano son sus nieves, ya que, en algún momento de aquel junio de hace 500 años, Cortés denominaba a la zona, no como Veracruz, sino somo Santa María de las Nieves. Nombre que no pasó a la historia ya que no sobrevivió más allá de ese mes de hace cinco siglos.

   Antigua advocación mariana que se remonta al siglo IV. Según la tradición, en la época del Papa Liberio (352 - 366), vivía en Roma un matrimonio piadoso y caritativo. Él se llamaba Juan Patricio mientras que el nombre de su esposa se desconoce. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años habían rezado por un hijo, finalmente se decidieron nombrar como heredera a la Santísima Virgen y le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia.

   Nuestra Señora, muy agradecida por el gesto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa la noche del 4 de agosto diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el lugar donde ella les señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. Al día siguiente, el 5 de agosto, a pleno día y con un sol brillante, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar. Pronto se construyó la Basílica de Santa María la Mayor. (Arciprensa.)

  Así pues, don Fernando, como ocasionalmente se le llamaba a Hernán, por aquello del Hernando, siendo tan apegado a las costumbres religiosas de la época y sabedor de la historia (leyenda) del monte nevado en pleno agosto en Roma, seguramente asoció una cosa con la otra, y surge entonces el nombre de Nieves en las nuevas tierras [para ellos], nombre efímero, valga decir; ya que el Citlaltépetl se veía, y ocasionalmente se ve, desde el puerto de Veracruz, como en la siguiente imagen.

  Esta vez, más que una fuente, te doy una recomendación: El Veracruz de Hernán Cortés. Juan Ortíz Escamilla, Coord. Cultura Veracruz, 2015.

No hay comentarios:

Publicar un comentario