Si cuando se ideó construir el Camino Real de Tierra Adentro hubieran visto esta imágen, de inmediato se hubieran hincado, persignado y gritarían con vehemencia que es una obra del demonio, pero, más bien esta es una obra de Dios, pues solo él puede crear un lugar con tanta belleza, véase desde donde se esté viendo, como ahora, que vamos sobrevolando la parte de Estado de México, justo por donde pasaba ese camino tan lleno de historias, cuentos, leyendas y sucesos.
Quizá me equivoque, pero me da la impresión de que este cerro es el que se levanta a pocos kilómetros de distancia de Soyaniquilpan, consecuentemente lo que estamos observando es la zona de las haciendas que hemos ido conociendo, la de La Cañada, Tandeje y La Goleta..
Sin lugar a dudas México es un país de enorme riqueza cultural, lástima que cada vez es menos la gente interesada en descubrir ese enorme filón, esa gran veta, igual a la Vetamadre o la Vetagrande de las afamadas minas de Zacatecas o Guanajuato. Solo que estas vetas que ahora, a través de la óptica de
El Bable, estamos re descubriendo. He podido constatar que lo que allí se atesora son cosas grandes, templos, haciendas, eras, molinos, galeras, trojes, casonas, haciendas, en fin, hay mucho, pero, ahora nos enfocamos al puro paisaje.
Y que mejor manera de irlo aderezando con algunas historias, como ésta que encuentro en el libro de Íñigo Laviada:
"En el virreinato , el lejano paternalismo de la corona española mantuvo la paz y la concordia, con escaso uso de la fuerza. Después, el proceso de la independencia nacional creó ejércitos y militarismo, arruinando las fuentes de riqueza. Desde fines de 1810 hasta junio de 1813, los guerrilleros a las órdenes de Miguel Sánchez, Julián Villagrán y su hijo Chito Villagrán -mezcla de patriotas y bandoleros- depredaron en las haciendas del latifundio. El marqués de la Villa del Villar del Aguila y la marquesa de San Francisco sufireron quebrantos en sus respectivas haciendas. Estos caudillos insurgentes se dedicaban a los asaltos de diligencias y conductas de plata en el camino real, entre Jilotepec y Tula al sur de San Juan del Río al norte".
Llanos, montes, colinas, ríos, arroyos, cañadas, de todo vamos encontrando. Un paisaje siempre cambiante y siempre bello. El camino era largo, había enormes distancias que recorrer en las diligencias que no siempre eran cómodas. Todos los viajeros europeos y norteamericanos que lo cruzaron, nos dejaron alguna anécdota de su tránsito por el Camino Real, encontramos una anécdota más, siempre del libro del señor Laviada:
"Los habitantes de Jilotepec y de su distrito que presumen de conocimientos históricos afirman que además José Guadalpue Hitrón era el empresario o al menos el intermediario de los plateados, salteadores del Camino Real. Una de las gavillas de asaltantes , tenía su base en los cerros de Cuzda y Veró, cerca de Calpulalpan, donde atacaban a los viajeros que se dirigían al norte. La partida de bandoleros operaba en el cerro grande, cerca de Jilotepec para despejar a los viajeros que se dirgían a México.
En los mesones de Jilotepec, Soyaniquilpan y San Miguel Mandó se investigaba si los viajeros llevaban dinero u otros objetos valiosos consigo. Los foragidos eran avisados oportunamente para preparar el asalto. Ramón González, uno de los jefes de la cuadrilla de Los Plateados, vivía en la quinta de San Miguel , en la aldea de Palo Alto, entre Soyaniquilpan y el Rosal. La mayoría de Los Plateados que operaban en el Cerro Grande vivían en Villa del Carbón. Se identificaban con una hoja de roble en el sombrero. Este aditamento servía también de salvoconducto para los que recorrían el Camino Real".
Ese personaje que se menciona, José Guadalupe Huitrón, es quién se adjudicó la Hacienda de Calpulalpan, luego de la ley de Desamortización en la que la Iglesia perdió todos sus bienes. A Calpulalpan no fuí, no sabía que contara con una historia interesante, si bien, había oído sobre la batalla allí librada. Ahora bien, si somos ordenados (como pretendo ser), el artículo que seguiría a este sería sobre Soyaniquilpan, solo que, ahora me encuentro en el norte del país y no me traje el disco que contiene las fotografías que tomé allí, por lo tanto, brincaremos esa parte y seguiremos en este derrotero lleno de sopresas gratas que nos va deparando el Camino Real de Tierra Adentro... afortunadamente Los Plateados ya no merodean por el rumbo.