En Tabasco nos tocó también norte, este fue un poco intenso con lluvias continuas, lo bueno fue que el día en que visité la zona arqueológica la lluvia era más bien llovizna intermitente, esto me permitió recorrer el sitio con calma con la fortuna de que alejó a los visitantes, prácticamente la extraordinaria zona, se volvió sólo para mi. Incluido el museo, el cual, está dispuesto de forma por demás inteligente. Algo que debo recalcar es que allí fue la primera vez que encontré gente del INAH, es decir, los que trabajan en ese sitio arqueológico que fueron muy amables, muy atentos y algo que vi en ellos es un orgullo por estar trabajando allí, en el espectacular entorno de Comalcalco.
El sitio arqueológico merece mención especial. Dentro de la sencillez que hay en sus construcciones, vamos viendo, al acercarnos que no es tal, que es sencillez es producto de una intrincada forma de construcción, única en la zona maya, pues todos los edificios fueron construidos con ladrillos, cosa por demás rara para ese lugar y ese tiempo. Este es el motivo por el cual lo que encontraremos en el Museo de Sitio es una fantástica exhibición, entre otras cosas, de los ladrillos que fueron decorados y que, luego de que varios siglos fueron encontrados por Rosendo Tarasena, quien los preservó y pasó -tengo entendido- a Carlos Pellicer, finalmente el museo se construye en 1984, se remodela diez años después y para 2011 tiene una nueva intervención, teniendo nosotros en la actualidad de visitar un muy interesante Museo de Sitio.
QUE BUEN ARTICULO COMO TODOS. SALUDOS DE AGUASCALIENTES. ATTE: LUIS JESUS GONZALEZ
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