viernes, 16 de junio de 2017

La razón del uso de la cera como ofrenda en la fiesta del Corpus en Salamanca

  En mitad del habitual calorón de Junio, agrandado esta vez por el omnipresente cambio climático, en Salamanca, Guanajuato, estamos una vez más de fiesta, pues la celebración de la Octava de Corpus se encuentra arraigada y cada vez, afortunadamente, crece más y más. La festividad localmente se conoce como "Gremios" debido a que son ellos, las asociaciones de oficios, los que tienen asignado cada uno de los días para hacer la "entrada de la cera" al Santuario del Señor del Hospital.

   Son poco más de tres siglos a los que se remonta la tradición en Salamanca y lo de la "entrada de la cera" tiene una razón. Fuerte y poderosa: se trata de la ofrenda que, tradicionalmente se hace por parte de los agremiados al templo. Esto en tiempos virreinales era indispensable para que un templo funcionara, la respuesta al uso de las velas, es decir "a la cera", la encuentro en María de los Ángeles Rodríguez Álvarez:

  "El uso de las candelas en la sociedad mexicana era parte no solo de un ritual, sino de su vida misma. En la época no se podía concebir el interior de una iglesia sin la luminosa existencia de gran cantidad de velas. Las había de  muchas clases, con diferentes fines o usos, de acuerdo con el propósito religioso" (1).

  Y es así que ocurre en Salamanca, nueve días durante la Octava que no son 8 sino 9, considerando que hay una víspera en la que también se hace entrada de cera. Velas que van acompañadas de flores frescas y transforman el Santuario en colores y matices que cada uno de los Gremios elige. El cambio se da a las 5 de la tarde, cuando son recibidos por el padre vicario, la entrada es con música, las flores ya están ahí, las velas del día anterior fueron ya sacadas y colocadas las nuevas. Una manifestación de arte efímero se da cada día en el mencionado recinto.

  Encuentro en antiguos libros cómo es que las velas tenían enorme importancia en épocas anteriores. Hay que considerar que la luz eléctrica comenzó a ser parte de la vida cotidiana apenas entrado ya el siglo XX, antes todo era alumbrado con velas. De ahí su importancia en los recintos religiosos.

   Si bien el texto no habla específicamente de la festividad del Corpus, si menciona la importancia de "la cera" dentro de los rituales católicos. "Está determinado, por auto de 28 de febrero de 1585, f.224, que de aquí adelante por cualquier padre y madre de cualquier señor Beneficiado, Dignidad, Canónigo o Racionero, se lleve de limosna, yendo el Cabildo a su casa, la tercia parte de los maravedís que está ordenado en las demás personas  que se entierran en la forma susodicha y que la ofrenda y cera sea conforme a dispuesto que habla cuando el padre del Beneficiado  se reciben en la puerta de la Iglesia, no yendo el Cabildo".

   El siguiente documento nos dice de la importancia y el tipo de las velas en 1577: "Del prelado propio u otro cualquier prelado que en esta Santa Iglesia se quiere enterrar u oficios que en ella por él hubiere de hacer, se den de limosna trescientos ducados al Cabildo, y a cada un señor licencia de una vela de cera blanca, y ocho reales para la limosna de ellas, para limosna de dichos oficios y tres cahizes de trigo, el vino, y carneros que les parecieren a sus albaceas y testamentarios y diez velas de cuatro libras de cera amarilla, las cuatro para el altar mayor, y las dos para los curas y las cuatro para los sacrificantes" (2)

   En Salamanca la tradición está viva, sigue vigente...












Fuente:

1.- Rodríguez Álvarez, María de los Ángeles. Usos y costumbres funerarias en la Nueva España. El Colegio de Michoacán. Zamora, 2001.

2.- Libro de los estatutos y loables usos y costumbres de la Santa Iglesia de Jaén, 1632, pp. 81-82

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