miércoles, 10 de junio de 2020

Uso y abuso de las palabras al hablar: la verbosidad

   Quizá no conoces a la chica de la foto, se trata de Kayleigh McEnany, portavoz de la Casa Blanca, es decir del presidente de los EE UU, lo es desde el 7 de abril del presente año y es la cuarta de la presente administración. Pero no incluyo esta imagen por cuestiones políticas, sino porque el tema de hoy es la Verbosidad, es decir, el rollo... "tirar rollo" decimos en ocasiones y, bien lo sabemos, cuando tiramos rollo es cuando hablamos y hablamos y hablamos... ad infinitum...

   Esto de la verbosidad, es debido a que, buscando en la red la definición del Palabrero, todo me llevó al rollo, es decir, al hablar mucho. Por cierto, si eres joven, es decir, de milennial para adelante, quizá no entiendas la imagen que ahora incluyo. Te cuento: esto, para nosotros, los de más de 50 años, es un rollo... uno de marca Kodak, los había de 12, 28 y 36, que eran las posibilidades que te daban esos rollos de tomar 12, 28 o 36 fotografías, dicho de otro modo, en aquellos años, más te valía pensar muy bien la toma que querías hacer, antes de hacerla, antes de disparar, de lo contrario echarías a perder una de tus pocas opciones... no como las memorias actuales.

  Este era el palabrero, un atril en donde se posaba un libro. Y claro, se entiende el término, un libro contiene muchas palabras y en un sermón lo que abundan son las palabras. En cuanto a la verbosidad, esto es... lo mismo. 

   Verbosidad (del latín tardío verbosĭtas, -ātis) es la abundancia de palabras en la elocución. Verboso es lo abundante y copioso de palabras.​ Locuaz (del latín loquax, -ācis) es el "que habla mucho o demasiado".​ Hablador no sólo es el "que habla mucho", sino el que en ese exceso llega a ser impertinente y molesto, o el que comete una indiscreción.​ Palabrería es la abundancia de palabras vanas y ociosas (inútiles, innecesarias, sin fundamento). Palabrero, además del "que habla mucho", también es el que promete fácilmente para luego no cumplir lo prometido (es decir, paradójicamente, el que no tiene palabra).​ Parlar es "hablar mucho y sin sustancia", y en algunas aves (aves parlantes) "hacer sonidos que se asemejan a la locución humana"; también es hablar con indiscreción, con lo que se identifica perfectamente con las primeras acepciones de "charlatán" y con las acepciones metafóricas de "cotorra" y "loro" (Wikipedia).






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