jueves, 11 de junio de 2020

Algo de lo ocurrido con los bienes de los jesuitas luego de la expulsión de Nueva España

  En estos once años y medio de publicar en El Bable, uno de los temas que, al principio fue constante, era el de los jesuitas, la razón era una: el blog lo inicié cuando vivía en Baja California Sur y, estando allá, en el medio año que viví en Loreto, la atmósfera del lugar me condujo a adentrarme más y más en el legado que ellos dejaron en México. Si das clic aquí, abajo, en la etiqueta “Jesuitas”… o arriba también está… podrás ver todo lo que sobre el tema he publicado hasta el momento. Lo comento porque lo de hoy me aclara algo que me pregunté alguna vez: ¿qué pasó con todo lo confiscado a los jesuitas luego de la expulsión de 1767? Veamos:

  “Sin embargo, gran cantidad de joyas y alhajas, valiosas tanto por su riqueza material como artística, se perdió; porque el conde de Aranda a nombre de Carlos III expidió un decreto que ordenaba clasificarlas en tres clases: en la primera se incluían todos los objetos que estuvieran en contacto cercano a los oficios divinos, tales como custodias, cálices, etcétera; en la segunda, aquellos que no estaban tan cercanos al culto, como cruces, blandones, palios, etcétera, y en la tercera, todo aquello que sirviera de adorno para la galanura de la iglesia, como tapices, flores de plata, jarrones y, en fin, lo considerado superfluo. 

   Las joyas de primera clase se destinaron a muchas iglesias y parroquias de toda la Nueva España o se entregaron a personas que fungían como depositarios. Por orden del rey, los objetos de segunda y tercera clase se fundieron en la Casa de Moneda y se llevaron en barretones o tejos, según el metal, directamente a España, con lo cual se perdió una riqueza incalculable de obras de arte” (1). 
 
Ocurrió, seis años luego, en la Ciudad de México, que le levantó en 1771 un  Inventario de ornamentos, vasos sagrados y alhajas de la Casa Profesa. Ese templo, bien lo sabemos, pasó luego a los padres filipenses del Oratorio. A continuación en mencionado inventario:

   "En la sacristía se encontraron ornamentos con flores y galón de oro y plata, casullas con fleco de oro y flores de plata y oro, una capa bordada con oro, cojines de terciopelo con galón de oro, cíngulos con guarnición de plata y oro, vestidos de diferentes vírgenes hechos de tela de plata, una cinta bordada de perlas, un manto bordado con oro, un pabellón bordado con oro, palias con guarnición de plata y bordadas con oro y plata, un frontal y una palia con guarnición de plata y oro y bordados de lo mismo, un estandarte bordado con plata, un palio y visos bordados con oro, misales forrados con terciopelo y cubiertas caladas de plata y un galón de oro, vestidos de tisú y brocado con flores de oro y plata, un dosel con puntas de plata, un pabellón con flores de oro y plata, un resplandor bordado con oro.

   Las alhajas de plata y oro son un cáliz de oro, guarnecido con diamantes y rubíes, copones de oro cincelado, una custodia de oro esmaltada y piedras preciosas, de plata sobredorada, cálices dorados con su platillo, vinajeras, cálices cincelados con patenas sobredoradas, candeleros, una copa, un pichel, lámparas, relicarios, arbotantes, todos de plata, un relicario de oro con esmeraldas, arbotantes de plata, mazos de perlas menudas, un báculo, una cruz, ciriales, blandoncillos, candeleros, un incensario, hacheros, pedestales, un trono, frontales, candiles y sagrario, todos de plata, un crucifijo de marfil y un baldoquín con fleco de oro.

   Las joyas de la Virgen de Loreto son pulseras de perlas, un Jesús de oro con diamantes y rubíes, una cruz de esmeraldas, vestidos de tela de plata, calzoncillos para el Niño Jesús, de raso bordados con oro, una gargantilla de perlas finas, una soguilla, aretes con perlas y diamantes, cruces de oro con esmeraldas. Hay vestidos de diversos santos y ornamentos, imágenes y esculturas, un nacimiento con figuras de plata, un ramillete de flores, muebles y enseres de casa y de iglesia.

   Las alhajas de la capilla interna a cargo del colegio de San Ildefonso son un altar de talla, de dos cuerpos, con trece lienzos, pintados con diferentes santos, imágenes de santos con túnicas de oro y plata, así como arbotantes de plata, una mesa de altar con manteles guarnecidos de encaje y una palia con ramos de oro, un atril en tapinceran* y hueso, imágenes de alabastro, lámpara de plata, lienzos con marcos dorados, tabernáculos, láminas de santos embutidos en carey, un escritorio embutido en hueso.

   Las alhajas del altar de la doctrina de la Santa Trinidad son un cáliz de oro con una patena de lo mismo, una custodia de plata dorada con esmeraldas y diamantes, una imagen de la Virgen de la Concepción con diamantes, vinajeras, ciriales, arbotantes, un cáliz, un trono, candeleros, lámparas, candiles, atriles, un incensario con naveta y cuchara, todos de plata. Hay ornamentos diversos y muebles que los contienen. 

   Las alhajas pertenecientes a la congregación de San Salvador son un cáliz de plata, un frontal, blandones, atriles, una cruz, un cetro, un resplandor, un relicario, todos de plata; una corona con ciento noventa y cinco perlas, hilos de perlas, florecitas de la corona con cuatrocientas ochenta y cuatro perlas, florecitas con piedras preciosas, una cruz y una estrella de la corona guarnecidas de perlas, un corazón de oro con perlas y piedras preciosas, un pelícano de oro adornado de lo mismo, diversos ornamentos y vestimentas de santos, un vestido de la Virgen de los Dolores bordado con oro y los instrumentos de la Pasión totalmente adornados con perlas y un relicario con piedras preciosas, joyas con diamantes, un manto bordado con oro, diversos ornamentos de terciopelo, un brocado, tela de oro y galón de plata, frontales plateados y dorados, un altar con imágenes de santos con alhajas de perlas, diamantes y esmeraldas, arbotantes, angelitos y lámparas, todos de plata. Se encontraron otros ornamentos y muebles, así como un lienzo con imágenes de distintas advocaciones.

   Las alhajas de la congregación de la Buena Muerte son una casulla, dalmáticas y un palio en tela de oro, albas con hilo de oro, ornamentos con galón de oro, casullas, una capa pluvial, palias bordadas con galón de plata y otras con oro y plata, un trono de siete cuerpos, palabreros, atriles, un cáliz, candelero, pantallas, arbotantes, arandelas y frontal, un altar con reliquias y una lámpara, todo de plata. (2)

Ocurrió luego, el 7 de septiembre de 1773, que José Antonio de Areche, comisionado de Temporalidades, de acuerdo con la orden del conde de Aranda para la clasificación de alhajas que pertenecieron a los jesuitas, presenta un informe de las que existían en la Casa Profesa y las congregaciones.

   En la congregación de El Salvador se incluye de primera clase un cáliz, un relicario con un lignum crucis de filigrana y otro en forma de custodia, todos de plata. De segunda clase se consignan vinajeras, un platillo y una campanilla, un frontal, blandones, una cruz, atriles, un incensario, una naveta, un cetro y un resplandor, todos de plata; un relicario de oro con esmeraldas, un resplandor pequeño también de oro, tres coronas con una inscripción detallada de cada una, en oro y plata, un corazón, un relicario y joyas pequeñas de oro, perlas y piedras preciosas, lámparas, angelitos, arbotantes y una cruz, todos de plata. De tercera clase se registran arandelas, un tintero y una salvadera, también de plata.

   En la iglesia de la Casa Profesa, de primera clase se incluye un cáliz de oro guarnecido de diamantes y rubíes, copones de oro cincelado, un relicario con piedras también preciosas, custodias, copones, cálices, vinajeras, platillos, un viril, un cetro, cruces, un trono y sagrarios, todos de plata. De segunda clase consignan: candeleros, un pichel, un ramo de flores, arbotantes, un báculo, todos de plata; mazos y pulseras de perlas, una gargantilla, aretes de perlas y diamantes, cintillos y cruces de oro con piedras preciosas, una vara para estandarte, ciriales, candeleros, hacheros, pedestales, frontales, atriles, incensarios, pedestales y frontales. De tercera clase se incluyen siete candiles de plata.

   El altar de las Doctrinas de la Casa Profesa tiene de la primera clase un cáliz de oro, una custodia de plata sobredorada con piedras preciosas, un cáliz, una patena, un platillo, vinajeras, un trono con arbotantes y ángeles, todos de plata. De segunda clase se incluyen, lámparas, candiles, arbotantes, una cruz con flores, un misal, un epistolario y un evangelio con escudos de plata, vinajeras, ciriales, arbotantes, candeleros, atriles, un frontal, todos de plata.

   La congregación de la Buena Muerte de la Casa Profesa tiene de la primera clase un cáliz, una patena y serafines de plata sobredorada; de la segunda clase, un candelero, atriles, un evangelio, un lavabo, un palabrero, pantallas, arbotantes, una lámpara y un frontal, todos de plata; de la tercera clase, un tintero y una salvadera, arandelas con sus cadenas, todos de plata. (3)


Fuente:

1.- Pezzat Arzave, Delia. Catálogo de Documentos de Arte. IIE-UNAM. México, 2006

2.- AGN. Temporalidades. Vol. 147, exp. 2, fs. 103-118.

3.- AGN. Temporalidades. Vol. 197, exp. 1, f. s/n.

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