miércoles, 9 de octubre de 2013

El otro Hidalgo, el que fuera pieza clave en la llegada de Maximiliano.

  Efectivamente, estamos ante otro personaje, también de apellido Hidalgo, pero en distinta época y con diferente objetivo. Se trata de José Manuel Hidalgo y Esnaurrizar. Sobre él leemos en la Enciclopedia de México que: "nació en la ciudad de México, en 1826 y murió en París en 1896. Participó en la batalla de Churubusco en 1847, en la que cayó prisionero junto con Manuel  Eduardo de Gorostiza. Sirvió en las legaciones mexicanas de Madrid y Roma. En Madrid fue amigo de la duquesa de Alba y de Eugenia de Montijo, que habría de ser la emperatriz de los franceses; en Roma, del cardenal Antoneli y de Pío IX, a quien acompañó a Gaeta. Junto con José María Gutiérrez de Estrada, Juan Nepomuceno Almonte, Francisco de Paula de Arrangóiz y el arzobispo Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, procuró con éxito el establecimiento de la monarquía en México". (1)

  Dentro de los muchos personajes que se mencionan hay uno que nos llama la atención, se trata de Eugenia de Montijo, española que casó con Napoleón III y se convirtió en emperatriz de Francia y una de las interesadas en instaurar una corona europea (y católica) en México. En la foto que sigue vemos a la pareja real con el príncipe, el cual tuvo una muerte trágica en África; y leemos: "Pero no fue sino hasta fines del otoño cuando Maximiliano conoció personalmente al "canal secreto" por medio del cual estaban los mexicanos en comunicación íntima con el emperador francés. Era éste José Manuel Hidalgo y Esnaurrizar, "Pepe" para sus amigos, un hombre con tipo de parisino exagerado, que en 1862 contaba escasos 36 años de edad. Hijo de madre criolla y de un español que alcanzó el generalato aunque no la riqueza bajo la protección de Antonio López de Santa Anna, Pepe Hidalgo había sido escribiente en la aduana de la ciudad de México y oficial en la guerra contra Estados Unidos. Sabía comportarse a la mesa, vestía bien y hablaba francés por lo cual fue enviado a Europa como secretario de embajadas. Entre otros trabajos desempeñó el de auxiliar de Gutiérrez de Estrada en sus gestiones secretas para conseguir un príncipe para México, y con ello se volvió monarquista.

  "Adulador, divertido y discreto, Pepe Hidalgo siempre encontraba la manera de acercarse a las personas importantes. En Roma logró hacérsele simpático al mismo papa, y en Madrid consiguió introducirse en la tertulia de la condesa viuda de Montijo y aun dar pie para el chisme de que era amante de la linajuda dama. Años después Eugenia, una hija de la condesa viuda de Montijo, casó con Napoleón III y se convirtió en emperatriz de los franceses. Pepe Hidalgo fue trasladado a París, consiguió ponerse en contacto con Eugenia y poco después era invitado a las grandes fiestas y aun pasar temporadas de vacaciones en los distintos palacios imperiales". (2)

  En esta histórica fotografía tomada antes de que le fuera ofrecido el trono del Imperio Mexicano a Maximiliano de Habsburgo (hay quien le incluye una pe en el apellido), vemos a Pepe Hidalgo, es el primero de la izquierda. El resto de la historia es cruel para algunos y placentero para otros, seguramente para Pepe fue esto segundo pues, luego de la foto tomada en 1863, al año siguiente llegaría Maximiliano, pero en 1866 entraría el Imperio Francés en conflictos bélicos, retira a sus soldados de México y la aventura intervencionista y el Segundo Imperio Mexicano terminarían en el cerro de las Campanas de Querétaro en 1867. Hidalgo siguió viviendo en París, seguramente protegido por Eugenia I, en enero de 1871 la corte francesa tiene que refugiarse en Inglaterra, sitio en el que moriría dos años más tarde Napoleón III. Eugenia se retiraría a su casa en Biarritz y Pepe seguiría viviendo en París aprovechándose de sus contactos en una vida que supongo sería placentera. ¿Cuántos Pepes mexicanos habrá en la actualidad por el mundo? ?Qué estarán tramando?

Fuentes:

1.- Enciclopedia de México. Tomo VI. Méxco, 1977. p. 478

2.- Ayala Anguiano, Armando. Maximiliano de carne y hueso. Primera de tres partes publicadas por la Revista Contenido No. 320. México, Febrero 1990. p. 46

2 comentarios:

  1. Interesante relato, Benjamín.
    Saludos.
    Por cierto desde hace tiempo he querido saber tu opinión acerca del historiador-escritor Juán Miguel Zunzunegui.

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    1. Gracias por todos tus comentarios, Christian; sobre ese autor que mencionas no tengo idea, no lo conozco, si logro leer algo de él te daré mi comentario. Por otro lado, tengo entendido que eres de Nayarit. Pues te cuento que tengo ganas de ir a documentar a ese estado, especialmente las que fueron las primeras ciudades y San Blas, puerto importantísimo de la época colonial. ¿Habrá algún patrocinador por allá que me apoye? mi correo actual es: oficina.utt@hotmail.com

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