Un poco curiosa, por no decir que extraña es la decoración que hay dentro de este recinto. El edificio comenzó a ser construido en 1529, en el estilo reinante de la época que era de una sóla bóveda de medio cañón, de muros muy gruesos y muy altos y limitadas ventanas para crear ese ambiente sombrío dentro del templo. Fueron los frailes franciscanos quienes desarrollaron la evangelización en la zona y el monasterio era, como todos los demás, con un enorme atrio, huerto, y jardín que igual funcionaba como cementerio, la capilla abierta está a un lado del templo y entre uno y el otro el convento.
Para el siglo XVII (desconozco la fecha) fue pintado un enorme mural que relata la vida, especialmente el martirio del protomártir mexicano San Felipe de Jesús. Seguramente el convento pasó por todos los capítulos de la historia eclesiástica mexicana: los problemas de la guerra de Independencia, la exclaustración, las Leyes de Reforma... y ya muy entrado el siglo XX un personaje por demás controvertido, llamaba la atención en nuestro país pues se le conocía como "el Obispo Rojo", Sergio Méndez Arceo, quien fue el que solicitó la remodelación del recinto.
Los resultados de ese trabajo causaron precedente y lo que no sé es si luego hubo otra intervención más, pues al ver la fotografía que en el Diario de Morelos aparece, junto con una interesante historia del recinto, notamos un color distinto al que actualmente tiene, que es dorado y que si bien da el concepto de sencillez franciscana, deja algo, algo que no me acaba de gustar... no sé si a ti te agrade esto...
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