domingo, 4 de septiembre de 2011

Convento de Nuestra Señora de la Asunción en Yautepec, Morelos.

966.- Estamos en Yautepec, Morelos. Al llegar aquí pude entender la gran importancia que el yautli tuvo en la zona, esa planta practicamente sagrada, que era usada en algunos de los ceremoniales aztecas más importantes y que luego, con la evangelización y el consecuente sincretismo se integró en las festividades católicas, especificamente con la del arcángel San Miguel, de allí surgen las cruces de San Miguel, esa que, dicen, sirven para auyentar al demonio. Y yautli es el nombre original de lo que ahora se conoce como pericón. De allí el nombre del pueblo Yautepec o cerro del yautli. Estamos viendo la línea minimalista usada en un convento del siglo XVI. ¿Quieres más sincretismos?

Los dominicos, segunda orden religiosa que llegó a (al botín) Nueva España autoriza para 1548 la construcción del convento de Nuestra Señora de la Asunción, ellos estaban ya establecidos en Oaxtepec y, como la costumbre marcaba, tenían allí establecidas tres doctrinas, es decir, templos pequeños: Yautepec, Tepoztlán y Tlatizapán, mismos que, con el paso del tiempo y la congregación de los indios en rededor de estas doctrinas, hubo la necesidad de erigir sus respectivos conventos, mismos que, en la actualidad, son ya Patrimonio de la Humanidad debido a sus particulares características.

Auténticas moles son todos estos edificios que aun llevan el sello característico de la Edad Media, son sitios abrumadores por su enormidad, por lo oscuro de sus templos, esto me hace pensar la cantidad de indios que se requirieron para levantarlos y, más aun, la cantidad de muertes que allí se generaron durante esos habituales 8 a 10 años que se llevaban terminar las monumentales obras.

De este convento hay noticia del constructor, cosa rara pues normalmente ese dato se pierde en la noche de los tiempos, sin embargo aquí se sabe, fue Fray Lorenzo de la Asunción quien en 1567 inicia la obra, dos años después se le agrega un hospital, el segundo en la Nueva España (el primero fue el de Jesús en la ciudad de México). Un dato más que se sabe de esta obra es que fray Lorenzo se basó en los tratados de Sebastián Serlio para construir el convento. De ser esto cierto estamos viendo una obra avanzada, de vanguardia, ya que los libros de Serlio son publicados en 1552, doce años después se comenzaría a levantar el convento que ahora estamos visitando.

Quizá fray Lorenzo tomó en cuenta las cosas técnicas para levantar el enorme convento pues notamos que el diseño sigue siendo el pesado que, como lo mencionaba, nos remite a la Edad Media...

Y vemos una serie de decorados estupendos que han podido sobrevivir al paso del tiempo. Vemos en las bóvedas de los corredores del atrio como fueron pintados, muy al estilo de la época, en blanco y negro y un poco de café rojizo, simulando esa especie de artesonado de notoria influencia mudéjar.

Caminando por los corredores de la parte baja del claustro, ya que la parte alta no es de acceso al público por estar en uso de los padres, vamos encontrando algunas pinturas que nos dejan ver ese modo de decorar las paredes creando el misticismo necesario que el sitio requería. Complicado tratar de identificar a este santo.

Este es San Antonio, no el de Pádua que conocemos bien, sino Antonio Pierozzi, conocido también como San Antonino o San Antonio de Florencia.

Vemos ahora a Santo Domingo de Guzmán, apenas se pueden distinguir las letras que arriba de su cabeza aparecen con su nombre, pero abajo, al lado derecho está el perro que sostiene una antorcha en el hocico, atributo a él asignado.

Del retrato de San Jerónimo solo queda parte del rostro, sin embargo pudiera ser uno de los más fáciles de identificar ya que usa el sombrero rojo de cardenal, llamado también capelo cardenalicio.

Vemos solo la mitad completa de la pintura de San Francisco de Asis. Volvemos aquí a corroborar aquello que uno de los Papas del siglo XIII ¿Inocencio III? decretó, eso de que siempre debe estar presente la imagen de San Francisco en un templo dominico y viceversa, la de Santo Domingo con los franciscanos, esto debido a que él recibió a ambos cuando decidieron cada uno crear sus órdenes.

Vemos ahora a San Pedro González, mejor conocido como San Telmo y viéndolo recordamos la historia que hay en torno a su patronazgo con los marineros y el fuego que ellos veían en alta mar.

Aparece también el Papa Benedicto XI, que perteneció a la orden dominica, el cual, se dice, fue envenenado y solo fue papa durante ocho meses. Sigamos viendo los muchos detalles que este convento ofrece...













No nos alcanzará la vida para conocer todo lo que México encierra en su patrimonio artístico y cultural, aquí dejamos por ahora al estado de Morelos, nos vamos con muchas ganas de volver para seguir conociendo sus conventos y, como vamos de sorpresa en sorpresa, mañana iremos a Hidalgo para que, esta vez, sean los colores los que nos desquicien la mirada...

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