Pues si, hace 101 años fue la última vez que miles de personas le decía eso de ¡Muchas Felicidades! a don Porfirio un día como hoy, no tanto porque se estuviera celebrando el Centenario, aunque dos o tres perdidos si lo pudieron haber pensado y lo felicitaron por el festejo, pero todo aquel que se le acercaba lo felicitaba por dos cosas, la primera que era el día de su santo, la segunda, no casualidad sino tradición que ya hemos olvidado. Antes uno tendría por nombre el del santo que se celebrara el día de su nacimiento y don Porfirio nació el día de san Porfirio de 1830, consecuentemente la felicitación era por su cumpleaños.
Don Porfirio, fuera o no el día de su santo, igual se sentaba en su trono real, que si bien era silla presidencial, semejaba más a un real trono que a una silla de despacho. Y, con esas ideas decimonónicas que seguramente estuvieron en boga durante sus 30 años en el poder, había un anagrama, al igual que el de María que hemos visto en tantos templos, en el que ,con las iniciales RM entrelazadas nos decía que este recinto era el de la República Mexicana. Y esta era la silla de don Porfirio.
Se celebra el 15 de septiembre.
Del griego Porphyrion = con color pórfido (purpura).
Si se es víctima de burlas en el lugar de trabajo, se las hará cesar o, en cualquier caso, resultarán indiferente si se invoca a san Porfirio. Mártir en 362. Actor de teatro, representaba ante el emperador Juliano el apóstata una obra en la que se ridiculizaba el bautismo cristiano; tocado por la gracia en medio de una frase, se hincó de rodillas y declaró que quería hacerse cristiano; primero se creyó que era una escena cómica pero, al comprobar que iba en serio, el emperador ordenó enseguida que lo decapitaran.
San Porfirio es el patrono de los vendedores ambulantes.
Hay otro San Porfirio que se celebra el 26 de febrero.
Este Obispo de Gaza, difunde el Evangelio en Fenicia, durante veinticuatro años, hasta su muerte el 26 de febrero del año 421. Su piedad, a lo largo de la vía dolorosa y ante el calvario se hizo ejemplar en Jerusalén; cuando pasó por allí, como religioso penitente, después de haber renunciado a su patrimonio familiar en Tesalónica. Porque es preciso dar trascendencia de eternidad a esta vida, deleznable y corta, como febrero y la ceniza leve.
En todo el país no existe, hasta donde lo se, un solo monumento que nos lo recuerde, por monumento quiero decir una estatua que lo represente con su habitual gallardía para la foto. No, no lo hay, pero ni es necesario, pues hay, por todo el país obras que nos remiten de inmediato al periodo de la historia que, incuso, lleva su nombre: El Porfiriato. Haciendo a un lado la imagen de los principales jefes Insurgentes, el que sigue en cuanto a número de pinceles que lo han dejado en muros y lienzos es, sin duda, el de don José de la Cruz Porfirio Díaz Mori. Aquí vemos el de Juan O'Gorman.
La opulencia en la que vivió don Porfirio los últimos años en México fue tal que el Castillo de Chapultepec fue apenas el recinto adecuado para que él, doña Carmen Romero y su hija, Amadita vivieran plácidamente los veranos. Supongo que Amadita estaba avecindada en este lugar, ya que la casa de su marido, Nacho, era lugar de tertulias y reuniones non sanctas, recordemos que, él, Nacho, el "yerno del suegro" como se le decía, fue quien organizó el Baile de los 41. Ahora vemos el comedor real, digo real, porque era el de Maximiliano, pero lo usó don Porfirio.
Estupendo busto que nos refleja el rostro adusto de don José de la Cruz Porfirio en uno de los pasillos de la sección íntima del Castillo de Chapultepec. Mirándolo es que se nos viene a la cabeza esa idea de que no hay necesidad de monumento a él, ya que él mismo se los mandó hacer, y muchos.
Si don Porfirio nació en 1830 y Maximiliano llegó a vivir a Chapultepec en 1864, don Porfirio tenía entonces 34 años, ¿se habrán conocido?... y treinta años más tarde don Porfirio viviría espeléndidamente y con la modernidad de la época en el sitio que habilitó Maximiliano.
Maximiliano trajo sus muebeles desde Miramar, su castillo en Trieste, Italia, y los colocó en este que fue su castillo que, por juego de palabras y asociación de ideas lo llamo Miravalle. Vemos el corredor donde están instalados los tiffanys arriba y el tragaluz de la escalera, en donde aparecen los escudos que ha tenido México desde el del Imperio Español hasta el de nuestros días, abajo.
Porfirio Díaz y su esposa Carmen Romero Rubio habitaban una casa de estilo barroco novohispano, ubicada en la calle de La Cadena, en el centro histórico de la ciudad de México, y que databa del siglo XVIII, cuando fue mandada construir por el virrey Carlos Francisco de Corix. Díaz solía despachar junto con su gabinete en Palacio Nacional, y durante los veranos residía y ejercía su cargo desde el Castillo de Chapultepec. Entre sus aficiones se encontraba la práctica de la calistenia, del juego de naipes, del billar y del boliche, que había mandado instalar en el Castillo. También aprovechó para ejercitarse físicamente a través de la natación, caminata y atletismo, en el bosque de Chapultepec, muchas veces acompañado de su hijo Porfirio, a quien el presidente llamaba "Firio". Junto a su secretario particular Rafael Chousal jugaba naipes y boliche, a la vez que salía de excursión montañista a sitios arqueológicos como Teotihuacán o Monte Albán. En una ocasión, durante la visita de inversionistas aragoneses a México, fueron llevados en una comitiva encabezada por el presidente a Teotihuacan, donde Porfirio Díaz pudo escalar únicamente con la ayuda de una cuerda la pirámide del Sol, a sus más de setenta años de edad": Wikipedia dixit.
Sigamos paseando por la casa de verano de don Porfirio y hagamos una última reflexión: hoy, como lo estamos viendo, en el calendario litúrgico, en el catálogo de los santos, encontramos a San Porfirio el Cómico, entendiendo que antes el término de cómico era un poco distinto al que actualmente tenemos, se refería más bien al actor. Y en ese calendario nos marca otra celebración, una advocación: la de Nuestra Señora de los Dolores, dato curioso también... una rara coincidencia que hay en esta fecha, rara para nosotros mexicanos, pues entendemos muy bien a lo que nos referimos cuando decimos Dolores, en automático nos vamos al pueblo de Dolores Hidalgo, en Guanajuato, donde inició la guerra de Independencia.
El calendario litúrgico establece dos celebraciones a esa advocación mariana de la Dolorosa, una, el viernes anterior a la Semana Santa, que lleva precisamente ese nombre: Viernes de Dolores, fecha movible pues como la Semana Santa está asociada al movimiento lunar, igual puede ser a finales de marzo que a principios de abril, todo depende de cual sea el viernes más próximo al equinoccio de primavera. Y el día de Nuestra Señora de Dolores, hoy, 15 de septiembre, está asociado, aunque con fecha fija, a una luna llena también, la novena del año. Si recuerdas apenas hace cuatro días fue luna llena, quizá esa sea la razón por la cual hay precisamente dos fechas asociadas a la Dolorosa. ¿Será esta otra casualidad?
México, México, todo está en escarbarle por aquí, escarbarle por allá, para encontrarnos una pasaje de la historia fascinante, una casualidad mágica y un mito que, por tradición, nos sigue gustando y será, al final de los tiempos, el que sobreviva... en fin. Alistémonos a celebrar no a don Porfirio, no a N.S. de los Dolores, sino el Grito de Independencia.
¡Viva México!
ResponderEliminar¡Viva México!
¡¡¡VIVA MÉXICO!!!
¿y la casa de la calle de la cadena qué fin tuvo?
ResponderEliminarLa casa de la calle de la Cadena fue vendida para pagar gastos , etc de la familia Díaz, derrumbada años después para construir el edificio de Bancomer en la calle de Venustiano Carranza, nombre actual de la calle de la Cadena. Una placa recuerda el hogar del Gral.Díaz
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