martes, 18 de octubre de 2011

El ex convento de San Felipe y Santiago el Menor en Azcapotzalco.

Azcatl es la palabra náhuatl que se entiende como hormiga, consecuentemente Azcapotzalco quiere decir "homiguero". No se si fueron los frailes dominicos, luego de la reconstrucción de la torre, pues la original se cayó en un temblor ocurrido el 17 de enero de 1653 y, luego de 49 años, 1702, fue inaugurada esta que ahora vemos, será bueno saber si fue entonces que se incluyó esta gran hormiga en ella.

De los dominicos no sé gran cosa, siempre he sentido una cierta repulsión hacia todo lo blanco y negro, es decir, hacia el hábito dominico debido a que fueron ellos los encargados de la Inquisición y, luego de oír las mil historias y de deducir lo que ocurría en las cárceles que, alimentadas por el morbo infinito de los interrogatorios producían algo que... mejor no nos salgamos del tema, vemos el acceso, luego de la portería al convento dominico de San Felipe y Santiago el menor en Azcapotzalco, al norte de la ciudad de México.

Los legendarios "doce" que llegaron a la evangelización de la Nueva España los conocemos bien, incluso los retrataron en el convento de Huejotzingo. Vendrían luego otros doce, usando el místico y cabalístico número asociado a los apóstoles, vistiendo el hábito dominico, esto ocurrió el 23 de junio de 1526, solo que, dicen por allí, que no eran doce sino trece (seguramente venía un Judas con ellos). Y a estos doce (o trece) los hospedaron amablemente los Franciscanos.

Los Franciscanos llevaban ya dos años en la Gran y devastada Tenochtitlán, su "casa" había sido ya levantada, los dominicos se hospedaron allí por cuatro meses, más o menos, unos 12o días, tiempo en el cual se levantaba la que sería la casa de ellos, esto en donde luego se levantaría el Tribunal del Santo Oficio.

Para 1540 es que comienzan a construir el templo y el convento en Azcapotzalco, les llevará 25 años concluirlo. Para ese entonces, 1565, la Orden de los Predicadores ya se había extendido con rumbo sur, especialmente. Hacia Puebla, Oaxaca y Chiapas, seguirían luego a Guatemala.

A este recinto llegué, evidentemente, vía Metro, por una de las líneas más profundas que este sistema tiene en la ciudad de México, hasta El Rosario, y de allí a la más próxima al centro de Azcapotzalco que es donde se ubica este convento. Hay un enorme atrio, más bien, un enorme huerto, quizá fue panteón, a la entrada, pero ahora nos enfocamos solo al convento.

Quedan vestigios de lo que fue la decoración en los muros, en el muy característico estilo de los primeros recintos, los del siglo XVI, en blanco y negro.

Sorprendente son los trabajos de artesonado que existen, no se si serán originales, o han sido solo restaurados o de plano son nuevos. Me inclino por la restauración. Hubo algo que me gustó del lugar, primero, que siendo un edificio en servicio había mucho silencio y casi no había gente. Segundo que había mucha luz y sombra, eran como las 10 cuando llegué allí... te dejo varias tomas:












Mañana conoceremos el templo, verás que lugar...

1 comentario:

  1. El artesonado es original de finales del siglo XVI (sólo el de las esquinas de la planta baja del claustro), no es cosa de inclinarse por restauración o no, con preguntarle a algún encargado de la oficina del conjunto, que lo conocen bien, es suficiente para tener el dato. En efecto, lo que había al frente del convento era un panteón, no una huerta. Ésta se encontraba en la parte trasera. El fresco de la portería no era propiamente "blanco y negro" (como no solían serlo del todo los frescos del siglo XVI), de hecho con sólo acercarse un poco más, son notables los indicios de policromía que se ha perdido con el tiempo.

    ResponderEliminar