1002.- Antes que nada, si los buscadores acérrimos de notas bíblicas entran aquí pensando que este es un foro de discusión en torno a la existencia o no del pasaje de las tres caídas les digo que no, este no es un foro de discusión, aquí lo que estamos viendo es la esplendidez artística de éste templo que, desde que comenzó el siglo XX tuvo un cambio de nombre, que es con el cual actualmente lo conocemos: Las Tres Caídas.
Originalmente fue construido con el nombre de La Santa Escuela de Jesús Nazareno. Sin tener el dato confirmado, quiero suponer que esta construcción, que comenzó a levantarse en 1840, fue bajo los auspicios de don Patricio Valencia, padre de la pía dama Emeteria Valencia; esta deducción la baso en que, al lado de ésta obra, según lo refiere la historiadora Montserrat García (1), se ubicaba la fábrica de hilados de don Patricio y buena parte de toda esa manzana era de su propiedad. Ahora bien el que hubiera existido una Santa Escuela, tampoco es de sorprendernos pues, si vemos bien, en la actualidad existe allí el Introductorio del Seminario de Irapuato.
Para 1862 el padre don José Guadalupe Romero, en sus Noticias, lo refiere así: "La de Jesús Nazareno fue levantada en la calle principal hace pocos años: se estrenó en 1840. Es de cal y canto, aun no tiene decoración interior arquitectónica". (2) Aquí estamos comprobando que, luego de 22 años, el templo seguía sencillo. Corre la idea de que fue construido en base a un diseño hecho por el célebre arquitecto celayense, Francisco Eduardo Tresguerras, pero el dato no está tampoco confirmado.
Aparecen entonces otros personajes que son referidos como las señoritas Manuela, Ana María y Rogeria Páramo que otorgan los recursos para que el templo sea decorado, en ese entonces el sacerdote francés Ives Grall estaba asignado en Salamanca, precisamente para ese templo y es él quien se encargará de realizar toda la pintura decorativa de este templo, luego lo hará en el templo de El Señor del Hospital que para entonces estaba en construcción. Y el señor Zeferino Rico es quien realiza las pinturas que decoran el lugar. Lo que vemos es el acercamiento a una de las tres caídas y notamos el pincel preciso de don Zeferino.
De todos ellos, los Páramo, don Zeferino Rico y el francés Ives Grall no contamos con mayores datos pero de que nos han legado una estupenda obra, de eso no hay duda. En la actualidad el templo está siendo restaurado, a paso lento pues los recursos no son muchos y la obra requiere de una fuerte intervención. Como quiera, los trabajos ya iniciaron con la debida autorización del INAH.
Si decides visitar Salamanca, este es otro de los recintos religiosos que debes incluir en tu recorrido, el templo, si bien pequeño, está ricamente ornamentado. Y podrás constatar el estilo que floreció a finales del XIX y principios del XX en cuanto a pinturas decorativas se refiere. Sobre las pinturas de don Zeferino Rico, en el artículo que hace un par de años publiqué al respecto podrás verlas mejor aquí. En las siguientes fotos encontrarás los detalles de los rostros que aparecen en las pechinas y varios detalles más en esta sorprendente obra de arte.
Me queda la duda si cuando el mejor marmolero que había en México, don Adolfo Ponzanelli, hizo los trabajos para El Señor del Hospital, también realizó estos que tienen un diseño impecable, si lo ves con atención nos remite al art decó.
Curioso encontrar en este templo una imagen "de bulto" de San Benito de Palermo, "el negrito". Pero, si recordamos que durante el auge de las minas en Guanajuato, esclavos negros fueron traídos para su explotación. Hubo también una región próxima a Celaya en donde hubo población negra, pero, tengo entendido que para la Villa de Salamanca quedó estipulado en su Merced Real que no se permitiría la presencia de negros.
Nos estamos dejando de tarea para un futuro próximo, documentar todas las escenas de las Estaciones, pues son verdaderas piezas de colección.
Fuentes:
1.- Revista Nuestra Tierra. Salamanca, historia y cultura. Mayo 2011, Época I, No. 4. Presidencia Municipal.
2.- Noticias para formar la historia, y la estadística del Obispado de Michoacán presentadas por su socio de número el Sr. D. José Guadalupe Romero, canónigo doctor de la Santa Iglesia Catedral de Michoacán. Imprenta de Vicente García Torres, México. 1862.
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