Ir a un panteón el 2 de noviembre es algo ritual y si uno no va a dejar una ofrenda a alguien que descansa allí, el día menos recomendable para ir es, precisamente el día de los Fieles Difuntos. A no ser que estés haciendo un estudio socio-antropológico, más vale dejar a cada quién con su cada cuál en ese día. Así que, ayer, que fue día 3 nos fuimos a visitar el Panteón de Santa Rosa, en Parangueo, municipio de Valle de Santiago, a unos quince kilómetros rumbo sur de Salamanca.
Este lugar lo conocí hace poco más de dos años, me pareció interesante, pero el panteón estaba lleno de basura y con muchas coronas secas y vestigios de que allí se dejaban montones de ofrendas, así que, aprovechando la ocasión, fuimos para allá y nos llevamos esta magnífica sorpresa.
No creo que tenga mucho que explicarte, recién vivimos las celebraciones del Día de Muertos y, nuevamente nos sorprendimos con lo que sucede en Janitzio y en Mixquic, que son los dos lugares emblemáticos de la celebración en todo México. Pero esto no quiere decir que solamente allí exista la tradición.
Cada región de México tiene su modo de recordar a sus muertos. En algún lugar Campeche suelen lavar los huesos que reposan en las tumbas, en algún lugar de Puebla se construyen espectaculares altares, muy distintos a los que solemos ver, de las velaciones de Janitzio ni que decir o de los panteones en zona urbana que se colman de flores. Bien, lo que ahora te presento en las tomas es el panteón localizado en el rancho de Santa Rosa de Parangueo, en el municipio de Valle de Santiago. Algo en verdad impresionante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario