De esta fiesta tuve conocimiento un día que vi en el blog de Alfredo un artículo en donde comentaba de lo que allí se realizaba. Desde entonces tuve la idea de ir a una de estas celebraciones, las Fiestas Patronales del Buen Temporal del barrio de San Juan, en honor al Señor del Socorro. Se celebran cada segundo domingo de noviembre y la razón por la cual me atrajo tanto esta fiesta es por el arreglo que se hace en rededor del templo. Ayer, que fue el segundo domingo de noviembre fui para allá y esto es lo que vi: un festejo que más que ser religioso es una fiesta bastante popular en donde, además de celebrar a Cristo, se celebra a la libación de alcohol. Eran las once de la mañana cuando llegué al barrio y ya desde el camino que seguí desde la terminal de autobuses veía como bajaban muchos grupos de personas, la mayoría hombres jóvenes con un nivel etílico extraordinariamente notorio, llegando al sitio fue sorprendente ver cada uno de los cinco arcos que se colocan sobre la calle de acceso al templo.
La fiesta, se dice, tuvo su origen en 1682 en el pueblo de indios que se había establecido en la actual Salvatierra y, como se ubica a la vera del río Lerma, el Grande en aquel entonces, se le denominó en honor al bautista, seguramente por la asociación de ideas con el agua; esto ocurrió 22 años antes de la llegada del Cristo, en 1660. Siendo esa parte sur-oriente del Bajío de marcada vocación agrícola, nace, dentro de un sincretismo con los antiguos ritos que los pueblos originales, congregados en San Andrés de Salvatierra, con las tradiciones católicas esta fiesta por "el buen temporal". Quizá tenga su origen en la fiesta azteca del Teotleco "la vuelta de los dioses", aunque hay quien la interpreta como "la llegada de los elementos generadores de la naturaleza"; esta festividad estaba dedicada a Tezcatlipoca, quién en la religión Católica fue suplantado por Cristo.
"La vuelta de los dioses a la tierra se decía porque se acerba la época de las cosechas, cuando todos los dioses de los mantenimientos otorgaban sus dones a los hombres... El día de su venida, por la noche, hacían una fiesta en el templo de Tezcatlipoca, en la plaza mayor, donde comían, bebían y regocijábanse todos, especialmente los viejos y viejas, a quienes se permitía embriagarse para celebrar la llegada del dios, porque a los jóvenes y muchachos se les tenía prohibido tomar vino. Y antes de que los viejos bebiesen, tiraban algunos chorros de pulque al suelo, diciendo que lavaban los pies a Tezcatlipoca porque había llegado fatigado..." (1)
"Para dar fin a este proceso de descanso de los campos después del este ciclo agrícola se hacen presentes todas las esencias creadoras de vida de la naturaleza y del cosmos desfilando durante estos días de viento. Por lo que hasta los climas y las temperaturas son variados durante estos días. El subsuelo tiende a moverse y emanar la parte espiritual vigorizante de preparación para el siguiente ciclo de vida fecunda y vitalizadora... Durante el final de este mes es cuando se realizan las ofrendas para agradecer por las cosechas del maíz, se acostumbraban a formarlas con frutos de temporada y con los primeros granos seleccionados para la cosecha del año siguiente, se colocaban luces de velas para celebrar a todas las esencias del universo... (2)
Si vemos que hay cuatro arcos dispuestos a lo largo de la calle de acceso al templo, creo se llama Ignacio Ramírez, y uno que da acceso al templo, vemos la representación casi mágica del número 4, el más importante dentro de la cosmovisión azteca, además del cinco, "el ombligo". Es indudable que esta fiesta tiene una muy profunda raíz, solo que, con el tiempo se ha desvirutado a una verdadera bacanal. No me toca juzgar a quienes participan de la festividad más que a Cristo al alcohol, así pues, mejor nos enfocaremos esta vez a los arcos que son unas verdaderas maravillas del arte efímero. Estamos viendo el primer arco.
Este es el segundo arco.
Aquí notarás el número de policías que resguardan la fiesta.
El tercer arco.
El cuarto arco.
Y este es el quinto arco, el de acceso al atrio del templo.
Justo es nombrar y reconocer a quienes hacen tan impresionante trabajo con futos de la pródiga tierra salvaterrense, ellos son: Glafiro y Elíseo Sánchez; Luis Vega Espitia; Salvador Salas Jaime; Aracadio Cornejo y Familia; Juan Carlos Zamudio; Juan Arellano; Víctor Zamora; José Juan Ortíz y Familia.
A esta hora la concurrencia se estaba retirando, era casi el mediodía... los policías seguían allí, luego se reforzarían pues en la noche sería el baile.
Mañana veremos el altar mayor, algo impresionante.
Fuentes:
1.- Álvarez Constantino, Jesús. El pensamiento mítico de los aztecas. Basal Editores. Morelia, 1977.
2.- Sitio electrónico: Conocimiento mexica del círculo del poder.
¡Qué chulos! Yo quiero estar allí.
ResponderEliminarBuenas tardes, felicidades por el reportaje esta hermoso, de casualidad no tendra el contacto de las personas que elaboran estos arcos, ya que es probable que nos interes uno para queretaro.
ResponderEliminares una fiesta muy padre y hermosos los adornos que es completamente fruta
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