Apenas acabamos de exponer esa teoría de que el Altépetl y el Calvario es lo mismo o es, en todo caso un sincretismo más entre las ideas de los antiguos mexicanos y las que trajeron los europeos. En ella vimos como la cruz se sobrepuso al tépetl y dio por resultado que en las primeras poblaciones construidas por españoles, la presencia de la cruz era indispensable, no solo al centro del atrio sino en cada ángulo de la nueva población o congregación, se volvió una marca. La cruz fue rápidamente asimilada con su carga simbólica pues más que pensar que fue allí donde se ejecutó la crucifixión, se pensaba en la idea original: los cuatro rumbos, los cuatro vientos más un centro: el ombligo. En buena medida era un principio-fin. Una idea de vida. Estamos próximos al V Centenario de la conquista o de la evangelización o de la llegada del europeo a México, no se como se le vaya a intitular oficialmente al festejo, pues, en 1992 se implementó aquello del "Encuentro de los dos mundos" para no herir suceptibilidades, esta vez será un eufemismo, seguramente el que se aplique al festejo. Mientras eso llega nos vamos a las calles de México para ver cuánta presencia hay de cruces, cruces de marcado tinte religioso pero que igual nos recuerdan el concepto del cruce de caminos.
Hoy, que esto escribo, es 12 de Septiembre, estamos en el fin de semana previo a las Fiestas Patrias, tiempo en el que recuerdo aquella poesía emblemática de nuestro país en la que el bate hace la analogía del nombre de México con el de la cruz, por aquello de la X que lleva el nombre y la x que es, a final de cuentas, una cruz. Son muchas las ideas que se generan al pensar en la x la cruz, la patria, pero más aun, con el simbolismo que concentraba sea en aztecas que mayas que muchos otos pueblos mesoamericanos o del cono sur. Al respecto, si te interesa profundizar en el tema, hay por la red un libro llamado La Razón Ardiente, allí se aborda el tema.
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