Los volcanes de Valle de Santiago y su desecación a consecuencia del sismo de 1985

  “El Valle de Santiago [Guanajuato] constituye una de las regiones más simbólicas del Altiplano Mexicano debido a la presencia de siete conos volcánicos dispuestos en el terreno de tal manera que asemejan al acomodo de las siete estrellas de la Osa Mayor; también denominado la región de “Las siete luminarias” en la época de la colonia, haciendo referencia a los siete volcanes activos que iluminaban la zona en el pasado. Ubicados en una de las cuencas más contaminadas y sobrexplotadas de México, la del río Lerma-Santiago, los lagos cráter de Valle de Santiago son un claro ejemplo de la dramática situación por la que atraviesan los recursos acuáticos continentales mexicanos, en especial aquellos ubicados en las regiones áridas y semiáridas que constituyen dos terceras partes del país. Los lugareños nombran a estos cráteres como “hoyas” o “joyas”, lo cual es, al parecer, un error lingüístico derivado de la pronunciación similar de la palabra “hoyo”.

   “A pesar de existir alrededor de 30 cráteres volcánicos en el área, las siete hoyas son, de norte a sur, Hoya Rincón de Parangueo, Hoya San Nicolás de Parangueo (también San Nicolás Parangueo o San Nicolás), Hoya Estrada, Hoya La Alberca, Hoya Blanca, Hoya Cíntora (Zíntora o La Cintura) y Hoya Álvarez. El fondo de al menos cuatro de estos cráteres fue suficientemente profundo para alcanzar el manto freático de la región, dando origen a lagos cráter (Maars); estos son: Rincón de Parangueo, San Nicolás de Parangueo, La Alberca y Cíntora. La mayoría de los lagos mexicanos se encuentran en un estado avanzado de desecación o senescencia, con sus áreas superficiales y volúmenes altamente reducidos. La deforestación, desviación de efluentes para la agricultura, la sobre extracción de aguas subterráneas, la contaminación y la eutrofización son tan sólo algunas de las causas antropogénicas de este proceso de deterioro. Los procesos naturales, geológicos y climáticos, también han venido favoreciendo la desecación de nuestros lagos (Alcocer y Escobar, 1996)”. (1)

  Interesante, sin lugar a dudas, es esta ficha técnica de los enigmáticos volcanes de Valle. De ellos mucho se ha dicho, que si eran punto de aterrizaje de naves extraterrestres, que si crecían vegetales de dimensiones descomunales, que en uno de ellos había un monstruo igual al del lago Ness en Escocia. Todas estas cosas que van de la realidad (lo de los vegetales) a la fantasía (el monstruo), pasando por cosas ligeramente más allá de la credulidad (los ovnis) son parte de los cuentos, las consejas y leyendas del lugar. Agreguemos a ello la curiosa anécdota del ranchero que mandó a México a uno de sus peones con bidones de agua de Parangueo para hacer un examen químico… (Creo te sabes esa historia) y, como colofón, el dicho aquel de que “cuando el Culiacán brama, la Alberca hierve”.

   Ese dicho lo oí varias docenas de veces de mi mamá, ella era originaria de Valle y, además de hacerme repetir, una y otra vez los nombres de las Hoyas, para aprendérmelas, decía eso del Culiacán y la Alberca, refiriéndose, claramente al cerro del Culiacán y a la hoya que entonces y desde hacía siglos, abundaba en agua. Me llevó tiempo entender la referencia del cerro de Culiacán bramando y la Alberca hirviendo, si bien, entendía que ambos formaban parte de esas extrañas formaciones que hay en esta parte sur del Bajío.

   Pasaron muchos años y una vez, andando por el rumbo de Yuriria, en donde hay otra hoya, un lugareño comentaba que, cuando ocurrió el sismo en la ciudad de México, la hoya comenzó a hervir. Lo dijo con toda naturalidad y con la misma entendí el concepto, por “hervir” se entiende que se forman pequeñas olas y un poco de espuma, cosa rara en estas latitudes.

   Y fue de ese hecho, el del sismo del 19 de septiembre de 1985 que comenzó el fatal y triste desecamiento de las hoyas que contenían agua en la región del valle de Santiago. Todo indica que con la fuerza del sismo y el acomodo de las placas, esto provocó que las corrientes de agua subterránea tuvieran un acomodo y lo que ahora vemos son las hoyas vacías totalmente y solo cuando hay fuertes aguaceros es cuando llegan a tener unos pocos centímetros de agua, mismos que al poco tiempo desaparecen.

   ¿Estaré agregando una leyenda más con esto de la desecación a causa del sismo de 1985? ¿Que opinan mis buenos amigos del Valle de Santiago?

   “Se dice que fue desde 1972 que el nivel del agua en los volcanes, y en el Bajío en general comenzó a bajar y todo indica que el futuro no es nada promisorio:  “Según informes dados a la prensa por el Ing. Romero Chávez de que “en el estado de Guanajuato el consumo anual de 15,500 pozos era de 2,500 millones de metros cúbicos, y que la captación: 1,700 en años llevadores, con un déficit anual de 800 millones de metros cúbicos que provocaban un desnivel hasta de tres metros anuales”. Y que será ahora que se han casi duplicado las perforaciones, pues no obstante la veda se sigue perforando y con solo pagar una multa se regulariza, con estos pasos acelerados pronto llegaremos y ya estamos llegando en el mes de marzo de DAR que cerca de 50 pozos de consumo humano se están secando, pero que a la CNA s ele asignan 65 millones de pesos, también, que hay necesidad de dar agua potable a las comunidades de Lagunillas de Mogotes y al Armadillo, proyectos para borderías también, opiniones certeras como la del C. Luis Nieto Montoya, presidente de la Asociación de Agricultores de Valle de Santiago: “que de seguir bajando los mantos acuíferos, de 5 a 6 mts anuales dentro de ocho a diez años esto (El Bajío) se convertirá en desierto”. (2)

El cráter de La Alberca en nuestros días.

Fuente:

1.- Escolero, Oscar. Alcocer, Javier. Desecación de los lagos cráter de Valle de Santiago. El agua en México vista desde la Academia. Academia Mexicana de Ciencias. México, 2005, pp. 99

2.- Baltasar, J.A. La problemática del agua en el Bajío. Boletín del Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato. No. 20. Enero-julio de 2001. p.46