Haciendo a un lado aquello de que somos animales, (soy animal), animales pensantes (yo pienso), sabemos que, además, somos animales de costumbres. Quienes tenemos la muy buena costumbre de andar a pie y caminando... además de que podemos observar mejor las cosas, hacemos ejercicio. Esto nos ayuda a mantener un adecuado funcionamiento de cuerpo y, sobre todo, de alma. Caminar es el más sano ejercicio si lo sabemos hacer... todos caminamos, sí, pero no todos sabemos observar. Ya lo dijo (y si no lo dijo, lo escribió) Goethe: Sólo vemos lo que conocemos. Y al caminar algo que (además) ejercitamos, es la mente al ir descubriendo dentro de lo mismo algo distinto. Cada ángulo nos da un discurso diferente... es cosa de saberlo encontrar.
Andamos de nuevo en Guanajuato, ciudad capital del Estado del mismo nombre, ciudad a la que cada quien le encuentra el gusto propio, sea en la bebida (los más), que en la lectura (algunos), que en la consulta (pocos), que en el mejor de los oficios llamado (en italiano) dolce far niente, que en ejercicio del turismo, es decir, como turista se hace en abundancia y la ciudad se presta para eso y para más. Así que, vuelvo a caminar por exactamente las mismas calles, que aquí son callejones, y voy encontrando algo, algo que se escondió en la primera o segunda pasada y que se esconderá en la tercera y que tal vez vuelva a aparecer en la cuarta. Vamos así encontrando los infinitos ángulos que la ciudad de Guanajuato guarda. Veamos:
Tienes un espíritu con los ojos bien abiertos; de forma tal que captas escenas interesantes, pero dejas que el espectador también ponga a volar su imaginación..Gracias por esto.
ResponderEliminarEsta ciudad nos enmudece....pero nos hace unos grandes narradores
ResponderEliminar