lunes, 2 de noviembre de 2020

Día de muertos: Mictlán es el lugar de los muertos, que los viejos cronistas llamaban el infierno.


   Ayauhmictlan. Uno de los nombres del dios del fuego, Xiuhtecutlitletl. Chavero lo llama Ayamictlan y le encuentra, según él, una hermosa etimología. Oigámosle: «Mictlan es el lugar de los muertos, que los viejos cronistas llamaban el infierno: es la idea más completa y más perfecta de la destrucción; de la muerte, de la nada. Ayac es una partícula que expresa la negación absoluta. Así es que Ayamictlan tanto quiere decir, como el que nunca destruye, el creador; el que nunca muere, el eterno. Puede, por lo mismo, decirse que la base de la cosmogonía nahoa era la eternidad de la materia.»
   Aun suponiendo que Ayamictlan fuera el nombre correcto del dios, no estamos conformes con la anterior etimología, porque Ayac-mictlan significaría «no hay infierno, no existe la mansión de los muertos,» pues que la negación absoluta que expresa ayac se refiere á mictlan, y mictlan no es el dios.
   Paso y Troncoso da una etimología muy satisfactoria. Explicando la consagración del fuego nuevo al fin del siglo, en una lámina del Códice Borbónico, que tan magistralmente ha interpretado, dice:— «Son todavía más significativas las denominaciones que siguen: para el dios de las tinieblas, Mictlantecutli; para el del fuego, Ayamictlan.
   Aquel vocablo quiere decir «el señor del inferno» en sentido recto, y, como los indios entendían por infierno una mansión de obscuridad, también significa en sentido translaticio el señor de las tinieblas;» pero mictlan no sólo responde á esas acepciones, sino á las de abismo, sima, cosa profunda, como se prueba con el vocablo amictlan, «agua profunda». Tales explicaciones allanan la inteligencia del vocablo Ayamictlan que daban al fuego, y convierten á este mismo en dios de las profundidades: para darle su significación recta debe quedar escrito Ayammitlan, equivaliendo la m doble á uh; con lo cual resulta Ayauhmictlan, «abismo, sima de nieblas.»
   Con lo expuesto queda justificada la ortografía Ayauhmictlan que pusimos por título á este artículo, y desechada, por inexacta, la de Chavero.
   Sigue diciendo Troncoso: «Bajo el dicho nombre viene descrito como «padre de los dioses, que reside en el albergue de la agua, y entre las flores, que son las paredes almenadas, envuelto entre unas nubes de agua;» y toda la descripción resulta un enigma, si no le aplicamos un riguroso análisis ideológico. Como señor del albergue del agua, más bien conviene al fuego. P 23



Fuente:

El texto lo transcribí hace algún tiempo y lo dejé en memoria para compartirlo el día de hoy, 2 de Noviembre, pero olvidé anotar la fuente. En este momento no recuerdo en dónde lo habré transcrito para verificar en esos apuntes la fuente. Cuando logre encontrarlo con gusto lo anotaré.

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