Esta imagen corresponde a 1975 en la esquina de las calles Allende y Sánchez Torrado. Verás por ahí un teléfono público, es esa especie de cápsula de acrílico color naranja. En esa década, era común ver en muchas esquinas esos aparatos públicos. Hubo otro tipo de cabinas, era lo más normal que teníamos y en ocasiones era necesario esperar mucho tiempo para hacer uso del teléfono. En las ciudades grandes, la de México, por ejemplo, las colas que se hacían para esperar un teléfono eran grades... y desesperantes.
En esta escena, también de la década de los setenta, vemos otra escena normal, es en alguna calle del centro de la ciudad de México, eran normales los boleros y eran normales los puestos de periódicos y revistas. Y si ves con atención la imagen verás que el bolero, harto de lo que sucedía todos los días a todas hora, puso el letrero "no cambio veintes", eso debido a que era necesario tener un veinte... o varios, para que el teléfono público funcionara. Era normal pedir veintes a los amigos, o cambiar monedas grades por veintes. De ahí también el término "ya me cayó el veinte", que quiere decir que ya entendí algo, en referencia a que, cuando el veinte caía en la alcancía del teléfono público, éste funcionaba.
Estos eran los codiciados veintes, codiciados por los telefonómanos. Eran de cobre, ahora codiciados por los recicladores, y en ese tiempo, el tipo de cambio era de 12.5 pesos por un dólar, es decir, un veinte era 0.016 dólares.
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