Un fenómeno que pocas veces acontece en regiones de corta latitud, como es México, puso en la mayor consternación á toda la ciudad la noche del día 14 del pasado Noviembre. Conmovida la gente al ver iluminada una gran parte de nuestro hemisferio por el lado del Norte. No hacía sino dar voces por las calles, esperando por instantes morir abrasada entre las llamas que le figuraba su temor. Esta luz (que no es otra cosa que un a aurora boreal, observada frecuentemente en muchos lugares septentrionales de la Europa) comenzó á aparecer, según se ha podido averiguar, á las siete y media, tomando su principio por el rumbo de N. E. detrás de los cerros de la Villa de Ntra. Sra. de Guadalupe, por unos rayos blanquizcos en forma de escoba, que se fueron extendiendo poco á poco, y cargando hacia el Norte y Nordeste, hasta las ocho y media, en que parece haber sido su mayor incremento. A esta hora se veía en el horizonte la luz, que formaba la base de un color entre rojo y amarillo, de cuyos extremos se percibía una porción de circunferencia más iluminada que el resto del segmento de círculo que representaba de color rosado oscuro por un humo denso con que parecía estar mezclada la luz. Quedaron enteramente cubiertas con este humo colorado, á más de las estrellas del cuello del Canello, y de las piernas de Cepheo, la Polar, y demás de la Osa menor, hasta las ocho y 50 minutos en que empozó á descubrirse la Polar, quedando aún las domas ocultas. A los 58 minutos apareció Reta, é inmediatamente Gamma; desvaneciéndose del todo el fenómeno 13 minutos después de las nueve, en que se descubrió Zeta con toda su claridad.
Las circunstancias de haberse visto esta luz en figura circular: la altura en que se manifestó, superior á las más elevadas nubes; al haber comenzado después de dos horas de puesto el sol, en un tiempo sereno, y limpio el cielo; y la inclinación que tuvo hacia el Occidente, no dan lugar á dudar haber sido esta una aurora boreal semejante á otras muchas que se han observado en Europa. La misma luz se vio en la Villa de Ntra. Sra. de Guadalupe, un a legua al Norte de esta ciudad, y en San Juan Teotihuacán, distante de ella siete leguas al mismo rumbo; pero tan corta y debilitada, que no mereció la atención de sus vecinos; antes bien se sorprendieron los de Ntra. Sra. de Guadalupe, al ver entrar en aquella villa en tropas la gente que iba huyendo de México.
Fuente:
Museo Mexicano, Tomo IV. Imprenta de Ignacio Cumplido, México, 1844. p. 132
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