El Caballito, ciudad de México, 1900. La estatua ecuestre de Carlos IV lucía imponente en la glorieta que, gracias al Trueno, nombre del caballo que sirvió de modelo para el maestro Tolsá, propiedad del marqués del Jaral de Berrio; servía como punto de referencia. Al fondo la mansión de afrancesado estilo de la encumbrada familia De la Torre Mier. Lugar donde, por cierto, Emiliano Zapata sirviera como caballerango. Lugar del que él dijera, los caballos viven mejor que los humanos.
El Caballito, ciudad de México, 2011. El caballito cabalgó una vez más, fue trasladado, desde hace tiempo, al lugar en donde ahora lo podemos admirar, en la plaza del Museo Nacional de Arte. En su lugar vemos ahora la escultura llamada El Caballito, obra de Enrique Carbajal, mejor conocido como Sebastián...
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