miércoles, 14 de noviembre de 2018

De Arte Funerario y sus simbologías: El más allá.

  Un tema que ha creado algunos de los más ricos de todos los sistemas de símbolos. Los libros egipcio y tibetano de los muertos exponen reglas precisas durante y después de la muerte, y los textos escatológicos chinos, japoneses, mesoamericanos, budistas, musulmanes, hindúes y cristianos proporcionan guía de la manera similar pero en una forma menos elaborada. En las tradiciones primitivas, por lo general el más allá carece de juicio, es una versión más feliz del mundo como lo conocemos. En versiones del más allá con diferencias respecto a la ética, el simbolismo de gloria o miseria es notablemente consistente: el paraíso se encuentra sobre la bóveda el cielo (en la arquitectura se simboliza mediante el domo y la estupa), destellando con luz y armonizado con música; el infierno se encuentra abajo: oscuro, desolado, humeante, pútrido y doloroso. La retribución es un tema común, que se simboliza por pesar las almas

  La balanza fue utilizada por San Miguel para pesar el bien cristiano y los hechos malignos y también en la sala egipcia del juicio en donde los corazones, que simbolizan la conciencia, se pesaban en relación con la pluma de la verdad de la diosa Ma’at. El juicio para los budistas tibetanos se realizaba con guijarros blancos y negros; para los budistas japoneses como referencia a cabezas cortadas rojas y blancas. Otras pruebas implicaban viajes peligrosos: quizá un puente para cruzar, angosto y resbaloso para los pecadores, ancho para los virtuosos. A menudo, se llegaba al más allá cruzando un río, como el Estigia de los griegos con su siniestro barquero Caronte, o podía ser un viaje por mar, como en las tradiciones de aborígenes australianos y de Oceanía

  A veces, era un lugar exclusivo (el Valhalla escandinavo para los guerreros muertos), a veces abierto a quienes han espiado sus pecados en el más allá (como en el Purgatorio católico, una etapa dolorosa pero no necesariamente final para pecadores menores). Tampoco los infiernos eran siempre finales, aunque la cristiandad medieval gustaba del concepto del fuego del infierno eterno. Lo común es que el tipo de paraíso escrito por artistas representara una etapa transitoria hacia algo inefable, simbolizado por luz pura. El cielo estaba construido como una serie de capas o esferas (de ahí el Séptimo Cielo islámico en el que Mahoma llegó al trono de Trono de Alá).

Negro.- El negro tiene un simbolismo casi inevitable como el color de las fuerzas negativas y los sucesos desgraciados. Representa la oscuridad de la muerte, la ignorancia, la desesperación el pesar y el mal (cuyo Príncipe de la oscuridad es Satanás), los niveles inferiores o etapas (el inframundo, la disolución primaria en la alquimia) y un augurio ominoso. Los mirlos son el símbolo cristiano de la tentación. En la superstición (en el idioma moderno) el negro es sinónimo de desastre: gatos negros, días negros, puntos negros, marcas negras (de descrédito) y bola negra (para votar contra alguien). Como el color del luto, dramatiza la perdida y ausencia. Como color de los clérigos cristianos y musulmanes, indica renunciación de las vanidades de la vida. El negro también es un color vengativo ene el islam, una tradición imitada por los terroristas de Septiembre Negro en los Juegos Olímpicos de Munich.

  Sin embargo en Egipto y algunas otras tradiciones más antiguas, aparece un simbolismo más positivo. La negrura de la Tierra y de las nubes de lluvia representaba la oscuridad maternal de la germinación. (En este contexto, los iconos de la Virgen Negra no son tan sorprendentes). El negro es el color de Anubis, que conducía a las almas de los egipcios a la otra vida, y de Min, dios de las cosechas. La cazadora griega Artemisa (Diana en la mitología romana) de Éfeso, a veces se representaba con las manos y la cara negra. Las diosas hindúes Kali y Durga pueden aparecer como diosas negras, lo que sugiere la dualidad de luz y oscuridad necesaria para la continuidad de la vida, como lo expresa el símbolo chino de yin (yang) en negro y blanco.

  Reloj de arena.- Mortalidad y el paso inexorable del tiempo. El reloj de arena a menudo aparece en las imágenes devocionales para ilustrar la brevedad de la vida humana y es un atributo del Padre Tiempo y a veces de la Muerte. También puede asumir el simbolismo de dos triángulos, uno invertido simbolizando lo ciclos de la creación y la destrucción (la forma del tambor de Siva en el arte hindú).

Sal.- Símbolo clave de la hospitalidad y la amistad en el antiguo medio oriente, donde la sal era un producto importante y valiosa. Como se utilizaba para cristianos elegidos eran “sal de la tierra” según el sermón de la montaña de Cristo. Los griegos y los romanos afirmaban que la sal tenía poderes protectores. De ahí la superstición de que era de mala suerte derramarla y que se debía lanzar una pizca por el hombro izquierdo para evitarla. (Judas Iscariote ha derramado ominosamente la sal en la pintura de Leonardo da Vinci, la última cena, aprox. 1495) la sal también se asocia con la mordedura de los sarcasmos y la sabiduría. En términos funerarios la sal va asociada a la conservación de algo (la salmuera), en este caso a un recuerdo, el recuerdo del difunto. Aprovecho para comentar que esta foto me la hice hace 10 años, en 2008, cuando viví en Loreto, BCS. es la Isla El Carmen, todo lo que se ve es sal. Esa foto fue previa al inicio de la publicación de El Bable. Recuerda, dentro de poco cumpliremos 10 años.

  Velo.- Separación, reticencia, protección, modestia, retiro, secreto, santidad. Para las monjas, llegó a simbolizar su separación del mundo, aunque la costumbre pudo originarse en el velo protector de las vírgenes consagradas. El velo del templo que separa el Sanctasanctórum judío marcaba una división entre los planos material y espiritual, la tierra y el cielo. El informe del discípulo Mateo de lo que el velo se “desgarró en dos desde arriba hasta abajo” en el momento de la muerte de Cristo simbolizaba el punto de vista cristiano de que este suceso marcó una ruptura decisiva de la Ley Hebrea y un nuevo principio. En el misticismo, el velo a menudo se empleaba como metáfora del mundo ilusorio de la existencia, el maya de la tradición budista. Por otro lado, un velo oculta la realidad última, la cegadora luz de la divinidad. En la tradición islámica, 70 000 velos de luz y oscuridad ocultan la cara de Dios. El velo nupcial y el de la viuda simbolizan estados de transición. La muerte como una muerte transición se describe como “más allá del velo”. La Castidad usaba velo en el arte medieval.


Fuente:

Tresidder, Jack. Diccionario de los símbolos. Grupo Editorial Tomo. México, 2003.


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