domingo, 4 de noviembre de 2018

Leonardo da Vinci, una alternativa a los manteles sucios: Leonardo cocinero.

   Esta vez nos alejamos un poco del tema mexicano para abordar algo que, además de interesante, se antoja delicioso, es un dato histórico no muy conocido del que, creo, pocos nos ponemos a pensar cuál habrá sido su origen. Se trata de un objeto tan cotidiano que casi pasa desapercibido; es sumamente útil y jamás pensaríamos que un genio de la magnitud de Leonardo da Vinci fue su creador, y no sólo de esto que hoy vemos, sino de más objetos de la mesa que forman parte de su muy abultada contribución a las mesas de todos y cada uno de nosotros.

   Escribe Leonardo en lo que se conoce como Códice Romanoff: "Al inspeccionar los manteles de mi señor Ludovico, luego que los comensales han abandonado la sala de banquete, hállome contemplando una escena de tan completo desorden y depravación, más parecida a los despojos de un campo de batalla que a ninguna otra cosa, que ahora considero prioritario, antes que pintar cualquier caballo o retablo, la de dar con una alternativa.

  Ya he dado con una. He ideado que a cada comensal se le dé su propio paño que, después de ensuciado por sus manos y su cuchillo, podrá plegar para de esta manera no profanar la apariencia de la mesa con su suciedad. ¿Pero cómo habré de llamar a estos paños? ¿Y cómo habré de presentarlos?"

  Refiere el autor del libro: "“Leonardo no vuelve a mencionar expresamente su propuesta de una servilleta (sin embargo, véase sus diseños de diferentes modelos de servilleta en la ilustración), pero Pietro Alemanni, el embajador florentino en Milán se refiere a ella en uno de sus informes, con fecha de julio de 1491, a la Signoría de Florencia (Annali di Firenze, vol. 14, pag. 314-315). “Como Sus Señorías me han solicitado que les ofrezca más detalles de la carrera del maestro Leonardo en la corte del señor Ludovico, así lo hago. Últimamente ha descuidado sus esculturas y geometría y se ha dedicado a los problemas del mantel del señor Ludovico, cuya suciedad –según me ha confiado- le aflige grandemente. Y en la víspera de hoy presentó en la mesa su solución a ello, que consistía en un paño individual dispuesto sobre la mesa frente a cada invitado destinado a ser manchado, en sustitución del mantel. Pero con gran inquietud del maestro Leonardo, nadie sabía cómo utilizarlo o qué hacer con él. Algunos se dispusieron a sentarse sobre él. Otros se sirvieron de él para sonarse las narices. Otros se lo arrojaban como por juego. Otros, aun envolvían en él las viandas que ocultaban en sus bolsillos y faldriqueras. Y cuando hubo acabado la comida, y el mantel principal quedó ensuciado como en ocasiones anteriores, el maestro Leonardo me confió su desesperanza de que su invención lograra establecerse.

  Y además, en esta misma semana, el maestro Leonardo ha sufrido otro contratiempo en la mesa. Había ideado para un banquete un plato de ensalada, con la intención de que el gran cuenco fuera pasado de una persona a otra, y que cada uno tomara una pequeña cantidad de éste. En el centro había huevos de codorniz con huevas de esturión y cebolletas de Mantua, cuyo conjunto estaba dispuesto sobre hojas de lechuga de aspecto suculento provenientes de Bolonia y también rodeado por ella. Pero cuando el sirviente lo presentó ante el invitado de honor del señor Ludovico, el cardenal Albufiero de Ferrara, éste agarró todo el centro con los dedos de ambas manos y con la mayor diligencia se comió todos los huevos, todas las huevas, todas las cebolletas; luego tomó las hojas de lechuga para enjugar su cara de salpicadura, y volviolas a colocar, así deslustradas en el cuenco; el cual, al no ocurrírsele otra cosa al sirviente, se ofreció luego a mi señora d’Este. El maestro Leonardo permanecía junto a él grandemente agitado por lo ocurrido y se me ocurre que su cuenco de ensalada no se presentará en la mesa en muchas más ocasiones”.


Fuente:

Routh, Shelagh y Jonathan. Leonardo da Vinci. Notas de cocina de Leonardo da Vinci. Temas de hoy. Buenos Aires, 2002, pp. 99-103

No hay comentarios:

Publicar un comentario