martes, 27 de agosto de 2019

Una descripción de la Ciudad de México de 1560, la de Alonso de Zorita, primera parte.

   De las primeras descripciones que se hicieron de la Ciudad de México, está la de Alonso de Zorita, Oidor que fue de la Real Audiencia de la Nueva España, fue escrita, quizá, en 1560. Alonso de Zorita, nació en Córdoba, en 1512, murió en Granada en 1585. Jurista, historiador, oidor de Santo Domingo, del Nuevo Reino de Granada, de Los Confines (Guatemala) y de México. Sus escritos comenzaron a publicarse en el siglo XIX y han sido objeto de diversos estudios dada su importancia para el conocimiento de la sociedad, del derecho y de la historiografía de América, particularmente de Nueva España. Entre 1537 y 1540, estudió en la Universidad de Salamanca. De 1540 a 1547 fue abogado de pobres en Granada, donde contrajo matrimonio con Catarina de Cárdenas, de quien no tuvo hijos. Para seguir leyendo sobre su vida, entra aquí.

   La muy grande y muy insigne ciudad de México está bien trazada y muy bien edificada de muy largas y anchas y muy derechas calles, y lo más de ello empedrado, y convino que fuesen anchas y derechas, porque la defensa y fortaleza de la ciudad está en la gente de a caballo; hanse hecho y cada día se hacen muchos edificios de muy buenas, grandes y fuertes casas, y muchas iglesias y monasterios y hospitales; se han hecho algunas iglesias parroquiales; la iglesia mayor está bien servida y proveída de ornamentos e instrumentos de música y cantores, hay tres curas que sirven por semanas en bautizar y en administrar los sacramentos y para los entierros se juntan todos tres y los sacristanes y la demás clerecía, y todos los sacerdotes entienden en las confesiones; hay sacristán del altar mayor, y lo es un clérigo, y es buen cargo y preeminente porque tiene en su poder toda la plata; la cruz es muy grande y pesada y toda ella dorada, y por esto no tiene manga; hay una custodia que decían costó más de veinte mil ducados, y su mesa y pilaretes y chapitel de plata, ricamente labrado, y un palio encima, y sus varas de plata para lo llevar en las procesiones, y lo demás va en sus carretones o ruedas, porque es grande su peso.

   La iglesia vieja está entre dos plazas, y acabada la que ahora se hace ha de ser claustros y cementerio y edificios pertenecientes a la iglesia, y en ello ha de entrar el primer cimiento que se había hecho para la iglesia nueva; la que se labra es muy mayor que la vieja y de muy costoso edificio; el cimiento que primero se había abierto para ello costó ochenta mil pesos y se dejó por no poderse proseguir por aquella orden, a causa del agua, que no se podía agotar aunque a la continua andaban trabajando en ello con sus bombas, y se mudó a otra parte y se hace de estacada el cimiento, por una orden sutil y de buen ingenio con que se hincan las estacas y todas quedan parejas a raíz del agua, y de allí adelante sobre la haz de la tierra se ha de hacer un plantapié de argamasa que tome todo el edificio de la iglesia, porque con el peso se sumen los edificios de la laguna y quede que se poder sumir, y también porque no lleguen los cuerpos de los difuntos en las sepulturas al agua; ha de ser por la traza de la de Sevilla y muy insigne edificio y templo.

   Hay en ella su Arzobispo y dignidades, canónigos, racioneros y capellanes; algunos son personas doctas y todas muy honradas y de calidad; cerca de la iglesia está la casa arzobispal; tiene algunos obispos sufragáneos.

   A la parte de Oriente, frontero de la iglesia, junto a las casas arzobispales, la calle en medio, está la casa real, de muy suntuoso edificio, y dio Su Majestad por ella al Marqués del Valle cincuenta mil ducados, y después se ha labrado en su circuito la cárcel de Corte, y casa de fundición y casa de moneda, y casa de armas; tiene tres puertas a la plaza principal; por la primera se sirve el Visorrey y Audiencia; por la segunda la cárcel, y por la tercera los oficiales de la real hacienda; tiene otra puerta por donde se sirve la casa de la moneda; tiene cuatro patios grandes: en el primero, que es del Audiencia real, hay tres salas grandes las dos donde hacen audiencia los Oidores en lo civil, y en la otra los alcaldes del Crimen; tienen en este patio aposento los secretarios de lo civil, en que tienen sus oficios y el sello y el repartidor, y salen a este patio dos piezas de la cárcel con sus rejas, por donde negocian los presos, y por la sala del Crimen hay puerta a la cárcel, por donde salen los presos a se visitar y al ver de sus procesos.

   En el segundo patio vive el Visorrey, y tiene tres salas de armas, en que hay muchas ofensivas y defensivas, de picas, rodelas, ballestas y arcabuces, y mucha y muy buena artillería en sus carretones y todo género de munición y mucha pólvora y muy buena, y ha y persona con salario que tiene cargo de artillería y de todo lo demás y de lo requerir y hacer limpiar cuando conviene.

   En este patio tienen los secretarios de gobernación sus oficios y los secretarios del Crimen, y está la capilla donde se dice misa al Visorrey y Oidores cada día, y tienen su capellán para ello; a las espaldas de este cuarto salen un corredor muy grande, de veinte arcos sobre una grande y hermosa huerta donde suele salir el Visorrey a dar audiencia a los negociantes.

   El tercero y mayor patio es donde viven los oficiales de la real hacienda; hay sus salas por sí, donde quitan el oro y plata, y su audiencia donde oyen los oficiales en lo que toca a sus oficios; hay sala del Tesoro y de los oficios de cada oficial de la real hacienda.

   El otro patio es el de la casa de la moneda, donde vive el tesorero de ella; tiene sus piezas distintas y apartadas, donde se labra moneda, y sus hornazas donde se refina la plata, y su sala donde se recibe y paga.

   La traza de esta casa es cuadrada: por una parte tiene una acequia de agua de quince pies en ancho y un estado en hondo, y otro medio desde el agua a la tierra, de manera que desde la superficie al fondo hay estado y medio; se ha de hacer esta cava por toda la redonda y quedará muy fuerte la casa real; ha de tener sus puentes levadizos; está por sí todo este edificio sin que haya otro alguno que junte con él, y es muy buen edificio, fuerte y costoso.

   Demás de la plaza principal tiene otra a la parte de la acequia, donde se han de hacer las fiestas, y a la parte contraria, hacia la casa de la moneda, hay otros solares, donde se han de hacer otras casas para renta.

 El Visorrey es Gobernador y Capitán General de aquella tierra, y Presidente de la Audiencia Real, donde hay ocho Oidores para dos salas en lo civil, y tres Alcaldes de Corte para lo Criminal, para otra sala; ha y sus fiscales, relatores, canciller y registro, porteros, intérpretes y dos abogados y dos procuradores de pobres, y todos con buenos salarios; hay abogados y procuradores y receptores y secretarios, y alguacil de Corte que pone tres tenientes y un alcalde para la cárcel, y cuando los nombra los presenta en la Audiencia para que los confirmen y reciban; y los oficiales de la Real Hacienda, tesorero, contador y factor, entran en el cabildo de la ciudad y tienen voz y voto y el primer asiento por su antigüedad entre ellos.

   Hay un corregidor en la ciudad, con muy buen salario, aunque la ciudad pretende que no lo haya, porque hay dos alcaldes ordinarios y su cabildo de regidores, personas de mucha calidad, y tiene su cárcel por sí y su alcalde para ella, y alguacil mayor, y hay sus procuradores por sí, y cierto número de escribanos públicos y de provincia para los alcaldes de Corte en lo civil.

   La casa del cabildo de la ciudad tiene unos corredores sobre la plaza principal y en lo alto muy buena sala del Ayuntamiento, y en lo bajo hace audiencia el corregidor y alcaldes ordinarios, y está allí la cárcel pública, y tiendas, de que tiene muy buena renta la ciudad, y la carnicería y la platería está en una casa donde solía estar primero la fundición, y también es renta de la ciudad; a la parte del Occidente de estas casas reales están otras muy principales del Marqués del Valle, que éstas y las otras solían ser de Moctezuma, como él lo escribe en sus epístolas que escribió al Emperador. Está en medio la Iglesia mayor, y las dos plazas, y en su traza alrededor hay otras muchas casas y tiendas que rentan siete y ocho mil ducados, y cada día valen más, y esta renta dicen que dejó don Hernando Cortés a un hospital y colegio que mandó hacer fin las casas principales vivía el virrey y en ellas se hacía audiencia y estaban los oficios de los secretarios, y en otras accesorias vivían los Oidores y el fiscal, y estaba la cárcel de Corte; todo lo tiene ahora el Marqués y de ello mucha renta, y cada día vale y renta más, y va labrando en los solares que allí tiene en el mismo circuito otras casas y tiendas, de que tendrá mucha renta, porque están en lo mejor de la ciudad y en el trato de ella.

Fuente:

Relación de la Nueva España, 2 tomos, Cien de México, Concaculta, México, 2012.

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