“California durante siglo y medo fue considerada isla y no lo que realmente era: península. Esto débese también a la leyenda. Sus descubridores, que no habían leído aún a Montalvo, no sembraron la duda. Para ellos, California era una larga faja de tierra que se desprendía del continente para abrazar un seno del Pacífico. Pero los posteriores exploradores y viajeros de los siglos XVI y XVII trataron a toda costa de arrancarla de las “tierras de La Florida” y hacerla isla. Para ellos el golfo era un amplio canal del Pacífico por el cual quizá se llegaba al soñado paso del noroeste.”
Fernando Jordán, 1950.
Fotografía de Joel Prieto, Isla del Ángel de la Guarda en BC.Fernando Jordán fue antropólogo de profesión convirtiéndose en escritor, periodista, reportero, arqueólogo e historiador, por vocación. Nace en la ciudad de México el 26 de Abril de 1920. Tiene como maestro, entre otros, al más importante antropólogo del siglo XX especializado en la civilización mesoamericana, Paul Kirchhoff.
Crece en el seno de una familia que gusta del conocimiento, aprende francés de forma autodidacta y accede a más información. Con pasión comienza a redactar sus notas que van siendo publicadas en el periódico La Prensa y la revista Mañana para luego pasar a Impacto. Dado su interés antropológico hace viajes profundos a Chiapas, mismos que se transforman en reportajes que van acaparando la atención del lector por la claridad y conocimiento que trata en cada uno, viaja a Chihuahua y luego decide hacer ese intenso recorrido por la península de Baja California. Es entre noviembre de 1949 y mayo de 1950 en veintiún capítulos bajo el título de Tierra Incógnita, que Jordán va relatando con palabras sencillas, con notas llenas de conocimiento y pasión; y, sobre todo con encanto que pocos narradores tienen; va dando pie a lo que mas adelante se volvió un libro que agrupa los reportajes bajo el título de El Otro México, Biografía de la Baja California.
Fotografía de Pahoran Gurrola. Oasis en San Ignacio, BCS.Al respecto, el propio Jordán anota: “…he manejado la historia como novela y la geografía como aventura, por eso se ha resultado una biografía…”
La obra de Jordán no termina allí, su interés por conocer mas profundamente le lleva a recorrer la sierra alta de Chihuahua y escribir la primera historia completa del estado, Crónica de un México bárbaro, publicada en 1955; Cuatro décadas más tarde aparecen dos libros más: Mar Roxo de Cortés en 1995 y Tierra Incógnita en 1996.
El otro México fue el primer libro que, afortunadamente, cayó en mis manos con el tema californiano, no siempre es fácil emocionarse ante una obra escrita sin pretensiones, pero Jordán tiene la facultad de describir a la perfección los lugares y de generar un enamoramiento fácil, directo, entre el lector y el lugar. Desconocía mucho de su vida, sabía de sus libros pero no sabía del desenlace, redactar El Bable me obligó ahondar en la vida de Jordán, pensé esta nota como la primera, “cabecearla” como dicen los periodistas de antes, ponerla como la principal, la inicial, pues gracias a él mi enamoramiento con esta tierra de contrastes se dio con facilidad. El me abrió los ojos y me hizo dirigirlos con la atención debida a cada ángulo de esta tierra tan llena de bondades, compartió conmigo, luego de cincuenta años de haberlo escrito, ese “clic” con la Baja California.
Fotografía tomada de "El Pato Rojo". El Juncalito, cerca de Loreto, BCS.
Jordán termina el otro apasionado libro, básico a todo aquel que le guste la historia de México, El México bárbaro y luego de definir a San José de Comondú como el verdadero paraíso terrenal, como el Shangri-la, le sucede, como a todos los que venimos de otras partes de México, el enamoramiento y decide quedarse a vivir aquí, a dejar las comodidades del Distrito Federal, abandonar, en su mejor momento el periodismo y enfocarse a lo que considera lo suyo, la tierra, el campo, dejar la máquina de escribir por el arado. Se asienta en su rancho de San Juan de la Costa, al norte de La Paz y es precisamente en esa zona de enamoramiento donde se quita la vida disparándose al corazón con un revolver Smith & Wessong magnum 44.
Muere muy joven a los 36 años de edad dejándonos una herencia por demás rica a través de un apasionado relato que se ha vuelto ya un clásico de la literatura moderna mexicana. Un libro que es indispensable leer para todo aquel que quiere saber más sobre lo que él, atinadamente denominó El Otro México, el que tenemos frente a nuestros ojos y no nos atrevemos a ver.
Extraigo una pequeña nota del capítulo XXXV denominado “Donde la tierra termina”
"Hasta hace algunos años, el puño de la Baja California padecía hambre. Se le conocía por la tierra de los perros hambrientos, porque cuando los forasteros llegaban a las rancherías, los perros no podían, por su debilidad, ponerse en cuatro patas a ladrar. El hambre colectiva se debió, sin lugar a dudas, más que a otra causa a la falta de iniciativa de los habitantes de esta región, porque aquí, como antes lo hice notar, se encuentran las mejores condiciones para hacer productiva la tierra. De la sierra de San Lázaro se deslizan algunos arroyos de los cuales bastante agua se vierte inútilmente al mar; donde no hay arroyos, el manto freático se encuentra a pocos metros bajo la superficie, y entre los contrafuertes de la sierra, o sobre la llanura costera se abren innumerables valles donde no falta tierra vegetal. Pero nunca se había pensado en aprovechar extensivamente esta riqueza potencial, y los hombres se conformaban con la explotación de la hierba perfumada llamada Damiana, que tiene buen mercado en Europa, donde se utiliza para la confección de cremas como el benedictino y que crece en estado silvestre con abundancia tal que embalsama el ambiente y justifica con su aroma el nombre que también lleva el finis terreae: el de La Tierra Perfumada."
Para leer todo el libro da clic aquí:
"Hasta hace algunos años, el puño de la Baja California padecía hambre. Se le conocía por la tierra de los perros hambrientos, porque cuando los forasteros llegaban a las rancherías, los perros no podían, por su debilidad, ponerse en cuatro patas a ladrar. El hambre colectiva se debió, sin lugar a dudas, más que a otra causa a la falta de iniciativa de los habitantes de esta región, porque aquí, como antes lo hice notar, se encuentran las mejores condiciones para hacer productiva la tierra. De la sierra de San Lázaro se deslizan algunos arroyos de los cuales bastante agua se vierte inútilmente al mar; donde no hay arroyos, el manto freático se encuentra a pocos metros bajo la superficie, y entre los contrafuertes de la sierra, o sobre la llanura costera se abren innumerables valles donde no falta tierra vegetal. Pero nunca se había pensado en aprovechar extensivamente esta riqueza potencial, y los hombres se conformaban con la explotación de la hierba perfumada llamada Damiana, que tiene buen mercado en Europa, donde se utiliza para la confección de cremas como el benedictino y que crece en estado silvestre con abundancia tal que embalsama el ambiente y justifica con su aroma el nombre que también lleva el finis terreae: el de La Tierra Perfumada."
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