domingo, 29 de mayo de 2011

Guillén Lombardo, cuando la Inquisición no deja, ni el recuerdo

Seguimos sorprendiéndonos con las historias que la Historia oficial no nos presentó hace tiempo para fascinarnos aun más con todo lo que el pasado de México encierra. Siempre he pensado que la historia de México es tan rica que, de pronto se antoja como si fuera un cuento o una novela, parecen increíbles los hechos que se fueron dando y que fueron tejiendo esa enorme capa con la que todos nos deberíamos cobijar, que es el pasado común.

"Tanto españoles como varios extranjeros que llegaron a la Nueva España a finales del siglo XVI y en el XVII, flamencos, franceses, e ingleses, sospechosos de ser calvinistas, Hugonotes y luteranos, fueron condenados a ser penitenciados, reconcilidados y aun quemados. Uno de los más notables fue Guillén de Lampart o Guillén de Lombardo, irlandés, quien entre muchas cosas
de que se le acusó fue el de querer levantar el reino, coronarse emperador y liberar a los indios, negros, mestizos y mulatos que lo ayudasen del yugo que sufrían bajo los españoles.


"Sostenía que los reyes de España eran injustos detentadores de las provincias de América, pues el papa no tenía potestad ninguna para otorgárselas. Proyectaba Lampart, hombre culto, inquieto y mitómano impenitente, prender al virrey, proclamar la independencia del reino, hacerse reconocer por varios países, liberar a los esclavos, fomentar el comercio con Perú, premiar a los descendientes de conquistadores y primeros pobladores, permitir a los indios su ingreso a las Órdenes religiosas, obtener el derecho de patronato y presentación y destituir al visitador que era en ese momento el obispo Palafox.

"Detenido en las cárceles de la Inquisición, en donde escribió su Pasalterio Regio, que estudió muy bien el humanista Gabriel Méndez Plancarte, fue quemado vivo el 21 de noviembre de 1659 junto con otros acusados". (1)

El personaje en cuestión, efectivamente de origen irlandés, su verdadero nombre era William Lamport, nació en 1615, a los 25 años llega a la Nueva España, era 1640, llega, como lo hemos visto, junto con el recién nombrado visitador y obispo Juan de Palafox y Mendoza, en esos 45 días que duraba la travesía de San Lucas de Barrameda (Sevilla) a Veracruz, tuvieron tiempo suficiente para conocerse, también venía en el mismo galeón Diego López de Pacheco Cabrera y Bobadilla, Duque de Escalona y Marqués de Villena, quien en agosto de ese ano sería nombrado el decimo séptimo virrey de la Nueva España.

Leímos apenas el calificativo de mitómano, motivo, entre otros, que lo llevó al tribunal de la Santa Inquisición, pues se dice que falsificó documentos en donde se hizo aparecer como hijo del entonces rey de España, Felipe IV, y que venía con el encargo de reinar en México. Sus conocimientos en astronomía, ciencia no bien vista por la Inquisición [en realidad la Inquisición no veía nada bien]. William Lamport había ya castellanizado su nombre, se hacía llamar Guillén Lombardo de Guzmán. Fue detenido y encarcelado, su pena fue de diez anos de prisión, al octavo anio logra escapar, lo hace junto con el que fuera por poco tiempo su compañeroa de prisión, Diego Pinto Bravo, quién estaba condenado por decirse ser un santo. Es aprehendido nuevamente y condenado a la pena mayor...

"En la ciudad de México, miércoles diez y nueve días del mes de noviembre de mil seiscientos cincuenta y nueve años, estando en la Plaza Mayor de esta ciudad en los tablados altos de madera arrimado a las casas del Cabildo y Audiencia Ordinaria, habiéndose celebrado Auto Público de Fe por los Señores Inquisidores Apostólicos de la Nueva España, fue leída una causa y sentencia contra don Guillén Lombardo de Guzmán, que está presente, por el cual se manda, relajara a la justicia y brazo secular, por hereje pertinaz y vista por el señor Juan de Altamirano, Conde de Santiago, Corregidor de ésta Ciudad, la dicha causa y sentencia, remisión que le fue hecha y la culpa de él resulta contra el dicho don Guillén Lombardo que se he entregó en persona pronunció contra él estando sentenciado en su tribunal a donde para este efecto fue llevada la sentencia del tenor siguiente.

Falló atento a la culpa que resulta contra el dicho don Guillén Lombardo que debo de condenar y condeno a que sea llevado por las calles públicas en esta ciudad, caballero en una bestia de albarda y con voz de pregonero que manifestase su delito en la Plaza de San Hipólito y en la parte y lugar que para esto está señalados, se queme en vivas llamas de fuego hasta que se convierta en ceniza y de él no quede memoria y por esta sentencia definitiva así pronuncio y mando en estos escritos, y por ellos, comparecer de asesor y que se ejecute luego lo firmó el Conde de Santiago". (2)

Y allí quedó, convertido, como se dijo en la sentencia, en cenizas y, más aun, "y de él no quede memoria", efectivamente, así sucedió, pues no fue hasta que Vicente Riva Palacio, estudioso del periodo Colonial de México, descubre los legajos en donde aparecía el caso de Guillén de Lombardo ante la Inquisición y da a conocer el personaje a través de una novela llamada Memorias de un impostor, don Guillén Lombardo, rey de México, publicada en 1872. A Riva Palacio lo conocemos bien por se él quien coordinó la monumental obra México a través de los siglos, incluso, el tomo segundo, dedicado a la Colonia, fue escrito por él. Es precisamente en ese tomo donde incluye nuevamente la figura de Lombardo, dándose más a conocer entre los aficionados a la Historia.

Es de tal impacto lo que él escribe que, cuando Porfirio Díaz ordenó el diseño de la Columna de la Independencia, se incluyó dentro del cuerpo escultórico la imagen de William Lamport, que es la que vemos en la siguiente fotografía, ubicada en el vestíbulo que antecede al recinto en donde están depositadas las urnas con los restos de los héroes de la Independencia pues se considera que Guillén Lombardo de Guzmán es el precursor de las ideas libertarias de México y, como gran casualidad, Lombardo ha pasado a ser más conocido como El Zorro, apodo que, insisto en las casualidades, llevara el Padre de la Patria en sus anos mozos y hay por allí muchos que aseguran que la historia que ha cautivado a muchos desde hace tiempo, la de El Zorro, tiene relación con la vida de William Lamport, mejor conocido como Guillén Lombardo de Guzmán.

Nota, las fotografías las tomé de la red, no he tenido aun la oportunidad de conocer el interior de la Columna de la Independencia. (No tomé la precaución de anotar la autoría de las fotos pero no estaban apuntadas en los sitios que consulté).

Fuentes:



1.- Ramos Pérez, Demetrio. Historia General de España y América. Volumen 9. Ediciones Rialp. Madrid.

2.- Fernández Giménez, María del Camino. La sentencia Inquisitorial. Editorial Complutense. Madrid, 2000.

1 comentario:

  1. Me enteré de la existencia de este personaje fascinante gracias a una revista española, pues en México no se le conoce. Sería bueno que se le diera más reconocimiento a su contribución a nuestra historia.

    ResponderEliminar